Boletín
UNAM-DGCS-081
Cocoyoc, Morelos
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final del boletín
PARTICIPA NOBEL DE QUÍMICA EN EL XXV ANIVERSARIO DEL INSTITUTO DE BIOTECNOLOGÍA DE LA UNAM
El Premio Nobel de Química
1989, Thomas Cech, dictó una conferencia en el marco del XXV aniversario del
Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM, en donde habló de sus estudios
sobre la enzima telomerasa, relacionada con el crecimiento celular desmedido
que se da en el desarrollo del cáncer.
Al abordar el tema When
telomerase meets the chromosme end, expuso ante científicos del más alto nivel
que junto con su equipo de investigación indaga sobre esa enzima, encargada de
mantener los extremos de los cromosomas o telómeros del mismo tamaño.
En el Simposio Conmemorativo,
Carlos Federico Arias Ortiz, director del IBt, afirmó que esta dependencia se
ha situado de forma indiscutible como líder reconocido en su campo, tanto en el
plano mexicano como extranjero.
Es sobresaliente el
reconocimiento que ha ganado por la calidad de sus contribuciones en las
diversas disciplinas que conforman la biotecnología moderna, así como por ser
semillero de investigadores del más alto nivel, muchos de los cuales son
líderes en universidades del país y de otras naciones, o bien, que se han
incorporado al sector productivo nacional e internacional, especificó.
En su alocución, Thomas Cech, también
miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, explicó que
cuando un organismo es joven, las orillas de DNA tienen cierta extensión y
particularidades; pero conforme pasa el tiempo, la célula envejece y se le
hacen más cortas, hasta que no puede duplicarse y muere.
El también presidente del
Instituto Médico Howard Huges dijo que la actividad de la telomerasa es
importante para mantener el tamaño adecuado de los extremos de los cromosomas,
y se ha descubierto que cuando hay cáncer, esta enzima se activa en exceso y
los telómeros, necesarios para la replicación celular, se vuelven largos.
“Eso hace que las células del
cuerpo se repliquen de manera más eficiente, y se creen tumores”, añadió. Por
ello, una de las cuestiones médicas de los trabajos del Nobel es encontrar
inhibidores o agentes que disminuyan su acción, a fin de controlar el
crecimiento celular desmedido que se da en una neoplasia.
El profesor de la Universidad
de Colorado, ubicada en Boulder, se refirió también a una vacuna contra ese
padecimiento, creada bajo el mismo principio. Esta es una de tantas orientaciones
en la búsqueda de una cura contra ese flagelo. En este caso, mencionó, ya hay
estudios clínicos avanzados y es un enfoque prometedor.
Asimismo, Carlos Federico
Arias Ortiz destacó que en estos 25 años, el IBt ha experimentado un
crecimiento acelerado hasta volverse uno de los institutos más grandes de la
Universidad, con cerca de 200 académicos y más de 250 estudiantes, la mayoría
de posgrado.
El director resaltó el
incremento sustancial de la vinculación de la entidad con el sector productivo
desde su creación, aunque sigue siendo un área donde existen retos a enfrentar
en los próximos años.
La calidad del IBt se
evidencia con una importante cantidad de premios y reconocimientos de su
personal, con cuatro premios Nacionales, seis Universidad Nacional, 10 de la
Academia Mexicana de Ciencias, así como el nombramiento de sus investigadores
como International Scholar del IMHH en 13 ocasiones, detalló.
Sin lugar a dudas, abundó el
titular, los inicios de la biotecnología moderna en México, así como su posterior
desarrollo, están íntimamente ligados a la historia del Instituto.
Recordó que a finales de los
70 se impulsó de manera decidida la creación del Centro de Investigación sobre
Ingeniería Genética y Biotecnología, hoy IBt, que surgió de manera paralela a
la revolución de la biología experimental a inicios de los años 80, con la
aparición de técnicas de DNA recombinante y de ingeniería genética. “Se ofrecía
la promesa, bien sustentada, de utilizar el conocimiento adquirido de los
sistemas biológicos para generar desarrollos tecnológicos”.
Esta visión permitió crear, en
1982, un centro de investigación en el área. Su transformación en el actual
Instituto, en 1991, marcó el inicio de una nueva etapa de plena consolidación
de la entidad, agregó.
Arias Ortiz concluyó que este
aniversario marca la oportunidad para refrendar los objetivos y misión del
mismo, y renovar esfuerzos a fin de cumplir con el compromiso de impulsar la
biotecnología en la Universidad y el país, “contribuyendo así a convencer a nuestra
clase política de la importancia de la investigación y el desarrollo
tecnológico para la economía y el bienestar de la población”.
El Simposio incluyó la
participación de otros científicos, entre ellos, Fotis Kafatos, presidente del
Consejo Europeo de Investigación y académico del Imperial College, de Londres;
y Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito del IBt y miembro de El
Colegio Nacional.
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FOTO 1.
Carlos Federico
Arias Ortiz y Thomas Cech previo a su participación en el Simposio
Conmemorativo por el XXV aniversario del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
FOTO 2
Carlos Federico
Arias Ortiz, director del Instituto de Biotecnología de la UNAM, afirmó que
esta entidad se ha situado como líder reconocido en su campo, tanto en el plano
mexicano como extranjero.
FOTO 3
Thomas Cech,
Premio Nobel de Química 1989, dictó una conferencia en el marco del XXV
aniversario del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Ahí habló de sus
estudios sobre la enzima telomerasa.
FOTO 4
Asistentes a la
conferencia When telomerase meets the chromosme end, efectuada en el marco del
Simposio Conmemorativo por el XXV aniversario del Instituto de Biotecnología de
la UNAM.