Boletín
UNAM-DGCS-934
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Resaltó Jesús Felipe Uribe Prado, profesor de la
Facultad de Psicología de la UNAM
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Las estadísticas de muerte revelan que el estrés
por trabajo provoca ataques cardiacos, afecciones cerebrovasculares o
infecciones en las vías respiratorias, refirió
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En Estados Unidos se gastan entre 20 mil y 50 mil
millones de dólares anuales en este tipo de problemas, señaló
El desgaste
ocupacional puede considerarse como la plaga del siglo XXI, pues las
estadísticas de muerte revelan que el estrés por trabajo provoca ataques
cardiacos, afecciones cerebrovasculares o infecciones en las vías
respiratorias, afirmó Jesús Felipe Uribe Prado, profesor de la Facultad de
Psicología (FP) de la UNAM.
En ese sentido, apuntó, el reto de los
psicólogos no sólo es diagnosticar sino identificar a tiempo los factores
laborales que originan esta sobrecarga emocional y tratar de prevenirlos. Tan
sólo en Estados Unidos se gastan entre 20 mil y 50 mil millones de dólares
anuales en este tipo de problemas.
Por ello, es importante que en el
ambiente de trabajo la salud se entienda como bienestar y calidad de vida, y no
como la ausencia de enfermedades, destacó.
Las empresas a su vez, deben entender que
evitar situaciones de burnout o síndrome de agotamiento emocional,
despersonalización y baja realización personal en los empleados, les genera más
que un costo un beneficio, refirió.
En términos médicos se manifiesta en
trastornos de sueño, malestares gastrointestinales, afecciones de tipo sexual,
dolores de cabeza o espalda, sudoración, nerviosismo, gripas frecuentes,
incluso una baja considerable en el sistema inmunológico. También se muestra en
problemas de tipo psicológico como fobias u obsesiones, señaló.
Es necesario
entender que burnout y estrés laboral no son lo mismo. El primero es un proceso
de adaptación a ciertos estímulos que se perciben como amenazantes, y la
respuesta a estos estresores origina cierta tensión y resistencia en el
organismo, pero al final hay un acomodo, precisó el especialista en salud
ocupacional.
Si es bueno o malo
depende del mecanismo de cada persona y, en ese sentido, es lo más normal que
les sucede a los seres humanos, subrayó. Así, el estrés en el trabajo es
benéfico cuando ayuda a tomar decisiones, a prever accidentes o a evitar
cometer errores en la ejecución de alguna tarea operativa.
Es nocivo cuando
paraliza al empleado ante una situación de riesgo, le impide decidir
adecuadamente o le provoca percances en la realización de sus funciones,
abundó. En este caso, el burnout es una reacción al estrés, en donde
independientemente de que desaparezca el estresor que lo origina, permanece el
desgaste ocupacional.
Se presenta
deterioro emocional, una sensación de estar cansado, ir a trabajar contra la
voluntad, cuesta trabajo levantarse y suele sentirse agotado, aunque no
físicamente. Otra es la despersonalización o insatisfacción del logro, lo cual
implica sentir que no hay desarrollo completo ni realización personal, mejoras
o ascensos, agregó.
Otro más, dijo, es lo que los
norteamericanos denominan cinismo, o actitudes negativas, el cual consiste en
la deshumanización, pues se trata a la gente como un número u objeto. Esto se
ha estudiado en el área de servicios, donde los médicos ni siquiera miran a los
pacientes a los ojos.
En el desgaste ocupacional se han
encontrado variables de corte extra organizacional –familiares, sociales,
económicas o políticas–, como el desempleo. “Este concepto puede generar una
situación similar, donde no hacer nada puede estresar a una persona y éste es
el caso de muchos jubilados”, explicó.
También, abundó, influye lo que hacen las
organizaciones, porque no sólo es importante dar a los empleados buenas
condiciones de trabajo. Se ha visto que quienes tienen mayor responsabilidad
pero no pueden tomar decisiones también presentan burnout.
Otro aspecto es el cambio de horario,
como con las enfermeras o agentes de seguridad; asimismo, se ha presentado este
estado de tensión en quienes optan por una profesión idealizándola y al entrar al
mercado laboral no es lo que imaginaban, dijo Uribe Pardo.
Es tal la repercusión que tiene el
desgaste ocupacional que, por ejemplo, en la Unión Europea ya se ha comenzado a
considerar como accidente de trabajo, expuso. Si bien estos padecimientos tienen
una etiología de enfermedad laboral, todavía los médicos no ven su origen en el
ambiente de desempeño.
Aclaró que una forma de detectarlo es a
través de instrumentos como cuestionarios o pruebas psicológicas. Con este tipo
de mediciones se puede constatar “que se presiona a los trabajadores, que no se
les está dando control sobre sus decisiones, que la gente está rebasando sus
horas de trabajo o que se le exige de manera inhumana para elevar la
productividad”.
Una forma de prevenir el burnout, aseguró,
sería informar a la gente sobre lo que éste genera en su salud física y mental,
e instarla a tomar precauciones.
También, se han logrado buenos resultados
a través de la implementación de programas deportivos, de esparcimiento o de
hábitos y valores dentro de la empresa; así como mediante la rotación de
puestos o dándole periodos de descanso al personal, concluyó.
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FOTO 01.
El desgaste
ocupacional es la plaga del siglo XXI, porque las estadísticas de mortalidad
revelan que muchas enfermedades tienen origen en el estrés, afirmó Jesús Felipe
Uribe, profesor de la UNAM.
FOTO 02
En Estados Unidos se gastan entre 20 mil y 50 mil millones de dólares anuales en problemas por sobrecarga emocional laboral, refirió Felipe Uribe, profesor de la FP de la UNAM.