- Ricardo González Domínguez, del
Centro de Radioastronomía y Astrofísica, calcula
esos eventos a partir de la velocidad del viento solar, pérdida
de masa y duración de emisiones de la masa coronal
- Además de profundizar en la dinámica
solar, el modelo matemático y computacional podría
anticipar esos fenómenos que dañan satélites
y otros sistemas de telecomunicación
Veloces, calientes y turbulentos cuando son eyectados
con fuerza por el Sol hacia el ambiente exterior, los vientos
solares son flujos de radiación y partículas que
se desplazan desde la estrella hacia el espacio interplanetario
y, eventualmente, llegan a la Tierra causando tormentas solares
que dañan satélites, sondas espaciales y equipos
de telecomunicaciones asociados a radio, televisión y telefonía
celular.
Para analizar a detalle cómo produce el Sol estos
eventos, en el Centro de Radioastronomía y Astrofísica
(CRyA) de la UNAM, en Morelia, un grupo de científicos
desarrolló un modelo teórico que pretende pronosticarlos.
“Además de la información básica
que este modelo ofrece sobre la dinámica de los vientos
solares, la predicción de esos fenómenos sería
útil para proteger algunos equipos de telecomunicaciones,
que se relacionan con actividades cotidianas en el planeta”,
explicó el físico y doctor en astronomía,
Ricardo González Domínguez.
En la conferencia El viento solar, con la que
concluyó el ciclo de charlas ofrecido en el Museo de la
Luz de esta casa de estudios, a propósito del Año
Internacional de la Astronomía, el integrante del CRyA
explicó que el modelo teórico se nutre de datos
reales, obtenidos de investigaciones observacionales.
Antes de la tormenta
“Los ingredientes que incluimos en el modelo son datos reales
sobre la celeridad del viento solar que existe en el ambiente,
los factores de cambio de velocidad, la pérdida de masa
y la duración de las emisiones de masa coronal (conocidas
como CMEs, por las siglas en inglés de Coronal Mass Ejections)”,
apuntó.
Esas emisiones son las manifestaciones más espectaculares
de la actividad en la corona solar. Son enormes burbujas de gas
de billones de toneladas, expulsadas de la corona en grandes concentraciones
de energía.
Al llegar a la Tierra, alteran las telecomunicaciones;
por ello, es importante contar con modelos teóricos capaces
de predecir su llegada; “el que desarrollamos intenta explicar
o predecir en cuánto tiempo llegan estas erupciones”,
agregó el astrónomo.
Con esta herramienta teórica, González
y sus colegas estudian la dinámica de las tormentas solares,
incluyendo un escenario de colisión de vientos, en el que
uno rápido (formado por una emisión de masa coronal)
interactúa con uno más lento (constituido por el
viento solar regular que existe en los alrededores del Sol), dando
lugar a ondas de choque.
“Las ondas de choque son regiones donde los parámetros
físicos de un gas (densidad, temperatura, presión
y velocidad) cambian bruscamente. Esta interacción de los
dos tipos de vientos forma una estructura de dos choques que incluimos
en el modelo teórico, porque a partir de ese proceso se
producen las tormentas solares que llegan a la Tierra”,
explicó.
Vientos energéticos
En su ponencia, González Domínguez refirió
que el Sol es la estrella más cercana a la Tierra, y su
principal fuente de luz y calor que hace posible la vida en este
planeta.
“Nuestra visión de él se basa en
observaciones astronómicas y en modelos teóricos,
y por ellos sabemos que la energía solar proviene del quemado
de hidrógeno en helio que ocurre en el núcleo de
esa estrella”, relató.
Está compuesto en un 90 por ciento de hidrógeno,
y 10 por ciento de helio, aunque también tiene pequeñas
cantidades de elementos pesados.
“Emite radiación y partículas. El
flujo de partículas es el viento solar que se desplaza
por el espacio interplanetario a velocidades de unos 500 kilómetros
por segundo, y está constituido, principalmente, por protones
y electrones, y una pequeña fracción de helio y
elementos pesados”, señaló.
Además del modelo teórico que pretende
predecir próximas tormentas solares, Ricardo González
también desarrolla simulaciones numéricas, cálculos
pesados que requieren de alta capacidad de cómputo.
“Lo que hacen estas simulaciones numéricas
es poner ciertas condiciones físicas iniciales en un objeto
estelar, y ver cómo interacciona el material que expulsa
con el medio ambiente. Queremos ver si logramos reproducir objetos
del espacio en los que hay evidencia de que han expulsado material,
y tratar de explicar este fenómeno”, finalizó.
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