12:30  hrs. 07 de Octubre de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-746

Ciudad Universitaria


Amando Leyva

Pie de fotos al final del boletín

 

ESTUDIAN EN LA UNAM RELACIÓN DE ACTIVIDAD SÍSMICA CON ESCAPE DE GASES

 

·        Señaló Amando Leyva, investigador del Instituto de Geofísica, quien agregó que aún falta mucho para llevar a cabo predicciones operativas de movimientos de tierra

·        Cuando un temblor fuerte está próximo a suceder, crecen las partículas de aerosol en la capa de aire superficial, aseguró

·        Dictó la conferencia Variabilidad óptica del aerosol atmosférico y su probable relación con la actividad sísmica local, en el Centro de Ciencias de la Atmósfera

 

A pesar de que existen modelos que explican en forma teórica la relación a partir del escape de gases y partículas, en especial de radón, con la actividad sísmica, aún falta mucho para llevar a cabo predicciones operativas de movimientos de tierra, afirmó Amando Leyva, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM.

 

Al dictar la conferencia Variabilidad óptica del aerosol atmosférico y su probable relación con la actividad sísmica local, dijo que cuando un temblor fuerte está próximo a suceder se ionizan y crecen las partículas de aerosol en la capa de aire superficial, introduciendo cambios eléctricos significativos, capaces de reflejarse en la ionosfera    –capa de la atmósfera por encima de los 80 kilómetros del suelo–, y aumenta el llamado espesor óptico del aerosol.

 

En el Salón de Seminarios del Centro de Ciencias de la Atmósfera, expuso que hay pruebas de la relación entre lo que sucede en la corteza terrestre o litosfera y ese estrato. De hecho, desde hace décadas hay satélites científicos que se han dedicado a "mapear" la densidad electrónica en la ionosfera.

 

Recordó que desde los años 80 se utiliza el monitoreo de aerosol sobre ciertas zonas con yacimientos minerales importantes. Mediante el análisis de muestras de partículas recogidas en ese ambiente, se podía determinar la extensión o contorno horizontal de los depósitos buscados, y precisar así su importancia económica.

 

Es decir, abundó Amando Leyva, la presencia de materiales de la corteza en la capa de aire superficial "no es algo que haya que comprobar". De hecho, la existencia de precursores ionosféricos de los sismos está ampliamente demostrada por estudios a posteriori de estos fenómenos, aunque falta mucho para hacer pronósticos operativos acertados.

 

Señaló que como parte de ellos se logró estructurar un modelo teórico que explica el vínculo de la ionosfera con los sismos a partir del escape de gases y partículas, en especial de gas radón, que al ser emitidos desde la superficie (sobre todo cuando hay actividad terrestre intensa) son capaces de modificar sustancialmente la distribución horizontal de la densidad electrónica de esa capa atmosférica.

 

Indicó que con anterioridad se habían registrado variaciones en la ionosfera por actividad solar, como las ráfagas solares. Sin embargo, había anomalías que cuando fueron analizadas para encontrar sus causas, se halló que había una correlación con temblores fuertes.

 

Por lo que respecta al aerosol atmosférico y el sismo, durante este fenómeno se presenta una ionización de las moléculas de aire, que aunada a la alta polaridad de las de vapor de agua, forma partículas mixtas, es decir, cubiertas con una capa de agua y clusters (aglomeraciones de partículas), sostuvo.

 

Es decir, existe una correlación entre la actividad telúrica o un sismo próximo a suceder, y el espesor óptico del aerosol; lo primero propicia un aumento del número de partículas grandes en la atmósfera baja. Es el efecto de captura de líquido sobre su superficie lo que las hace crecer a diámetros mayores a dos micras, refirió el científico.

 

Cuando hay movimientos terrestres intensificados con respecto a lo normal, en el periodo llamado de "preparación del sismo", la tasa de escape de gases, y de radón en particular, se modifica y se inician los procesos de ionización y aumento de las partículas de mayores diámetros del aerosol de las capas atmosféricas cercanas a la superficie.

 

Por último, expuso que en sismos como el de Colima, del 21 de enero de 2003, científicos hindúes reportaron variaciones atmosféricas como precursores importantes, por lo que es necesario seguir estudiando este fenómeno.

 

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FOTO 01

Amando Leyva, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, dictó la conferencia Variabilidad óptica del aerosol atmosférico y su probable relación con la actividad sísmica local.

 

FOTO 02.

Existe una correlación entre la actividad telúrica o un sismo próximo a suceder, y el espesor óptico del aerosol, afirmó el investigador de la UNAM Armando Leyva.