Boletín
UNAM-DGCS-412
Ciudad Universitaria
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·
El trabajo fue dado a conocer en Astrophysical
Journal Letters
Científicos
de
El
proceso, completamente innovador, consiste en reproducir una lluvia de nubes de
gas que de manera constante golpean la parte externa del disco galáctico, que
se agita y forma vórtices o remolinos bien definidos, característicos de un
medio turbulento.
De
esta investigación y gracias a la simulación numérica se han derivado productos
académicos como tesis de licenciatura, maestría y doctorado, además de
artículos científicos, el más reciente publicado en junio en Astrophysical
Journal Letters.
Independientemente
de ello, abundó, una consecuencia lógica y natural de su presencia y relación
es que los cuerpos galácticos les inyectan energía, lo que mantiene agitado al
gas e inhibe la generación de estrellas en esas áreas. Si no se moviera, por
atracción gravitacional se colapsaría y formaría más soles, pero al energizarlo
se mantiene alterado y eso inhibe la constitución estelar en esa zona.
Para
que esa turbulencia se mantenga por tiempos largos debe haber “algo” que agite
el gas; de otra forma el movimiento decaería. Se requiere de alguna fuente de
energía que perturbe de manera continua ese material cósmico, añadió.
En
contraste, en las zonas internas de la galaxia, el gas se mueve de forma
caótica porque hay muchas estrellas con vientos, radiación y algunas de ellas
incluso explotan como supernovas. Toda esta fuerza es inyectada en forma de
radiación o movimientos mecánicos, haciendo que se agite. Pero en las zonas
externas, el origen de la turbulencia era una pregunta abierta, expuso.
Las
simulaciones numéricas, expresó el director, son modelos de computadora que
reproducen la evolución de un evento. Son una herramienta poderosa, en
especial, para explicar fenómenos que
por su duración sería imposible registrar o con los cuales no se puede
experimentar, por ejemplo, el choque de dos galaxias.
Para
validar su idea, los universitarios utilizaron un código numérico para simular
el disco de esta galaxia y nubes que la golpearan. “Los resultados obtenidos
fueron halagadores porque, en efecto, ellas sí pueden generar esa turbulencia,
esos movimientos caóticos para los cuales no había explicación”, afirmó Alfredo
Santillán.
Se
usó un código magnetohidrodinámico (MHD)–que describe cuál es la dinámica de
los fluidos con campo magnético– y se tomaron en cuenta variables como
densidad, presión, temperatura, velocidad, campo magnético, en diferentes
posiciones y tiempos, precisó.
En
la simulación se modela la parte externa de
Cuando
comienza la lluvia aleatoria de nubes, unas pequeñas y otras más grandes y a
diferentes ritmos, se observa la formación de remolinos, la agitación del gas.
Así, en unos cuantos segundos de “película” es posible observar millones de
años de evolución, imposible de ser vista de otro modo, refirió.
La
simulación, precisó Alfredo Santillán, es resultado de millones de operaciones
matemáticas por segundo que se lograron tanto en las computadoras del IA como
en KanBalam. Ahí se divide el espacio en pequeñas cuadrículas. Las ecuaciones
MHD que involucran variables como la temperatura, densidad, velocidad o campo
magnético se resuelven millones de veces para cada uno de los vértices de esa
“malla”.
Es
decir, se hacen cálculos para diferentes tiempos, para varios lugares o puntos,
por lo que se necesita una gran capacidad de cómputo, cuyas mejoras son
espectaculares y lo que se hizo en un mes de supercómputo hubiera tomado años,
o incluso, hubiera sido imposible, finalizó José Franco.
—o0o—
FOTO 01
FOTO 02
Alfredo
Santillán, de la DGSCA de la UNAM, dijo que los universitarios reproducen una
lluvia de nubes de gas que golpean la parte externa del disco galáctico, que se
agita y forma vórtices bien definidos.
FOTO 03.
Alfredo Santillán, de la DGSCA, y