Boletín
UNAM-DGCS-603
Ciudad Universitaria
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final de l boletín
TIENEN LOS OCÉANOS ESTRECHA RELACIÓN CON LA VIDA COTIDIANA
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Señaló Roberto Salas, integrante del
Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
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Permiten la existencia de la vida sobre la
Tierra: son los reguladores del clima, diversifican la alimentación y son
fuente de riqueza proteínica
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Dictó la conferencia El mar en la vida
diaria, en la Casa de las Humanidades
Los océanos tienen una
estrecha relación con la vida cotidiana; su importancia es tal que permiten la
existencia de la vida sobre la Tierra: son los reguladores del clima,
diversifican la alimentación y son fuente de riqueza proteínica, afirmó Roberto
Salas, integrante del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
Al dictar la conferencia El
mar en la vida diaria en la Casa de las Humanidades, el especialista añadió que
el mar establece las condiciones meteorológicas y determina si un año es más
seco o más caliente, por lo que en consecuencia rige a la agricultura.
Asimismo, dijo, modula los
tiempos de construcción de las grandes obras y, en México, incluso a gran parte
de la economía, pues 80 por ciento del petróleo para exportación se extrae del
fondo marino, el que incluso aporta materiales para nuevas medicinas.
Explicó que el planeta
está cubierto en 70 por ciento de agua y la profundidad oceánica promedio es de
cuatro mil metros; empero, la producción de líquido con respecto a la tierra es
de 0.6 por ciento, es decir, forma un “cascarón” pequeño y fino sobre la superficie
terrestre. Pero ese porcentaje “hace una diferencia enorme en las
características del planeta, en su
clima”.
Además, subrayó, tiene
biodiversidad: se calcula que hay más de 50 millones de organismos diferentes,
aunque se conoce menos del uno por ciento de ellos. Es parecido al territorio
continental: tiene zonas de “desiertos” y “selvas”, pobres o abundantes en
peces. Las ricas permitirían alimentar a toda la población, pero no se explotan
o se hace “de manera irracional”.
Roberto Salas señaló que las
especies marinas no se distribuyen de manera aleatoria, sino por movimientos de
agua y las características termodinámicas de un lugar. Por ejemplo, los atunes
sólo habitan aguas de 10 o 12 grados, por eso es necesario comprender que
cuando hay un fenómeno como El Niño aumenta la temperatura del Océano Pacífico
en uno o dos grados, y con La Niña sucede lo contrario, disminuye.
Los océanos también contienen
energía. Si aumentase un grado centígrado en una capa de 200 metros de
profundidad, equivaldría a encender 4 mil millones de millones de focos,
electricidad suficiente para varias generaciones, reveló. Sin embargo están
conectados con la atmósfera, y si uno se calienta el otro también, pues se
expande.
Por ello ya se registra el
deshielo de los polos. En la actualidad ya se ha perdido 18 por ciento de los
hielos del Polo Norte, y cuando ello ocurre el nivel del mar se eleva y puede
amenazar con desaparecer a las islas del Pacífico, por ejemplo, y a ciudades
portuarias. En el caso de México la península de Yucatán tendría problemas
serios debido a su elevación, alertó.
Las costas se reconfigurarían
y los mantos acuíferos en los litorales tendrían más sal, como también ya se
observa en el sureste mexicano. Cambiaría el régimen de vientos y el patrón de
lluvias, por lo que se tendrían precipitaciones donde normalmente no las hay y
épocas de secas donde antes no llovía, adelantó.
Al referirse a los huracanes,
David Salas sostuvo que pueden tener efectos intensos. Para que se formen se
necesita un océano con una temperatura superficial igual o mayor a 26 grados.
De 1950 a 1985 su tendencia fue a la baja, sin embargo desde ese último año
comenzaron a incrementarse.
Estos fenómenos incluso pueden
ser benéficos para algunas zonas de la nación, porque buena parte del
territorio nacional, el altiplano, está por arriba de los mil metros sobre el
nivel del mar, y los vientos que proceden de éste último normalmente no
alcanzan a subir, explicó.
El agua de la superficie del
mar es arrastrada por los vientos y así se producen las olas; empero, cuando
hay terremotos en el fondo del océano con movimientos verticales se producen
los tsunamis, que no es oleaje en sí, pues su mecanismo y forma son diferentes,
sino “paredes” de agua, aclaró.
El de Sumatra en 2004 tuvo
este proceso y alzó “olas” de entre 15 y 30 metros de altura. Durante la
explosión del volcán Krakatoa en 1883 se registró una pared de 40 metros según
datos físicos en las montañas, y se calcula que el meteorito que cayó en
Chicxulub, Yucatán, provocó uno de mil metros, concluyó.
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FOTO 01
Roberto Salas, del Instituto de Ciencias del Mar y
Limnología de la UNAM, dijo que los océanos tienen una estrecha relación con la
vida cotidiana; pues permiten la existencia de la vida sobre la Tierra.
FOTO 02.
El investigador de la UNAM Roberto Salas dictó la conferencia El mar en la vida diaria en la Casa de las Humanidades, donde habló de las diferentes implicaciones de los océanos en el clima.