Boletín
UNAM-DGCS-348
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Universitaria
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final del boletín
SE VIVE UNA SITUACIÓN DE CRISIS SOCIAL POR EL INDIVIDUALISMO
·
Afirmó Lucy María Reidl Martínez, directora
de la FP de la UNAM, quien agregó que
cada persona sólo busca solucionar sus propios problemas
·
La formación de ciudadanos no es un asunto
exclusivo de una sola materia, consideró Gilberto Guevara Niebla, académico de
la FFyL
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Participaron en la inauguración del Coloquio
Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los Gobiernos, las instituciones
y los Ciudadanos en el contexto de la globalización
En la actualidad se vive una situación de crisis social en todo el
mundo, debido, sobre todo, a que cada persona busca la solución a sus propios
problemas, independientemente de los efectos que pueda causar en su ambiente
familiar, escolar o laboral, afirmó Lucy María Reidl Martínez, directora de la
Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
Al
inaugurar el Coloquio Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los
Gobiernos, las instituciones y los Ciudadanos en el contexto de la
globalización, consideró urgente tomar medidas para identificar las situaciones
que llevan implícitas tal conducta; así como analizar y proponer alternativas.
En ese sentido, la educación es un elemento primordial; por ello, es
imprescindible trabajar tanto en las familias como en el ámbito escolar en
cuestiones de formación moral, de desarrollo de una conciencia e identidad
particular, lo que permitirá que cada persona se ubique como parte de un grupo,
al cual se debe atender en función de un bien común, destacó.
Esto, indicó, es posible en la medida en que el individuo adquiera valores
universales, que tomen en cuenta a la comunidad en términos de respeto,
libertad, garantías individuales, derechos humanos, responsabilidad, dignidad y
honestidad, entre otros.
De esta manera, y eso sería lo deseable, cada persona se desenvolvería
en su ambiente social, con una perspectiva colectiva y no de bien personal,
señaló.
Además, la educación ciudadana se enfoca hacia las nociones de trabajo
conjunto para la adquisición de bienes comunes, como son la democracia, la
participación social y la solidaridad, detalló.
De ahí que en este Coloquio confluya el trabajo de diversos
investigadores en relación con la educación ciudadana y la formación moral,
apuntó.
Para la Psicología, refirió, es importante apoyar la realización de
estos foros, donde se destacan tanto las aportaciones que puede hacer esta
disciplina a la atención de diversos problemas sociales, como la relevancia de
llevar a cabo un trabajo interdisciplinario.
En ese sentido, enfatizó, la colaboración del Colegio de Pedagogía de
la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y de la FP de la UNAM en la
realización de este evento, presenta evidencia de que cuando se unen los esfuerzos,
los resultados pueden ser alentadores.
Por su parte, Gilberto Guevara Niebla, académico de la FFyL, consideró
que la formación de ciudadanos no es un asunto exclusivo de una sola materia,
sino un quehacer que empieza desde la vida escolar y social de cada niño.
Sin embargo, el éxito de la educación actual puede considerarse
controversial porque los resultados obtenidos hasta ahora indican que los
menores no obtienen capacidad para pensar por sí mismos, construir juicios de
manera autónoma o reflexionar antes de actuar, aseveró.
Los infantes difícilmente adquieren en los planteles un sentido amplio
de respeto hacia la diferencia, y persisten dentro de las aulas prejuicios y
actitudes sectarias sumamente preocupantes, alertó.
Por otro lado, apuntó, también hay un fenómeno de agresión física,
simbólica y verbal. “Las escuelas son escenarios de un alto grado de violencia
y esto no solamente es perceptible en zonas populares”.
Así, el problema de la educación ciudadana tiene que ver, por un lado,
con la gestión del sistema educativo. El caso de este sector es sólo un ejemplo
de la exclusión y poca atención que ha recibido este rubro.
Por ello, con eventos como éste se interpela al sector público y se le
recuerdan sus responsabilidades en este campo que debe ser determinante para el
futuro del país, subrayó.
Al dictar la conferencia La vergüenza y la culpa: emociones sociales y
su efecto en la cultura, Lucy María Reidl Martínez aseguró que las emociones
son básicamente producto del intercambio social.
Los efectos de estos estados emocionales influyen sobre el juicio y la
percepción de las personas; así como en la conducta, expresión, experiencia y
en el surgimiento, mantenimiento y término de las relaciones personales,
precisó.
De hecho, la cultura y las emociones están íntimamente ligadas. La
primera modela las conductas; “por ejemplo, cómo es que me doy cuenta que
siento celos, enojo, vergüenza o culpa. Porque no se reacciona en automático,
uno aprende cuáles son las situaciones que le suceden para sentir los
diferentes estados”, manifestó.
Mencionó que todos los seres humanos sienten emociones positivas y
negativas, las cuales, en términos generales, pueden ser intensas, provocadas
por un objeto específico y motivan a las personas a hacer cosas o dejar de
hacerlas.
Asimismo, agregó, reparan, mantienen y orientan el comportamiento
fisiológico, expresivo, cognoscitivo, conductual y afectivo. También son
estructuras narrativas que permiten darle significado y modelar las
experiencias que como seres humanos se tienen en la vida cotidiana.
Concretamente, la vergüenza y la culpa se producen con mucha frecuencia
en el ámbito de la educación y no sólo en el nivel básico sino también
superior, refirió.
Ambas emociones, dijo, son llamadas sociales, porque se aprenden a lo
largo del proceso de socialización y sirven para regular el comportamiento
intra e interpersonal.
Indicó que de acuerdo con una encuesta realizada en personas en etapa
escolar, en el sector educativo dichas emociones, dependiendo de la edad, están
asociadas a determinadas palabras.
Así, los niños de 8 a 12 años asocian la culpa con términos como
agredir, gritar, consecuencia de hacer algo, acciones indebidas, contestar, la
ley, accidentes, desobedecer o pelear. Entre los 19 y 24 años la vinculan con
actos delictivos, mentir, castigo, remordimiento, tristeza, engaño, miedo y
cometer errores, comentó.
En el caso de la vergüenza, acotó, para los más pequeños está asociada
a hacer algo en público, llorar, desobedecer, relacionarse con el sexo opuesto,
arreglo personal, regaño ante otros, hacer el ridículo o cuestiones negativas
en la escuela.
Para los más grandes esta emoción equivale a pena, miedo al ridículo,
timidez, transgredir normas, caerse, ser observado, la desnudez, la apariencia,
humillación y el equivocarse, concluyó.
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FOTO 01
Lucy María Reidl
Martínez, directora de la FP de la UNAM, dijo que hoy se vive una crisis social
en todo el mundo, debido a que cada persona busca solucionar sus problemas sin
medir consecuencias.
FOTO 02.
Pilar Martínez,
Gilberto Guevara, Lucy María Reidl y Benilde García en la inauguración del Coloquio
Educación ciudadana. Retos y responsabilidades de los Gobiernos, las
instituciones y los Ciudadanos en el contexto de la globalización, organizado
por la UNAM.