Boletín UNAM-DGCS-435
Ciudad Universitaria
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INVIERTE MÉXICO
1.8 POR CIENTO DEL PIB EN SOFTWARE, INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO Y EDUCACIÓN
SUPERIOR
·
Afirmó Sergio Ordóñez, del Instituto de
Investigaciones Económicas de
·
El país está a la zaga frente a naciones
como Corea, Hungría o Polonia, mientras que en Latinoamérica es superado por
Brasil e incluso Argentina, señaló
·
La nación se ha integrado a los procesos
de la economía del conocimiento sin visión ni estrategia, expuso
México aplica en inversión en conocimiento alrededor del 1.8 por ciento
del Producto Interno Bruto (PIB), rubro que comprende gasto en investigación y desarrollo, educación
superior y software, indicó el investigador del Instituto de Investigaciones
Económicas (IIEc) de
De esta manera está a la zaga frente a Estados como Corea, Hungría o Polonia, los cuales alcanzan entre
el cinco y tres por ciento en este aspecto, al no haber articulado políticas
que permitan potenciar ventajas competitivas ante otros gobiernos.
A diferencia de México, comparó, China ha propiciado la llegada de
inversión extranjera, pero la ha utilizado como herramienta para desarrollar
empresas nacionales de conocimiento, a partir de una estrategia de
transferencia y aprendizaje tecnológicos.
Señaló que de acuerdo con las últimas cifras disponibles, que abarcan
el periodo 2000-2004, sólo en investigación y desarrollo el país tiene, de
acuerdo a los datos del 2002, una inversión del 0.4 por ciento del PIB, similar
al de Argentina en 2004, que vivió una crisis económica profunda. Por su parte,
Brasil en el año 2000 registró más del uno por ciento en este apartado.
Aclaró que la ubicación de México en la economía del conocimiento debe
verse desde dos vertientes: por un lado un importante atraso en esos procesos,
pero registra un cierto avance en los económicos que se relacionan con los
sectores electrónico-informático y la industria de servicios en
telecomunicaciones.
Detalló que cuenta con una industria electrónica importante al
exterior, al constituirse como el onceavo exportador mundial. “Este sector se
ha convertido en la primera actividad en la materia en manufacturas, e
inclusive se ha constituido en la rama dinamizadora integradora del crecimiento
y donde ha habido procesos de escalamiento industrial”.
Expuso que de ser un país que básicamente hacía ensamble intensivo en
mano de obra, pasó a desarrollar procesos más complejos, de mayor valor
agregado, que requieren más componentes hacia la manufactura compleja y el
diseño de producto. Ello ha configurado una vía de salida a la crisis de la
industria local, aunque en casos localizados aún, en el contexto de la crisis
mundial del 2001 y 2002.
Sin
embargo, aclaró que el ramo electrónico está compuesto básicamente por empresas
extranjeras asentadas en territorio nacional.
Respecto al sector de telecomunicaciones, apuntó que constituye una
infraestructura cada vez más importante en los procesos de acceso a la
información y al conocimiento. Pese a ello, los costos de las telefonías fija y
móvil son de los más caros del mundo, lo que resta competitividad al país para
integrarse a la globalización.
Abundó que la economía del conocimiento constituye una nueva fase de
desarrollo mundial, que se caracteriza por una novedosa articulación entre el
sector científico-educativo y la producción social. Estas dos esferas, dijo,
estrechan su relación y tienen una mayor interacción.
Recordó
que tradicionalmente se consideraba al sector científico- educativo como un
espacio que creaba conocimiento y a la economía o producción como otras donde
se aplicaba éste.
“Pero
esto ha cambiado radicalmente. La sociedad y la economía cada vez inciden más
en la producción de saberes y el sector
científico-educativo participa cada vez más en la aplicación de éstos”,
continuó.
Por otro lado, explicó, está el
hecho de que a nivel económico se ha construido el nuevo ciclo industrial de
crecimiento, dinamizado por el sector electrónico-informático, que es el
complejo productivo de servicios en torno a las tecnologías básicas de circuito
integrado, software y digitalización.
Aclaró que en México hay un relativo buen equipamiento del sector científico-educativo,
pero un costo laboral alto, si se compara la situación con la de otros países.
El
costo unitario por investigador (salarios) es poco competitivo, comparado
inclusive en relación con
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FOTO 01
México está a la
zaga frente a Estados como Corea, Hungría o Polonia, los cuales alcanzan entre
el cinco y tres por ciento en este aspecto, expuso el investigador del IIEc de
FOTO 02.
La economía del
conocimiento constituye una nueva fase de desarrollo de la economía mundial, al
articular al sector científico-educativo con la producción social, dijo el
investigador de