Boletín
UNAM-DGCS-777
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
LOS
CULTIVOS ILÍCITOS SE HAN CONVERTIDO EN ESTRATEGIA DE SUPERVIVENCIA PARA
CAMPESINOS
Mas de tres millones de campesinos en México no sobreviven con la
cosecha de sus tierras, por lo que gran cantidad de ellos ha abandonado los
cultivos de productos básicos y han recurrido a la siembra de amapola y
marihuana, actividad que se ha convertido en su estrategia de supervivencia,
aseguró Simón
Con 30 años de laborar en el sector agropecuario, el académico
universitario explicó que la participación de los trabajadores rurales en el
cultivo de plantas ilícitas no es una forma de acumular riqueza.
Se ha demostrado, apuntó, que por sí solos no serían capaces de
irrumpir en esos escenarios, pues no cuentan con el financiamiento ni con los
contactos requeridos. Además, no está en su concepción mental, es gente que
produce y genera un ingreso inmediato.
Empero, dijo, la siembra de amapola y marihuana no es como en los casos
tradicionales en donde deben esperarse tres o cuatro meses para obtener
ingresos, pues de inmediato hay retribución económica.
Cifras oficiales revelan que en este año se cultivaron entre siete y
ocho mil hectáreas en todo el país, aunque otras estimaciones consideran que
pueden ser hasta 30 mil. Eso depende de la situación del mercado, agregó.
Si bien para los grupos de combate al narcotráfico es difícil acabar
con este tipo de superficies, Ávila Pacheco consideró que resolver esta
situación implica una cuestión de fondo, que abarca a los tres millones de
campesinos de “infrasubsistencia”, y requiere impulsar inversiones en el sector
y acciones alternativas de desarrollo para su desarrollo.
Hay posibilidades alternas si se recurre a otras opciones, como el
impulso de métodos hidropónicos y exóticos, la creación de invernaderos o la
implementación de productos orgánicos para estar en condiciones de irrumpir en
Expuso que Sinaloa, Chihuahua, Sonora, Durango, Michoacán, Guerrero y
Oaxaca son las principales entidades productoras de amapola y marihuana. Por lo
general son áreas boscosas, territorios no comunicados, que no tienen
condiciones adecuadas para vivir, no son planicies o regiones de caña, tabaco,
café, sino zonas deterioradas y presentaron altos niveles de expulsión de
fuerza de trabajo. Por ello, los enervantes son la única alternativa para
subsistir.
Años atrás, la mayoría de esas zonas eran relevantes como
En comparación con otras actividades del sector, comentó, los ingresos
percibidos por quienes se dedican a la siembra ilegal son mayores; por ejemplo,
un jornalero dedicado al corte de caña de azúcar por una jornada no gana más de
dos salarios mínimos, y requiere un grado de especialización y riesgo. En
cambio, en los otros cultivos obtienen entre 150 y 300 pesos al día.
Se estima que una hectárea de adormidera o amapola produce alrededor de
En el caso de la marihuana el beneficio es menor, pues por cada
hectárea se produce alrededor de tonelada y media, y una ganancia de un millón
700 mil pesos, añadió.
Por otro lado, lo relevante es la fuerza de trabajo empleada, pues su
cultivo es intensivo, y por lo general requieren a niños y mujeres. Los hombres
no participan mucho en este proceso porque en las áreas donde hay un
desplazamiento de sembradíos tradicionales también hay una fuerte migración
masculina, aclaró.
Además, apuntó, en algunas regiones esta actividad se ha convertido en
una detonadora de desarrollo. Las que antes eran chozas ahora son casas de
material con antenas parabólicas, productos eléctricos y vehículos; es decir,
se ve otro medio de vida en términos de bienestar, aunque no es una garantía de
vivir mejor como unidad familiar, pues hay disgregación.
Afirmó que desde septiembre del año pasado ya no ha habido acciones de
erradicación de cultivos. Lo hecho hasta hoy es atacar las concentraciones
urbanas o de distribución, pero se han permanecido intactos los centros de
producción, concluyó.
–o0o–
FOTO 01
Simón David
Ávila, académico de
FOTO 02.
Una hectárea de amapola
produce 11 kilos de goma de opio, es decir un kilo de heroína, lo que genera
ganancias por tres millones 550 mil pesos, señaló el académico de