Boletín
UNAM-DGCS-098
![]() |
![]() |
Pie de fotos al final del boletín
· Investigadores
del IFC, encabezados por Herminia Pasantes Ordóñez, hallaron que la
taurina interviene en los procesos de
recuperación de volumen normal de neuronas en estos casos
· Entre sus
aportaciones está la comprensión del fenómeno de recuperación del volumen de
las neuronas después de hincharse por exceso de agua
· Los edemas
pueden deberse a hiponatremia, isquemia, accidentes vasculares cerebrales y
traumatismos craneoencefálicos
Investigadores del Instituto
de Fisiología Celular de la UNAM, encabezados por Herminia Pasantes Ordóñez,
descubrieron que la taurina, un aminoácido presente en todos los tejidos
animales, es fundamental en los procesos de recuperación del volumen normal de
las neuronas en caso de un edema (hinchamiento) cerebral.
Todas las neuronas están en
equilibrio osmótico, es decir, tienen un cierto número de partículas osmóticas
disueltas en agua, que es igual al número de las que hay en el espacio
extracelular.
Sin embargo, con algunas
enfermedades como insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca, este equilibrio
desaparece. Así, para restablecerlo, empieza a entrar agua en las neuronas;
pero como finalmente éstas reciben demasiada, se hinchan. Después, pueden
permanecer hinchadas o recuperar su volumen.
Pasantes Ordóñez dedicó muchos
años a analizar el papel que desempeña la taurina en el organismo humano, antes
de encontrar que su función tiene que ver con el volumen celular.
De esta manera, aunque ya se
sabía que la taurina se halla en todos los tejidos animales, la investigadora
universitaria pudo descubrir que está en concentraciones muy altas en las
retinas, el cerebro, las fibras musculares y el corazón.
Entre las aportaciones de
Pasantes Ordóñez al estudio del edema cerebral en específico, está la
comprensión del fenómeno de recuperación del volumen de las neuronas después de
hincharse por exceso de agua.
“Hemos estudiado las causas de
su hinchamiento, así como también los mecanismos mediante los cuales recuperan
su volumen cuando hay un cuadro de hiponatremia, es decir, cuando la sangre
tiene más agua que osmolitos”, apuntó.
Cuando aparece un cuadro de
hiponatremia, las neuronas, que están en estado normal, se hinchan pero
inmediatamente después empiezan a desarrollar procesos de adaptación que les
permiten recuperar su volumen y restablecer, poco a poco, el equilibrio
osmótico, aunque persista la condición de hiponatremia.
Esos procesos consisten, en
esencia, en la salida de osmolitos, moléculas que arrastran agua con ellas. La
taurina es el osmolito clave en la deshinchazón neuronal.
Sin bien la hiponatremia
aparece por diversos motivos, el más común es que el riñón no esté trabajando
correctamente, es decir, que la persona sufra una insuficiencia renal.
Además de la hiponatremia,
otras causas de edema cerebral son la isquemia (reducción de flujo sanguíneo),
los accidentes vasculares cerebrales y los traumatismos craneoencefálicos, que
no son otra cosa que golpazos en la cabeza, dijo Pasantes Ordóñez. Cuando se da
alguna de ellas, las neuronas, que tienen un metabolismo muy activo, reciben un
aporte cada vez menor de oxígeno y glucosa, debido a lo cual mueren.
En el caso de un traumatismo craneoencefálico, el golpe
hace que se rompan los vasos sanguíneos y haya una hemorragia cerebral.
Entonces, las neuronas se hinchan, pero no por un exceso de agua, sino porque,
con la falta de sangre rica en oxígeno, empiezan a entrar en ellas cloro y
potasio, que también son osmolitos y, por lo tanto, llevan agua consigo. Así, a
diferencia de lo que sucede con la hiponatremia, las neuronas no son capaces de
volver a su volumen normal por sí solas.
Otra investigación de Pasantes
Ordóñez relacionada con la taurina es la que estudia los efectos de la trombina
–una proteína de la sangre que permite la formación de coágulos en las heridas–
en el edema cerebral.
Al liberarse en el cerebro por
la ruptura de los vasos sanguíneos como consecuencia de un golpe muy fuerte o
por una isquemia, la trombina hace que las neuronas liberen taurina para
recuperar su volumen. Sin embargo, como el hinchamiento celular es tan
repentino y grande, y la entrada de cloro y potasio en las neuronas no cesa, la
taurina liberada no es suficiente para desalojar el agua de éstas.
“Para empeorar el cuadro, la trombina estimula la salida de otro
aminoácido, el ácido glutámico, el neurotransmisor más importante del cerebro,
pero también un neurotóxico específico. Así pues, el remedio resulta peor que
la enfermedad, porque el ácido glutámico sobreexcita a las neuronas y las
mata”, señaló la investigadora.
Éste es uno de los fenómenos
mejor conocidos de la excitotoxicidad, o toxicidad derivada de una
sobreexcitación.
“Tratamos de evitar que esto
ocurra –apuntó Pasantes Ordóñez– porque si, aparte del exceso de agua y de los
problemas de las neuronas por mantener sus concentraciones de cloro y potasio,
hay una excesiva liberación de ácido glutámico, entonces las células que
sobrevivieron a la isquemia morirán por sobreexcitación.”
Los investigadores del
Instituto de Fisiología Celular utilizaron el medicamento BCPID –que aún no ha
sido sometido a pruebas clínicas, pero que actúa como bloqueador de canal de
cloro– para eliminar completamente la fuga de ácido glutámico inducida por
trombina.
“Hemos encontrado que otros
fármacos inhiben la salida del ácido glutámico. Ahora vamos a probar si la
muerte neuronal, exacerbada por la trombina, puede controlarse con esos mismos
fármacos”, informó la especialista.
En el caso de un traumatismo
craneoencefálico, los investigadores han administrado experimentalmente
tamoxifen, un medicamento que se emplea con cierto éxito contra el cáncer de
mama y con el que ya se hicieron pruebas clínicas.
“Esto es muy importante porque
el tamoxifen nos ahorró el trabajo clínico. En estos días, precisamente,
estudiantes de posgrado están haciendo unas pruebas que les permitirán saber
cuál es la dosis mínima de tamoxifen que se requiere para bloquear
completamente la salida de ácido glutámico. Hemos obtenido buenos resultados en
la protección contra el hinchamiento inducido por trombina. Ahora nos interesa
probarlo en casos de isquemia”, finalizó Pasantes Ordóñez.
-oOo-
FOTO 1.
Los edemas
cerebrales pueden deberse a hiponatremia, isquemia, accidentes vasculares
cerebrales y traumatismos craneoencefálicos, explicaron especialistas del
Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.
FOTO 2
Herminia Pasantes
encabeza un equipo en el IFC de la UNAM, que descubrió que la taurina es
fundamental en la recuperación del volumen normal de las neuronas por un edema
cerebral.