Boletín
UNAM-DGCS-422
Ciudad Universitaria
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ESTUDIAN EN
·
Informó Selene Cansino, responsable del Laboratorio
de Neurocognición de
·
En ese espacio se ha emprendido una
investigación denominada Influencia de la calidad de vida sobre el desarrollo
ontogenético de la memoria
·
En dicho deterioro influyen factores como
alimentación, ejercicio físico y mental, niveles de glucosa o colesterol, así
como estrés e, incluso, la vida social, detalló
Científicos
del Laboratorio de Neurocognición de
Explicó
que en el trabajo Influencia de la calidad de vida sobre el desarrollo
ontogenético de la memoria se aborda este fenómeno universal del que ningún
humano se salva, pues todos presentan cierta merma de esa capacidad.
Por
experimentos aislados descritos en la literatura, recordó la experta, se conoce
que en dicho deterioro influyen factores como la alimentación, el ejercicio
físico y mental, los niveles de glucosa, colesterol o triglicéridos en la
sangre, el propio autoconcepto que las personas tienen sobre sus evocaciones o
metamemoria, el estrés e, incluso, la vida social.
En
esta ocasión, “se evalúa a todos ellos en un solo experimento y viendo su
efecto en dos tipos de memoria: de trabajo y episódica, que sufren gran
deterioro con la edad”, aseveró.
La
primera se refiere a la capacidad de manipular información y transformarla en
la mente para obtener un resultado; es básica para razonar y resolver
problemas. La otra posibilita recordar una experiencia propia y el contexto en
que sucede. Es decir, dónde, cuándo y las condiciones en las cuales ocurren los
hechos, detalló.
Esta importante investigación contempla una muestra total de mil 500
personas, seccionados por décadas. “Mediante análisis multivariados se pretende
determinar qué tanto de ese deterioro es explicado por la alimentación, qué
tanto por el ejercicio y así en todos lo factores”, dijo.
Opera
así porque los modos de vida son variados, y se puede preferir no cuidar la
alimentación pero hacer deporte, por ejemplo. Debido al número de sujetos en
este ejercicio se podrá establecer, con certeza, cuál es la importancia de cada
variable. “La meta última es saber cómo preservar la memoria lo más posible”,
señaló.
Este
grupo de trabajo ya tiene resultados preliminares. Se observó que contrario a
lo visto en estudios aislados, “donde se ha evaluado a grupos más pequeños, la
memoria episódica no registra un declive a los 50 o 55 años, sino a partir de
los 30 e incluso, a juzgar por la tendencia de los datos, quizá comience antes,
en la década de los 20, una vez que ha concluido el desarrollo completo del
sistema nervioso”, reveló. El deterioro para recordar el contexto espacial es
lineal y, al parecer, “relacionado con la pérdida de células en la región
frontal del cerebro, región que, se sabe, participa en este tipo de memoria.
Son datos asombrosos”.
Hay
gran variabilidad, aclaró la experta, con personas que en los 70 ejecutan su
memoria como un muchacho de 20 y su desempeño es excelente. Pero qué explica
que ese sujeto en particular opere mejor que los de su grupo de edad, por qué
uno preserva su capacidad y otros la pierden, qué factor en su modo de vida
resultó benéfico.
Según sus datos, aproximadamente cada dos años perdemos la capacidad de
recodar el contexto espacial de un hecho, o un detalle en particular de la
experiencia vivida (por ejemplo, dónde ocurrió o quiénes estaban presentes).
Además,
añadió, los datos confirman que la velocidad de respuesta de las personas
disminuye con
Este estudio, de seis años de duración, va en el quinto y “se espera
terminar a principios del entrante para publicar los resultados definitivos”.
Hasta ahora, las investigaciones de la experta se han dado a conocer en
revistas como Cerebral Cortex o Human Brain Mapping.
Selene
Cansino refirió que los interesados en participar en el estudio, todos adultos,
acuden al Laboratorio, donde se les hace una primera evaluación mediante
cuestionarios especializados para determinar que no presentan alguna patología;
se usan medidas biológicas y registros fisiológicos para evaluar la respuesta
galvánica de la piel durante la segunda sesión en que se realizan las tareas de
memoria.
Ahí
les interesan “los procesos cognoscitivos que ocurren en las personas sanas. Se
excluye a quienes tienen padecimientos, pues el interés es explicar estos
fenómenos en el funcionamiento normal del sistema nervioso”, advirtió.
Consideró
que es primordial conocer el fenómeno tal y como es en la mayoría de los
individuos, para luego entender lo que ocurriría en presencia de patologías,
aclaró.
La
especialista sostuvo que a últimas fechas ha crecido el interés por la gente
mayor, puesto que la esperanza de vida ha aumentado. “Eso impulsa la
investigación para proporcionar mejores estilos y calidad de vida que
beneficien a todos llegado el momento”.
Apuntó que en el Laboratorio a su cargo
–único en México con un sistema de registro electrofisiológico de 128 canales o
posiciones sobre el cuero cabelludo que permite, mediante análisis
especializados, determinar de qué parte del cerebro proviene la actividad eléctrica–,
se han formado alrededor de 40 alumnos, que han concluido sus estudios de
licenciatura, maestría y doctorado, finalizó.
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FOTO 01
Selene Cansino, de
FOTO 02.
Científicos del Laboratorio de Neurocognición de