Boletín
UNAM-DGCS-568
Ciudad
Universitaria
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final del boletín
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Es de profundos desbalances, afirmó
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Asimismo, hay crecimiento de la deuda de países, empresas y familias;
está a la vista el tránsito a un nuevo modelo de producción ya no basado en el
petróleo
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Intervino en la mesa redonda La caída de las bolsas de valores en el
mundo y su impacto en la economía mexicana y mundial, junto con
Los profundos desbalances de la economía internacional, el crecimiento de
la deuda de países, empresas y familias, así como la obsolescencia del modelo
productivo basado en el petróleo y el motor de combustión interna generan un
panorama financiero negativo, indicó
Durante la mesa redonda La
caída de las bolsas de valores en el mundo y su impacto en la economía mexicana
y mundial, el especialista consideró que respecto a este último punto, es ya
práctica e históricamente anacrónico para la acumulación de capital, lo cual es
indicado por la agudización de sus contradicciones.
La mayoría de sus ramas
y sectores obtienen ganancias exiguas y menguantes; en particular, el sector
especulativo absorbe grandes cantidades desviándolas de la inversión
productiva, por lo que está a la vista el tránsito a un sistema basado en el
gas natural hidrógeno y el motor de celdas. Empero, ello se dará luego de una
de las mayores catástrofes monetarias de la humanidad, pronosticó.
De tal manera, añadió
Para contrarrestarla,
manifestó, se establecieron entonces políticas que propiciaran el crecimiento
de la compra de inmuebles. De esta forma, aseguró, empezó a crecer en forma
impresionante
Por su parte,
La idea de su
pérdida la abordó en varios terrenos. Uno, la economía mundial, que también es
un sistema de entradas y salidas. La banca, dijo en el Instituto de
Investigaciones Económicas (IIEc), ocupaba el primer
lugar en las actividades globales hasta hace unos 10 años, después vinieron dos
rubros industriales: el automotriz y petrolero.
El problema ahora,
sostuvo, es que de acuerdo a los órdenes de jerarquía establecidos, el modelo
actual les quita a unos para darles a otros, por lo que comienza una rivalidad
que se une a la existente entre las potencias: en donde los ganadores triunfan
produciendo perdedores y éstos entregan sus beneficios a los victoriosos.
Otro territorio que debe
tomarse en cuenta es el de la salud mental. Resulta, apuntó, que la depresión
emocional es un subproducto de la económica: la sufren los desempleados, mal
promovidos, los tratados injustamente, así como sus familias.
Asimismo, expresó, los
psiquiatras y psicoanalistas han señalado de hecho que alrededor de 30 por
ciento de la población mundial se altera de sus facultades críticas y
autocríticas.
Pero el sistema se
desequilibra también en relación con las leyes, pues no sólo trastorna el
interior de sus integrantes, sino que los hace operar como delincuentes. Porque
una vez que empiezan los riesgos de pérdida y los quebrantos efectivos la
tentación de no respetar las normas es más grande, advirtió.
Por tanto, destacó, la
propensión al delito crece en proporción a la caída de la tasa de ganancia, lo
que reactiva las medidas de control, volviendo más imaginativos a quienes no
cumplen el orden establecido.
A su vez, Óscar Ugarteche Galarza, consultor internacional independiente en
temas de deuda externa, afirmó que la crisis hipotecaria actual no es bancaria.
Se está “ante una situación nueva, un tipo de burbuja distinta a las
anteriores”.
Al tomar el caso de
Estados Unidos, resaltó que hay un conflicto en el sector construcción, y las
instituciones de crédito vendieron sus carteras hipotecarias. De este modo,
concluyó, para ellos no hay problema, las dificultades son fuera de sus
dominios. Quien pierde dinero son los mercados de derivados –donde se negocian
dos tipos definidos de valores: contratos a futuro y de opciones–
que son el canal de conexión entre los países, luego entre las economías.
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