Boletín
UNAM-DGCS-473
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al
final del boletín
DISEÑAN EN
·
Se centra en la transmisión social de
información sobre preferencias alimenticias, prototipo creado por Astrid Posadas,
de la Facultad de Medicina
·
Con ello se podrían evitar pérdidas de
cosechas en
·
La experiencia o familiarización con
olores reduce la neofobia o miedo intenso a todo lo nuevo, en este caso a la
incorporación de nuevos elementos en la dieta
·
El periódico británico The Guardian publicó un reporte
acerca de los hallazgos de Posadas Andrews
Un modelo animal de transmisión social de información sobre
preferencias alimenticias, diseñado por Astrid Posadas Andrews,
de la Facultad de Medicina de la UNAM, podría ayudar a exterminar plagas de
roedores o al menos controlar su crecimiento poblacional, lo cual evitaría
pérdida de cosechas en
La investigadora universitaria encontró que en experimentos llevados a
cabo con animales para saber cómo desarrollan sus predilecciones o aversiones
en los comestibles, la experiencia o familiarización con los olores reduce la
neofobia o miedo intenso a todo lo nuevo, en
este caso, a la incorporación de nuevos elementos
en la dieta.
“Los roedores –explicó la psicóloga experimental–
se transmiten información vía la olfacción, es decir, mediante la acción de
oler diversas partículas que hay en secreciones y excreciones en el hocico y la
cola”.
En uno de esos experimentos se impregnó con un determinado aroma el
hábitat (una caja) de los roedores. Cuando éstos tuvieron que elegir entre
varios olores, prefirieron el que les era familiar, o sea, el de la caja.
En su entorno natural, dichos animales desarrollan esta preferencia por
medio de otro miembro de la especie, ya que tienen aversión a lo nuevo. Así,
mandan a un emisario, no al líder del grupo, a explorar el alimento encontrado.
Éste va, come y vuelve... Después de dos o tres ensayos, si no fallece, todos
los demás van e ingieren. Pero si el emisario desaparece, el grupo asocia
alimento-olor-muerte y ya no lo consume.
“Las crías –agregó Posadas Andrews– siguen a
la madre a los lugares donde ésta come. De esa manera, se familiarizan con cada
uno de ellos, con lo que degustan y con los olores que despiden”.
El modelo de transmisión social de información sobre preferencias
alimenticias en roedores –experimentado por Posadas Andrews
como parte de su doctorado en psicología experimental, en la Universidad de Sussex, Inglaterra– podría tener
aplicación en México.
De hecho, el periódico británico The
Guardian publicó un reporte acerca de los
hallazgos de Posadas Andrews. Además, investigadores
del área de agricultura de Medio Oriente, en particular de Israel, solicitaron
sobretiros de dicha edición, pues consideraron que el prototipo de la
universitaria se puede aplicar en sus países para proteger las cosechas.
En virtud de que viven en grupos pequeños, los roedores de cada
conjunto desarrollan preferencias diferentes, lo cual hace que sea
extremadamente difícil exterminar o controlar las plagas de estos animales.
Sin embargo, se pueden aprovechar sus inclinaciones alimenticias y
engañarlos, al impregnar con olores familiares un veneno-alimento que ellos
comerían. Ello permitiría eliminar o regular grupos de roedores para favorecer
los cultivos y proteger las cosechas.
Posadas Andrews señaló que “a la industria
cuyo giro es el control de plagas de roedores le podría ser de mucha utilidad
para elaborar productos que exterminen a esos animales con un poco más de
estrategia.”
El modelo animal de transmisión de información social sobre
preferencias alimenticias fue resultado de un estudio sobre los hábitos de
alimentación y la farmacología del hambre y la sed.
En este caso, la investigadora experimentó con benzodiacepinas
(ansiolíticos) en modelos de ingesta de alimento en condiciones de familiaridad
y novedad en varias especies (pichones y ratas).
De este modo, Posadas Andrews trató de
responder al interés que había entonces (finales de los años 70) en Inglaterra
por saber qué efectos secundarios tenían los ansiolíticos en los obesos.
En ese país había un problema serio de sobrepeso por consumo excesivo
de harinas refinadas. Para tranquilizarlos, se les prescribía un ansiolítico.
Posadas Andrews exploró en un modelo animal qué
podría estar pasando con aquellos y descubrió que el ansiolítico les estimulaba
el apetito.
Encontró evidencia de que el efecto de las benzodiacepinas
es semejante, en varios patrones alimenticios, al de la privación de alimento:
ambos aumentan la cantidad de comestible digerido, acortan la latencia para
comer, incrementan el tiempo comiendo y restringen el repertorio conductual del
animal.
Ahora bien, los mecanismos en ambos no son necesariamente los mismos:
el efecto de las benzodiacepinas induce, además,
masticación (mordisqueo de madera). “En el animal, el mordisqueo se parece a
–o0o–
FOTO 01
Un modelo animal
diseñado en la Facultad de Medicina de la UNAM, ayudaría a exterminar plagas de
roedores o controlar su crecimiento, lo cual evitaría pérdida de cosechas en
FOTO 02
Astrid Posadas Andrews, de la Facultad de Medicina de la UNAM, creó un
modelo animal de transmisión social de información sobre preferencias
alimenticias, para exterminar plagas de roedores.
FOTO 03.
Los roedores,
explicaron científicos de la UNAM, se transmiten información vía la olfacción,
pues tienen miedo a todo lo nuevo, en este caso, a la incorporación de nuevos
alimentos a la dieta.