• Eventos como el choque de una masa de hielo
del glaciar Mertz en la Antártida ocurren con periodicidad,
cuando el cúmulo crece y avanza de los casquetes polares
al océano, dijo Artemio Gallegos García, de la UNAM
• El investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología
aclaró que el choque del témpano afectó corrientes
marinas cercanas y no tuvo efectos globales
El desprendimiento del iceberg de 2 mil 550 metros cuadrados
y 400 metros de profundidad en el glaciar de Mertz, en la Antártida,
fue un fenómeno natural y no un evento extraordinario, afirmó
Artemio Gallegos García, investigador del Instituto de Ciencias
del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM.
El oceanógrafo físico señaló
que cada 20 ó 30 años esas masas de hielo se desprenden
y flotan por los océanos, donde eventualmente chocan con
otro iceberg —como ocurrió en este caso entre el témpano
de Mertz y otro, unos 20 años más antiguo— o
se fracturan a consecuencia de la presión de las corrientes
marinas.
“El desprendimiento del iceberg del glaciar de Mertz
es un evento natural en la Antártida, un sitio que, al igual
que el otro casquete polar, cada invierno tiene temperaturas muy
bajas que hacen crecer la extensión del hielo no solamente
en el continente, también en el mar”, destacó.
El investigador de la Unidad de Geología Marina
y Ambiental del ICMyL explicó que, a bajísimas temperaturas,
algunas capas de agua marina se congelan y forman protuberancias
que se mantienen sólidas y crecen al siguiente invierno si
continúa el frío y las condiciones de congelación.
“Cada año, se suma más hielo a esa
masa y va aumentando la extensión del iceberg, desarrollando
una especie de brazo, siempre de los casquetes hacia el mar, hasta
que logran desprenderse”, señaló.
El iceberg del glaciar de Mertz se formó durante
más de 80 años y creció en promedio un kilómetro
por año, hasta sumar una longitud de 78 kilómetros,
una anchura de entre 33 y 39 kilómetros y un espesor medio
de 400 metros.
El investigador explicó que en 80 años ese
iceberg se metió bastante al mar, pero al hacerlo sufrió
las presiones de las corrientes marinas, el hielo cedió a
las presiones del agua y comenzó a agrietarse. De hecho,
recordó que desde hace varios años estaba reportado
que ese témpano estaba muy agrietado a consecuencia de la
presión de las corrientes marinas.
“Los desprendimientos de icebergs son eventos naturales
que no tienen nada extraordinario, pero no suceden tan seguido”,
añadió.
Cambio mínimo de corrientes marinas
Artemio Gallegos aclaró que la modificación
de las corrientes marinas a consecuencia del desprendimiento de
un iceberg es un evento local, y ocurre apenas en unas decenas de
kilómetros.
El investigador añadió que en la Antártida
hay una corriente marina muy persistente e intensa, de dos metros
por segundo en sus zonas más definidas, llamada corriente
circunpolar antártica, pues rodea a la Antártida.
“Lo interesante sería que uno de estos bloques
de hielo se montara en esta corriente para ver qué pasa,
pero no alteraría nada a nivel humano”, puntualizó.
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