Boletín
UNAM-DGCS-535
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Pies
de foto al final del boletín
DESCUBREN EN
·
El hallazgo fue efectuado por
·
Abre la posibilidad de obtener nuevos
procedimientos terapéuticos para enfermedades inflamatorias crónicas como
artritis reumatoide y arteriosclerosis
·
Prueba que el sistema nervioso controla
las reacciones inflamatorias de los macrófagos, lo mismo cuando se defienden
contra infecciones como cuando propician enfermedades degenerativas
·
La investigación fue recientemente
publicada en el Journal of Neuroimmunology
Académicos de
La científica aclaró que no es posible
pensar que el cuerpo sea un conjunto de entidades independientes. Se pensaba
“que se tiene un sistema nervioso que permite relacionarnos con el medio
externo y reaccionar ante él; un sistema hormonal que controla el sueño, el
crecimiento o la reproducción, y un sistema inmune, que nos protege contra patógenos,
como si estuvieran separados”.
Lo cierto es que todas esas funciones se
interrelacionan y para hacerlo necesitan comunicarse como los humanos: mediante
la emisión de señales que son recibidas y quien las acepta genera una
respuesta. Dicho proceso es bidireccional y se da mediante diferentes moléculas
que actúan como “palabras”. Pero éstas no llegan a cualquier receptor o célula,
sino sólo a algunos específicos, detalló.
Algunas de ellas, como el ácido gamma
aminobutírico (GABA), parecían ser exclusivas de la comunicación entre células
del sistema nervioso. El trabajo de doctorado de
Bajo la dirección
de
Por lo general,
los macrófagos son responsables de las reacciones inflamatorias de defensa,
pero en algunos casos quedan sin dominio y provocan enfermedades
crónico-degenerativas, como
La investigación
realizada en
Este receptor, localizado en la membrana
de las neuronas, es un cilindro constituido por cinco subunidades que forman un
poro, mediante el cual se controla el flujo de iones cloro hacia su interior, y
esto las inhibe, explicó. La universitaria descubrió que los macrófagos también
lo tienen y lo emplean como freno para reducir sus respuestas inflamatorias,
porque al estimularlos con GABA se les reduce la capacidad para producir unas
moléculas conocidas como interleucinas pro inflamatorias, mientras que al
disminuirlos obtenía el efecto contrario.
Anteriormente, el
receptor para GABA solo tenía importancia para neurólogos y psiquiatras. Este receptor se sobreestimula con
benzodiacepinas, anestésicos, barbitúricos, neuroesteroides y hasta con el
alcohol consumido en eventos sociales. Las sustancias mencionadas, que son
capaces de atenuar la conducta, la conciencia o los movimientos involuntarios,
probablemente también pueden “tranquilizar” a los macrófagos que están dentro y
fuera del cerebro.
Eso puede ser malo
cuando el cuerpo se defiende contra una infección y entonces lo que hace falta
es estimular su trabajo, aclaró. Pero puede ser una buena noticia cuando hay
una enfermedad inflamatoria crónica causada por macrófagos demasiado excitados
que necesitan ser deprimidos.
Explicó que cada
vez es más frecuente encontrar enfermos que tienen hiperactivas sus defensas
porque, sin estar infectados, sus macrófagos trabajan más de la cuenta o
producen cantidades excesivas de moléculas pro-inflamatorias. En ellos el GABA
podría ser una alternativa terapéutica.
En el trabajo de
—o0o—
FOTO 1.
FOTO 2
Los macrófagos
son responsables de las reacciones inflamatorias de defensa, pero al quedar sin
dominio provocan enfermedades crónico-degenerativas, como la artritis, dijo la
investigadora de