Un grupo internacional de arqueólogos descubrió,
dentro de una pirámide de Chiapas, un entierro múltiple
de dos mil 700 años de antigüedad, que constituye
el registro más añejo del uso de una pirámide
como recinto funerario.
La tumba tiene los restos de cuatro cuerpos, que corresponden
a un alto dignatario y su esposa, así como a dos acompañantes
de menor jerarquía, explicó la arqueóloga
Lynette Lowe, del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones
Filológicas (IIFl) de la UNAM, quien forma parte del grupo
de expertos que trabajan en la zona arqueológica Chiapa
de Corzo.
“El recinto está compuesto por dos cámaras,
una principal y un anexo, que contenían los restos de cuatro
personas. El entierro corresponde al año 700 antes de Cristo,
el cálculo lo hicimos con base en su ubicación,
pues estaba adentro de uno de los templos más antiguos
del sitio”, reveló Lowe.
Nuevos análisis con carbono 14 se aplicarán
a los huesos para fechar los vestigios con mayor precisión;
hasta ahora, se sabe que corresponden al periodo Preclásico
Medio.
El hallazgo es del Proyecto Arqueológico Chiapa
de Corzo, en el que participan especialistas de la Fundación
Arqueológica del Nuevo Mundo, que pertenece a la Universidad
Brigham Young de Utah, Estados Unidos; del Instituto Nacional
de Antropología e Historia (INAH), y del Centro de Estudios
Mayas del IIFl de la UNAM. Cuenta con financiamiento de la National
Geographic Society, del Programa Fulbright-García Robles
y donadores privados.
Zoques: organización e intercambio mil años
antes
El entierro pertenece al grupo cultural zoque, una cultura
poco conocida, que en la época prehispánica ocupó
un gran territorio y tuvo un desarrollo muy antiguo, precisó
Lowe.
“De esa época hay poca evidencia de ocupación
en otros sitios, el más importante es La Venta, en Tabasco.
Sabemos que los entierros dentro de pirámides fueron una
práctica común en las ciudades del clásico
maya, pero este hallazgo revela que ocurrían entre mil
y mil 500 años atrás, un milenio antes de lo que
se creía”, destacó.
Junto a los restos humanos se encontró una ofrenda
rica y variada, vasijas, un atavío muy elaborado en los
principales personajes, ornamentos, un espejo de pirita y una
máscara de estuco.
La universitaria explicó que esos ornamentos son
evidencia de una jerarquía social marcada entre los zoques,
con dos dignatarios que utilizaban objetos hechos con materiales
importados de otras regiones y culturas.
“Se encontraron entre tres mil y cuatro mil cuentas
de jade del atavío, que llegaron desde Guatemala; perlas,
conchas y caracoles provenientes de la costa del Golfo y del Océano
Pacífico, espejos de pirita, provenientes de Oaxaca; obsidiana
verde del centro de México, y cuentas de ámbar que
constituyen el ejemplo más antiguo de esta resina fósil
en Chiapas”, relató.
Lowe consideró que, por lo menos desde el año
700 antes de Cristo, los zoques explotaron y quizá exportaron
el ámbar.
La investigadora señaló que el proyecto
internacional inició en 2008, con excavaciones conjuntas
en la plaza principal del sitio.
“Ha sido provechoso y enriquecedor, porque cada
quien aporta sus conocimientos y las técnicas más
modernas de análisis. Este año, con el apoyo financiero
de National Geographic, pudimos hacer excavaciones que llegaron
hasta los 11 metros de profundidad y logramos este hallazgo, gracias
al que podemos conocer más de las costumbres funerarias
y las redes de intercambio en etapas muy tempranas de estas culturas”,
apuntó.
En esas redes estuvieron en contacto las culturas zoque,
olmeca, zapoteca, maya, así como grupos del altiplano central
del país.
“Quizá fueron pequeños reinos que
controlaban sus territorios, estaban muy organizados y su sociedad
muy estratificada”, finalizó.