Boletín
UNAM-DGCS-822
Ciudad Universitaria
![]() |
![]() |
Pie de
fotos al final del boletín
POSIBLE, REDUCIR
LA VULNERABILIDAD ANTE EL RIESGO SÍSMICO
·
Afirmó Carlos Valdés González, jefe del Servicio
Sismológico Nacional, a cargo de la UNAM
·
El también investigador del IGF señaló que se debe
elaborar un plan que incluya el conocimiento y la preparación de la población
ante tales fenómenos
· Donde se han registrado sismos importantes, volverán a ocurrir. Es el caso de México, con más de 150 temblores moderados y grandes, mayores a 6.5 grados, dijo
Aunque no puede detenerse
la ocurrencia de temblores en el país, sí se puede estar preparado para
enfrentarlos y así reducir la vulnerabilidad frente al riesgo sísmico, afirmó
Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN), a cargo
de la UNAM.
El también investigador del
Instituto de Geofísica (IGF) señaló, en el Seminario ¿Conocemos el riesgo
sísmico en México y en la Ciudad de México?, que ello se puede lograr mediante
un reforzamiento de las estructuras o edificios, aunque tal opción es costosa y
lleva tiempo.
Por ello, lo mejor es
elaborar un plan que incluya el conocimiento y la preparación de la población
ante tales fenómenos, expuso en el auditorio del Jardín Botánico del Instituto
de Biología.
Explicó que los temblores
son producidos en el interior de la Tierra, en su núcleo, donde existe gran
cantidad de calor, estimado en más de ocho mil grados centígrados, lo cual
genera corrientes convectivas; ello lleva a que la distribución de la
sismicidad está en regiones bien identificadas.
Hace millones de años todos
los continentes estaban unidos pero luego comenzaron a separarse; es decir, las
placas tectónicas se han movido y lo seguirán haciendo; es normal, aseguró
Carlos Valdés.
Expuso que un sismo de
magnitud 5 libera energía similar a la de una bomba atómica como la de
Hiroshima; “pero como la escala es logarítmica, cada vez que se sube un grado
se requiere 32 veces más energía. Por ejemplo, para igualar un temblor como el
de 1985, de 8.1 grados, se requieren 32 eventos de magnitud 7”.
Su ocurrencia puede devenir
en desastres, pero una parte importante es el grado de vulnerabilidad que se
tenga, insistió Valdés González. Eso es claro en la Ciudad de México, donde el
mismo movimiento tiene diferente afectación, no es igual en Ciudad
Universitaria o en el Centro Histórico, donde debido al terreno el movimiento
se llega a amplificar hasta 40 veces. De ahí la importancia de saber en qué
zona se vive.
Se ha observado que se
producen mayores deterioros por la asimetría de los edificios; al uso de
elementos preconstruidos –lo cual no está permitido en nuestro país desde
1957–; o bien, por la combinación de materiales, como ladrillo, block y
concreto. “Eso puede generar daños a
pesar de que la colocación parezca fuerte”, advirtió.
Otro problema son los
primeros pisos blandos o débiles que se usan como estacionamientos, los cuales
deberían tener columnas que no sólo sean de concreto, sino con suficientes
refuerzos de acero, ya que de no ser así podrían destruirse, detalló.
Además está el “golpeteo” entre estructuras de diferente altura; los
edificios más bajos suelen permanecer en buenas condiciones y los más altos
reciben daños severos porque al separarse chocan en un punto, el de mayor
altura del edificio más bajo.
Se debe poner atención en
aquellas obras que carecen de castillos o no tienen cimientos bien hechos, todo
lo cual debe revisarse para prevenir el colapso de las construcciones. Dentro
de ellas, pueden tomarse medidas sencillas, por ejemplo, el uso de ménsulas para
fijar muebles y estantes, sugirió.
“Donde se han registrado
sismos importantes, volverán a ocurrir; el problema es cuándo sucederán”,
alertó. Ese es el caso de México, con más de 150 temblores moderados y grandes
–mayores a 6.5 grados de magnitud– en los últimos 100 años, es decir, 1.5 por
año en promedio.
Un desastre sobreviene con
viviendas y construcciones hechas con materiales débiles, en zonas sísmicas
importantes. Es decir, la fórmula es gran vulnerabilidad más sismicidad
importante. De ahí el interés de identificar la interacción entre el suelo,
estructuras y efectos del temblor, finalizó.
—o0o—
FOTO 1.
Es necesario elaborar un plan que
incluya el conocimiento y la preparación de la población ante los movimientos
sísmicos, a fin de mitigar los riesgos, afirmó el investigador de la UNAM
Carlos Valdés.
FOTO 2
Carlos Valdés González, jefe del Servicio Sismológico Nacional, a cargo de la UNAM, dictó el Seminario ¿Conocemos el riesgo sísmico en México y en la Ciudad de México?