Boletín
UNAM-DGCS-697
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La pobreza es el gran problema
del siglo XXI, generado por la desigualdad en el ingreso y en la distribución
de la riqueza, al que no se le ha dado la atención que requiere, afirmó Carlos
Arteaga Basurto, director de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la
UNAM.
Aseguró que el modelo neoliberal
vigente no sólo no resolvió los rezagos del pasado, sino que empeoró otros, al
grado de que en México los polos se han agudizado y cada vez hay más pobres y
menos ricos, aunque estos últimos se apropian de los recursos.
Al dictar la conferencia Política
Social y Salud, dentro del Segundo Simposio Los Retos Actuales del Trabajo
Social en las Neurociencias, Arteaga Basurto dijo que a raíz de este sistema
han surgido nuevas variantes de la pobreza, como la exclusión social. “Antes se
hablaba de marginados y hoy de excluidos; es decir, población que nunca ha
tenido acceso a ningún servicio de salud, educativo y cultural”.
No obstante, añadió, si una
nación desea un progreso adecuado y romper la desigualdad, no puede descuidar
la formación y la salud; empero, en el modelo actual, la modernización del
Estado representó el abandono de su tarea interventora y de bienestar, para dar
paso a un régimen basado en la libre concurrencia de las fuerzas de mercado, en
la privatización de la economía y la liberalización.
“Un país que quiere crecer
tiene que invertir en salud y educación, porque sólo una población sana y con
niveles culturales elevados puede impulsar el desarrollo”, sentenció en el Aula
Magna del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
El director de la ENTS informó
que las cifras revelan que en nuestro país hay cerca de 60 millones de pobres,
de los que aproximadamente 40 millones viven en situación de pobreza extrema.
Es decir, alertó, el modelo
neoliberal no ha sido benéfico ni incluyente, y los efectos generados sobre
todo en lo social son significativos: hay escasez de empleo, disminución del
sector formal e incremento de su contraparte.
Advirtió que no se puede
hablar de disminución de la pobreza, cuando el trabajo informal es el que
predomina y las remesas de los migrantes son la segunda fuente de ingresos para
México.
Aclaró que no es un problema
unidimensional, sino que lo constituyen grupos heterogéneos en nuestro
territorio. No es lo mismo los desposeídos de Oaxaca o Chiapas, que los de la
Ciudad de México. Tienen características diferentes, aspectos que requieren
estudios específicos y, por lo tanto, sus demandas y necesidades son opuestas,
tanto en materia educativa como de salud.
Comentó que para atacar la pobreza
hay dos líneas de trabajo: impulsar un programa de desarrollo social, en donde
uno de los factores principales es acabar con la desigualdad en la distribución
del ingreso, o generar planes de compensación, en donde se sustituyen demandas
o requerimientos de la población más afectada, sin generar cambios en la
estructura económica del Estado.
En ese sentido, Carlos Arteaga
mencionó que lo que ha hecho el gobierno mexicano en el último sexenio, ha sido
desarrollar estrategias compensatorias.
Abundó que la economía
nacional está ligada necesariamente a la estadounidense, y muchas de las
tendencias o directrices que se siguen en el sector financiero en el país están
orientadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el gobierno
de Estados Unidos.
Por ello, argumentó, “es
necesario entender el papel de México en el contexto global. El liderazgo que
se tenía hasta hace pocos años en política exterior en Latinoamérica se ha
perdido, y lo han detentado naciones como Venezuela, Brasil, Chile y
Argentina”.
Subrayó que hablar de una
reforma política en el área de la salud o en cualquier otra implicaría contar
con recursos, pero mientras no se tengan es difícil avanzar en una
reestructuración de los sistemas.
Sin ellos “no hay beneficios
posibles ni desarrollo de capital humano; se carece de productividad, no hay
posibilidades de competir internacionalmente ni de generar empleos; tampoco hay
formas de combatir la pobreza, no se estimulan las cadenas de proveedores y la
promoción de la seguridad en la sociedad queda relegada”, agregó.
Para avanzar en salud, primero
hay que entender que es un asunto de competencia pública y no puede dejarse en
manos privadas, debe ser una obligación y una responsabilidad del Estado,
porque es un derecho social consagrado en la Constitución mexicana, concluyó.
–o0o–
PIES DE FOTO
FOTO 01.
Carlos Arteaga
Basurto, director de la ENTS de la UNAM, dictó la conferencia Política Social y
Salud, dentro del Segundo Simposio Los Retos Actuales del Trabajo Social en las
Neurociencias.
FOTO 02
Un país que quiere crecer tiene que invertir en salud y educación para impulsar el desarrollo, sentenció Carlos Arteaga, director de la ENTS de la UNAM, en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía.