• Existen otros peligros, tanto o más
importantes, como los ambientales, comerciales, y de carácter
civil o legal, afirmó María Cristina Rosas, académica
de la FCPyS
La seguridad espacial no se limita sólo a ponderar
las amenazas militares, existen otras, tanto o más importantes,
como las ambientales, comerciales, y de carácter civil
o legal, afirmó María Cristina Rosas, académica
de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS).
En ese sentido, no puede existir certidumbre en el cosmos
si los activos espaciales se ven amenazados por desechos o basura
orbital, si los intereses comerciales relacionados carecen de
la protección de un régimen legal, o si los satélites
o sus instalaciones en tierra son dañados, añadió.
Para que el espacio conduzca a la prosperidad y la paz,
y sea un patrimonio de la humanidad, deben considerarse las dimensiones
referidas, dijo al participar en la mesa redonda “La seguridad
aeroespacial en América del Norte en el Año Internacional
de la Astronomía”.
En el Centro de Investigaciones sobre América
del Norte (CISAN), la experta en relaciones internacionales sostuvo
que el cosmos es un bien público global, como lo reconoce
el Tratado sobre el Espacio Exterior, suscrito en 1967.
La seguridad en la materia implica el acceso sustentable
y sin riesgo a su uso, y la ausencia de amenazas desde el cosmos,
abundó Rosas.
En el foro, Gloria Koenigsberger, investigadora del Instituto
de Ciencias Físicas, explicó que aunque existen
lugares aptos para su estudio en la Tierra, como el Observatorio
Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, en Baja
California, se requieren telescopios en el espacio por la turbulencia
atmosférica, que deteriora las imágenes que se pueden
detectar.
El ambiente terrestre nos protege de los rayos X y gamma,
así como de la luz ultravioleta; no obstante, muchos objetos
celestes emiten en tales longitudes de onda, lo que hace necesario
salir de ella para “ver” mejor y ese es el caso del
Telescopio Espacial Hubble, acotó.
Pero ¿cómo consigue una astrónoma
mexicana usar un instrumento como el Hubble, que inicialmente
costó dos mil millones de dólares, más misiones
de reparación? La universitaria refirió que redactó
una propuesta que envió a la NASA.
Una vez al año se lanza una convocatoria, y cualquier
científico puede hacer un escrito donde especifique qué
quiere observar, por qué, cómo, qué piensa
obtener y cuál es el beneficio para la ciencia y la educación;
esa propuesta llega a la agencia espacial estadounidense, donde
se conforma la llamada Comisión de Asignación de
Tiempo de Telescopio, además de paneles de especialistas
de todo el mundo para evaluar los proyectos.
De ese modo, la experta en interacción de estrellas
binarias obtuvo tiempo “para observar mi objeto”,
el HD 5980. Ahora está en el proceso de analizar los datos
que obtuvo.
A su vez, Pedro Noguerón Consuegra, profesor de
derecho aéreo y espacial en la Facultad de Derecho, mencionó
que la ciencia y la técnica han progresado de forma extraordinaria;
sin embargo, esos avances deben ser reflejados en normas jurídicas
idóneas para que la humanidad pueda obtener mayores beneficios.
Por último, Luis Ismael Salas, de la FCPyS, refirió
que Canadá es la octava economía que gasta más
en el sector aeroespacial, y su principal destino son los Estados
Unidos, el mercado más grande de tecnología en ese
rubro.
La especialista comentó que en México,
el sector aeroespacial registra esfuerzos segmentados y aislados.
Se trata prácticamente de maquila como partes de cohetes,
aunque ya se habla de crear “clusters aeroespaciales”,
donde empresas, centros de investigación y universidades
colaboren para generar encadenamientos productivos que ayuden
a la competitividad del país.
A escala nacional, el sector espacial está castigado,
a diferencia de la astronomía, ciencia donde la nación
está versada y aporta conocimientos, concluyó.
-o0o-