Boletín UNAM-DGCS-432
Ciudad Universitaria.
06:00 hrs. 20 de julio de 2010

María Edith López Villafranco


HERBARIO DE LA FES IZTACALA, ESPECIALISTA EN PLANTAS MEXIQUENSES

 

• Cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones de algas, hongos, plantas con semillas, comestibles y medicinales, dijo María Edith López Villafranco, titular del reservorio
• Completa el registro etnobotánico una recopilación de 100 escobas de varias regiones del país, hechas de fibras naturales como palma, mijo, coco y popotillo

Especializado en plantas mexiquenses, el Herbario de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, cuenta con 35 mil ejemplares clasificados y varias colecciones especializadas.

Comenzó a formarse en 1976, cuando se hicieron las primeras colectas, que se incrementaron sistemáticamente desde finales de los años 70.

Actualmente, “tenemos más de mil 300 ejemplares de algas, cerca de dos mil hongos, 30 mil fanerógamas (tienen raíz, tallo, hojas, semillas, y a veces, flores y frutos), además de mil 500 plantas medicinales y comestibles que forman una colección etnobotánica”, refirió María Edith López Villafranco, titular del reservorio.

Desde la década de 1980, el sitio está registrado en el Index Herbariorum a nivel internacional como Herbario IZTA, un acrónimo con el que se conoce en todo el mundo.

Las colecciones están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, que se usan en diversas colectividades del país, como las comestibles y medicinales.

“La más nueva es la etnobotánica, de referencia sobre los usos que se dan en las diversas comunidades vegetales y en determinados grupos humanos”, señaló la especialista.

Intercambios

Aunque está centrado en la flora del Estado de México –donde se ubica la FES Iztacala–, también tiene ejemplares de otras entidades del país, con las que tiene intercambios, donaciones y préstamos.

“Los herbarios son acervos de la diversidad biológica de plantas que hay en el país”, resumió López Villafranco, mientras mostraba ejemplares variados de algodón, tejocote, pera y un estropajo.

Entre los intercambios interesantes, destacan los que realizan con el Instituto de Biología de la propia UNAM, y con los herbarios de los institutos Politécnico Nacional (IPN) y Mexicano del Seguro Social (IMSS), este último dedicado exclusivamente a plantas medicinales.

“Cada ejemplar tiene una etiqueta de referencia con el lugar y fecha donde se colectó, en qué tipo de vegetación, el uso de la planta, quién dio la información y quién es el colector, ya sea el investigador o estudiante que fue a las comunidades y registró los datos”, detalló.

Medidas de conservación

Aunque los ejemplares no están vivos, están expuestos a la descomposición por ser materiales biológicos; para evitar la contaminación por insectos u hongos que se generan con la humedad, se deshidratan, se prensan y enfrían dentro de un refrigerador a menos 17 grados Celsius.

Tras este proceso, se montan en una cartulina donde se agrega una etiqueta con número de registro. La misma información también va a una base de datos, como en una biblioteca, explicó la experta.

“El herbario es como una biblioteca de plantas, donde cada ejemplar podría ser la página de un libro, pero en este registro hay datos que aún no han sido publicados”, añadió.

En estos espacios el material puede no olerse, pero la belleza de las flores y frutos son referencia para muchas investigaciones. “No sólo nos visitan los biólogos, también químicos, farmacéuticos, médicos, enfermeras, geógrafos, antropólogos y músicos”, apuntó.

Las colecciones

Una parte importante del herbario es la colección etnobotánica, un nexo entre las plantas y los humanos, donde es fundamental incluir el conocimiento empírico de las comunidades locales.

“Ayuda a saber qué especie existió en una zona y quizá ya no sobrevive. Su clasificación sirve para ubicar las poblaciones locales y evita nuevas colectas para estudios farmacéuticos”, añadió.

Otra original colección del Herbario IZTA es la que cuenta con un centenar de escobas hechas de fibras vegetales como mijo, coco, palma y popotillo, entre otras. Las hay para barrer hojas, pisos, empedrados, techos, chimeneas y anafres, refirió la universitaria.

Esta recopilación ha sido exhibida en el Museo de las Culturas Populares y en la propia FES Iztacala, concluyó.

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Fotos

Las colecciones del Herbario de Iztacala están ordenadas a nivel evolutivo, comenzando por las algas y concluyendo con plantas de importancia etnobotánica, explicó María Edith López Villafranco.

El Herbario IZTA cuenta con una original colección de 100 escobas hechas de fibras vegetales como mijo, coco, palma y popotillo, entre otras.