Boletín
UNAM-DGCS-571
Ciudad
Universitaria
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EL PROGRAMA UNIVERSITARIO DE ALIMENTOS DE
·
La licitación le fue otorgada por
·
Está contratado mediante el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo,
el cual manejará los fondos
· Nuestra labor primordial consiste en diseñar los análisis moleculares para reconocer los productos transgénicos, indicó Amanda Gálvez Mariscal, coordinadora del PUAL
El Programa
Universitario de Alimentos (PUAL) de
El sector Salud
proveerá al PUAL de muestras de maíz de importación tomadas de barcos
graneleros y vagones de tren provenientes de Estados Unidos, principalmente.
“Nuestra labor
primordial –explicó la especialista– consiste en diseñar los análisis
moleculares para reconocer los productos transgénicos que potencialmente
estarían mezclados en tales cargamentos; y determinar qué pruebas podría
implantar el sector Salud para un sistema de verificación en sus laboratorios
ubicados en el estado de Veracruz”.
Esto es en
respuesta a la preocupación en México sobre la importación de maíz transgénico,
debido a que no se sabe con exactitud cuáles pueden ser sus repercusiones en el
ambiente y en la salud de la gente.
Por ello resulta
conveniente detectar cuantitativamente este tipo de maíz, ya que México es el
centro de origen y diversificación del cultivo, y si los granos de importación
se usan como semillas, hay muchas probabilidades de que los transgenes se
dispersen y se introduzcan en las variedades criollas.
El Programa
Universitario de Alimentos, con el apoyo de los departamentos de Alimentos y
Biotecnología, y de Bioquímica de
Un equipo
integrado por miembros de los departamentos de Alimentos y Biotecnología, y de
Bioquímica de
La experiencia que ha adquirido en ese
tipo de trabajo experimental –que incluye detecciones moleculares en otros
alimentos procesados y en otras materias primas de origen transgénico– también
le permite participar activamente en la revisión de normas relacionadas con la
evaluación de alimentos modificados genéticamente y de normas de buenas
prácticas para su manejo.
Al respecto, hay
que decir que el PUAL participa en el Subcomité 24 del Códex Alimentarius,
programa conjunto de
“Allí corregimos
documentos, damos razones técnicas y científicas, argumentamos, redactamos
textos, conseguimos información y, además, participamos en la norma de buenas
prácticas de manejo de alimentos en restaurantes, barras de servicio,
etcétera”, comentó Gálvez Mariscal.
Es importante
recordar que, desde la firma del Tratado de Libre Comercio en 1994, México ha importado
granos de Estados Unidos (sobre todo de maíz) que en cantidades crecientes
contienen transgénicos. Sin embargo, el país ha ratificado el Protocolo de
Cartagena, que indica las reglas para el movimiento transfronterizo de
Organismos Modificados Genéticamente, y tiene
Cabe apuntar que
en 2002, en
“Desde el punto de
vista de adaptación de las plantas –apuntó Gálvez Mariscal–, no se sabe qué
pueda pasar. Tenemos confianza en que no haya problemas en términos de
alimentación, porque los granos de esas variedades nativas ya fueron probados
en ratas y usados en la alimentación de pollos y ganado, y no resultaron
dañinos ni ‘venenosos’, como en algunos medios de comunicación se afirma”.
Ahora bien, la
gente se pregunta si todos los productos transgénicos son malos. La
universitaria contestó: “No se puede generalizar: si hablamos de un algodón
resistente a las plagas y al complejo bellotero, entonces sin duda es bueno,
porque su cultivo en México ha evitado la utilización de una enorme cantidad de
insecticidas químicos que contaminan el ambiente y afectan a las personas.
“Pero si hablamos
de variedades de maíz como las que se usan en Estados Unidos a manera de
reactores biológicos para producir proteínas experimentales o plásticos
biodegradables, aceites lubricantes, vacunas y otras sustancias que no son
comestibles, entonces para nosotros, los mexicanos, resultan dañinas.
“No es posible
contener el polen al ciento por ciento o controlar todos y cada uno de los
granos provenientes de esas plantas. Con este tipo de biorreactores existe la
posibilidad de que se presente flujo génico, es decir, que haya un escape de
transgenes y que éstos se introduzcan en las variedades para consumo humano.
Esto sí sería inaceptable y poco ético, pues aquéllas perderían su calidad como
alimento y se convertirían en algo peligroso para la salud”.
El maíz es una
planta de polinización abierta, lo cual significa que una planta no puede
autofertilizarse, sino sólo fertilizar a otra, por lo que el intercambio
natural de material genético resulta amplio. Además, las prácticas agrícolas
tradicionales, en las que el intercambio de semillas es crucial, permiten
fortalecer el cultivo, precisamente por la variabilidad que se introduce. De
aquí la importancia de México como el país con más variedades de maíz en el
mundo.
Hasta la fecha no
se han otorgado permisos para sembrar maíz transgénico en el país, porque no se
sabe cuáles son las consecuencias que podrían tener los transgenes en las
variedades nativas y porque
México pone
especial atención en dos clases de seguridad: ambiental, para que ninguna planta
de maíz transgénico fertilice a otras plantas mexicanas; y de los alimentos,
para que éstos no causen daños en los consumidores.
“El problema más
grave es que cualquiera de nuestras plantas se puede cruzar con cualquier
variedad de maíz transgénico comercial que se sembrara; y que las variedades de
maíz transgénico disponibles actualmente en
-OoO-
FOTO 1.
El PUAL de