- Como
una toma de conciencia sobre los efectos tóxicos de insecticidas
y agroquímicos, hoy se conmemora el Día Mundial
del no Uso de Plaguicidas
El gobierno de México firmó en 2004 el
Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes
(COPs), acordado en Ginebra por el Programa de las Naciones Unidas
para el Medio Ambiente (PNUMA), pero en los hechos no lo cumple.
En el país, se utilizan aún sustancias
tóxicas para la salud y el ambiente, afirmó Jorge
Arturo de León Rodríguez, profesor del Departamento
de Farmacología de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
En el Día Mundial del no Uso de Plaguicidas,
que se celebra hoy, el académico reconoció que la
conmemoración no ha tenido el impacto suficiente para aumentar
la conciencia sobre el daño que causan plaguicidas y agroquímicos
que se usan en el campo mexicano, especialmente en la zona sur,
y otros que, disfrazados de limpiadores, se aplican en zonas urbanas,
en guarderías, hospitales y asilos.
El Convenio de Estocolmo establece medidas para eliminar
la producción y uso de sustancias químicas tóxicas
persistentes y bioacumulables en los organismos, que causan daños
a la salud como malformaciones, cáncer, trastornos reproductivos,
interrupción del desarrollo infantil y afectaciones a los
sistemas inmunológico y nervioso.
Se centra en la llamada “docena sucia”: 12
plaguicidas peligrosos y productos químicos industriales,
causantes de los mayores daños a la salud, además
de afectar el ambiente al contaminar agua, suelo y aire.
De León explicó que estos tóxicos
son mezclas y compuestos químicos a base de carbono, entre
los que se incluyen, compuestos industriales como los PCBs, plaguicidas
como el DDT y sustancias cancerígenas como las dioxinas.
“Las sustancias más dañinas a la salud y al
ambiente se dividen en tres grandes grupos: los organoclorados,
causantes de cáncer y malformaciones; los organofosforados,
que lesionan el sistema nervioso, y los piretroides, causantes
de graves daños a la atmósfera y, en el ser humano,
mareo, náusea, espasmos musculares, convulsiones, alteraciones
de la conciencia y pérdida del conocimiento”, detalló.
Día Mundial, señal de alerta
La fecha fue establecida por la red Pesticide Action
Network (PAN), formada por más de 600 organizaciones no
gubernamentales, instituciones y personas de 90 países
para recordar a miles de individuos que murieron, y otros miles
que quedaron con secuelas a consecuencia de un accidente ocurrido
en 1984 en Bophal, India, donde fue liberado un componente químico
utilizado en la elaboración de un plaguicida de la Corporación
Unión Carbide.
La red PAN demanda la reducción de los plaguicidas
y de su uso indiscriminado en la agricultura, porque además
de daños a la salud humana y de otras especies animales,
los agrotóxicos se han convertido en agentes causantes
de desequilibrio en los ecosistemas, al contaminar suelos, aire,
agua y alimentos, causando deterioro ambiental generalizado y
difícil de revertir.
Logros desde la UNAM
Especialista en el análisis de la composición
química y los daños a la salud de estos tóxicos,
De León Rodríguez dedica su trabajo de investigación
en la FM a documentar científicamente los efectos nocivos
de estos productos.
Junto con sus colaboradores, logró que la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitiera una recomendación
para prohibir sustancias tóxicas con las que fumigan guarderías,
asilos y hospitales del país.
“La recomendación de la CNDH se discutió
en el Senado de la República y fue aprobada, por unanimidad.
Es una buena señal de que los científicos debemos
ofrecer nuestros resultados académicos para trabajar con
legisladores y tomadores de decisiones en el diseño de
políticas públicas que nos ayuden a vivir mejor”,
señaló.
De León ofrece asesoría en el Centro de
Diagnóstico y Alternativas para Afectados por Tóxicos
(CEDAAT), una organización civil sin fines de lucro en
la que participan varios universitarios, y que se localiza en
el correo cedaat@hotmail.com.
Urge a prohibir el lindano
El investigador de la FM recordó que en México
circula un insecticida, llamado lindano, prohibido en varias naciones
por los graves daños que genera a la salud humana, a varias
especies animales (acuáticas y terrestres) y a la atmósfera.
El lindano –sintetizado en 1825 por Michael Faraday,
y utilizado desde 1942 como un insecticida de alta eficiencia–
pertenece al grupo de los organoclorados, vedado en 17 países,
debido a su alta toxicidad y su imposibilidad para degradarse.
“Es una sustancia volátil e indestructible,
que tiene efectos letales en peces y humanos, y es muy tóxico
al ambiente. En muchas zonas marginadas del país se usa
con frecuencia para quitar los piojos del cabello de los niños
y, generalmente, se trata de pequeños desnutridos vulnerables
a los daños del lindano”, acotó el investigador.
Aunque está considerado como una de las 14 sustancias
más peligrosas del planeta, el lindano se vende con autorización
en México desde 1950.
Se usa como loción para el cabello humano en el
combate de liendres y los piojos, como insecticida para combatir
a seis tipos de insectos que atacan los cultivos agrícolas
y como producto veterinario.
“Uno de los principales riesgos es que sus daños
no son inmediatos, sino a largo plazo. Se asocia con convulsiones
y daño al sistema nervioso central, pero para muchos médicos
pasa desapercibido porque no muestra un deterioro momentáneo,
sino crónico”, explicó.
La exposición prolongada tiene efectos mutagénicos,
neurotóxicos y cancerígenos, destacó De León.
Aunque está contraindicado para pacientes que
pesen menos de 50 kilogramos, el lindano se aplica especialmente
a infantes. “Con dos o más aplicaciones en el cabello
de los niños para quitar piojos, puede causar convulsiones
y baja presión arterial”, advirtió.
El académico destacó que, a pesar de varias
investigaciones mundiales que muestran su toxicidad, no existe
un biomarcador para organoclorados (incluido el lindano), lo que
dificulta el diagnóstico clínico para estos tóxicos,
ya que las mediciones de los mismos solamente se hacen en laboratorios
de investigación.
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