En el momento en el que las mujeres incursionan en ámbitos
típicamente masculinos, como el fútbol, suelen ser
criticadas y descalificadas, situación que muestra que en
pleno siglo XXI aún padecen discriminación y su actividad
resulta poco valorada.
“Aún se cree que deben permanecer en su casa”,
aseguró Olivia Tena Guerrero, coordinadora del Programa de
Investigación Feminista, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias
en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
En ocasiones, los padres de familia, amigos, entrenadores,
jugadores, incluso las propias mujeres, consideran que esta actividad
debe ser desempeñada sólo por varones. Por lo tanto,
las futbolistas suelen ser tachadas de “machorras” o
“lesbianas”, lo que genera tanta presión social
que deciden declinar, dijo.
Olivia Tena señaló que su deseo es jugar
fútbol, no obstante, algunas renuncian, otras simplemente
no se atreven a intentarlo, unas más lo hacen a escondidas
y, en otros casos, logran evadir los obstáculos.
La participación de las mujeres en este deporte
se manifiesta principalmente en tres modalidades: jugadora, entrenadora,
o asistente a los estadios.
En el primer caso, se arriesgan a ser criticadas y descalificadas,
en ocasiones, la familia impide que practiquen esta actividad porque
no conciben que la “niña” o “princesa”
se arriesgue a recibir golpes.
El fútbol de mujeres implica percibir una remuneración
menor, en comparación con los varones, poco reconocimiento
y, además, los medios no suelen transmitir los partidos.
En el caso de las entrenadoras, es más raro que desempeñen
esta función, pero también sufren críticas
severas.
Hace tiempo era prácticamente inadmisible que ellas
asistieran a los partidos, incluso sus parejas se negaban, por considerar
que llevarlas implicaba una responsabilidad pues, argumentaban,
podían suscitar actos de violencia.
“En ocasiones la mujer no tiene más remedio
que acatar o ajustarse a las reglas implantadas por los varones,
pero si conocen la historia y el significado de este deporte, es
más probable que puedan crearlo y desarrollarlo con su propia
identidad y valores”, indicó la especialista.
El fútbol fue creado por y para hombres, y se puede
considerar un ritual masculino. Se afirma que sus orígenes
provienen de la Edad Media cuando, simbólicamente, representaba
una guerra entre contrincantes y era sumamente violento.
Con el tiempo, se fue reglamentando y, de cierta forma,
esta actividad funcionó para legitimar la masculinidad a
través del éxito, la competencia y el protagonismo.
A partir de la década de los 70 la sociedad mexicana
se hizo más flexible en cuanto a las labores que se consideran
femeninas o masculinas, y aunque no se puede generar un cambio espontáneo,
sí se ha iniciado un proceso que ha permitido la diversificación
de las actividades.
Los hombres son quienes más suelen rechazar a las
futbolistas, pero cuando establecen una relación de compañerismo
las impulsan para continuar con su desempeño y, a su vez,
las apoyan frente a otros varones.
Tena Guerrero comentó que algunos medios de comunicación
han sacado provecho de la incursión de ellas en este deporte,
porque transmiten por televisión a jóvenes sensuales
que portan la camiseta de su equipo.
Además, a través de la publicidad proyectan
a las amas de casa atendiendo al marido para que vea el partido,
o mostrando enojo porque no les hace caso; asimismo, deportistas
reconocidas promocionan productos, pero explotando sus características
físicas.
Sin embargo, destacó, lo importante es que las mujeres
realicen la actividad deportiva que les agrade, porque de esta manera
obtendrán un desarrollo pleno en su vida, sin importar la
crítica social.
Una muestra de pasión
Desde los 14 años de edad empecé a jugar
fútbol, aunque a mi padre no le gustaba que asistiera a los
entrenamientos y partidos, porque decía que me iba a lastimar.
Sin embargo, hice todo lo posible por comprarme mi uniforme con
tal de satisfacer mi convicción, comentó Laura Muñoz,
quien actualmente labora en el CEIICH.
Finalmente, Alejandra Juárez, egresada de la Facultad
de Filosofía y Letras, mencionó que desde pequeña
se apasionó por este deporte, que se ha convertido en parte
de su vida; en comparación con otros casos, su familia y
amigos la han apoyado siempre, y ahora no puede concebir sus actividades
diarias sin la práctica del fútbol.