Boletín
UNAM-DGCS-558
Ciudad Universitaria
![]() Enrique Contreras |
![]() |
![]() |
Pie de fotos al
final del boletín
ACUMULA MÉXICO
SEVERO DÉFICIT DE TALLA EN MENORES DE EDAD
·
Reveló Enrique Contreras, del CEIICH de la UNAM, quien agregó que ello
se asocia a discriminaciones raciales, bajo nivel de urbanización y dispersión
de comunidades
·
También influye el rezago en sistemas de salud y falta de educación,
dijo
·
Señaló que nuestro país padece niveles de desnutrición y mortalidad
superiores a otros países latinoamericanos con similar producto per cápita
En las zonas indígenas de
México productoras de café, los niños de 6 a 8 años presentan un severo déficit
de talla, asociado a discriminaciones raciales, bajo nivel de urbanización,
dispersión de comunidades, rezago en los sistemas de salud, falta de educación
y volatilidad en los precios del aromático, afirmó Enrique Contreras Suárez,
del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades
(CEIICH) de la UNAM.
Añadió que en nuestro país una
persona de esas áreas, pobre, habitante del medio rural, sobre todo en
localidades pequeñas, y que cultiva ese grano, está propensa a tener hijos con
deficiencias considerables.
Subrayó que incluso, cuando
hay malas ventas internacionales de café, la población que depende de ese
producto resiente mayormente esa situación, pero los menores de edad son
quienes padecen aún más las consecuencias. Es un problema cíclico.
El especialista universitario,
quien junto con Leandro Román García, del mismo Centro, realizó un estudio
sobre subnutrición infantil de escolares indígenas, explicó que el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) los invitó para
procesar la información de dos censos en niños de primaria de todo el país.
Afirmó que dicho indicador se
asocia a la desnutrición crónica: son infantes de estatura reducida, cuyas
calibraciones corresponden a estandarizaciones de tablas internacionales. Es
decir, tienen un retraso severo en su altura respecto a la edad.
Agregó que en el trabajo se
hace una distinción por tipo de lenguas, gracias a lo cual se determinó que las
más afectadas son las zonas del sur. Los municipios que más padecen este
problema se ubican en Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
El especialista destacó que
desde hace años nuestro país tiene niveles de desnutrición y mortalidad superiores
a otras naciones latinoamericanas, que registran un producto per cápita
similar. Se mantiene una distribución del ingreso desigual, sin mejoras
socioeconómicas en los principales índices de desnutrición infantil, que si
bien descienden ligeramente en sus promedios nacionales o se mantienen,
conservan antiguas brechas entre los diferentes espacios
geográfico-administrativos.
Enrique Contreras informó que
en 1988 en México la baja talla de los menores de 5 años de edad ascendía a 23
por ciento, pero se redujo al 18 en 1999, de acuerdo con la Encuesta Nacional
de Nutrición. Según los censos escolares del DIF, en 1994 la baja talla en
niños que ingresan a la escuela ascendía a 19 por ciento de la población
censada, pero descendió a 14 en 1999.
Sin embargo, apuntó, estas
reducciones son insuficientes si se comparan con el descenso registrado entre
1990 y 2000 en países en desarrollo, donde las tasas fueron, en promedio, de
siete puntos porcentuales, de acuerdo con un comité internacional de las
Naciones Unidas.
Los datos de la realidad
mexicana se ven opacados por la prevalencia de la situación deficitaria
imperante de los niños inscritos en el primer grado de primaria, en escuelas
indígenas y en hogares con una madre que habla una lengua étnica, dijo.
Detalló que el porcentaje
“estandarizado” del déficit de talla entre los infantes inscritos en colegios
para población originaria es mayor que el de los que acuden a escuelas privadas
y oficiales.
Entre los niños inscritos en
escuelas indígenas, oficiales y privadas en 1994, el déficit de talla para la
edad fue de 59.5, 16.8 y 2.9 por ciento, respectivamente. Mientras que para
1999 dicho porcentaje se redujo a 50.5, 11.4 y 2.1, en el mismo orden, resaltó.
“Se trata de diferencias que
se vuelven abismales cuando se agrega el factor geográfico”. Así, por ejemplo,
la merma promedio para los menores de cinco años residentes en hogares cuya
madre habla una lengua indígena, es el doble del correspondiente a hogares cuya
progenitora no lo es, argumentó.
Contreras Suárez reveló que el
riesgo de esos pequeños de padecer tal déficit, por su condición étnica, se
incrementa con el de habitar una vivienda extremadamente pobre, de que la mamá
no tenga escolaridad y de residir en espacios rurales.
De acuerdo con sus estudios,
relató que el rezago mayor en la talla para la edad de los niños se localiza en
municipios predominantemente indígenas, en los inscritos en ese mismo tipo de
escuelas, en espacios rurales y semiurbanos, y en etnias con una
diversificación geográfica media.
En las ciudades medias
indígenas disminuye el rezago, salvo algunas e importantes excepciones de las
entidades federativas del sur de la República, donde se asienta la migración
del campo de grupos tzeltales, tzotziles, náhuas, zapotecas y mayas, reiteró.
Comentó que si bien se aprecia
una leve mejoría en el tiempo en la estatura para la edad de los menores, el
avance de sus pares no indígenas, localizados en centros urbanos, es más
notorio y veloz. “Esto apunta a la fragilidad de las acciones sociales
emprendidas y hacia la persistencia de mecanismos de exclusión y discriminación
difíciles de erradicar”, alertó.
Expuso que en la actualidad se
vive una etapa de riesgos y vulnerabilidades sociales para las mayorías del
país. “Ante este entorno tan cambiante, los indicadores estadísticos de la
pobreza de ingreso, dejan de reflejar lo que debieran”.
Por ello, propuso Enrique
Contreras, es necesario pulir los indicadores para que respondan a los nuevos
retos, o pensar en otro tipo para medir el riesgo social, de fácil manejo y
obtención, y de amplia cobertura.
Arguyó que tanto para la
teoría del bienestar biológico infantil como para las acciones públicas es
importante disponer de mediciones alternativas a la tradicional del ingreso,
sobre todo para microrregiones socialmente más vulnerables o de importante
autoconsumo.
Admitió que el déficit
estandarizado de la talla para la edad, ligado a la subnutrición y a eventos
catastróficos de la infancia, puede sugerirse como indicador alternativo y
aparentemente cumple con las expectativas.
Tras los estudios, dijo que
aspiran a “construir, junto con otros equipos médicos y otras universidades,
una tabla de referencia mexicana. Para ello se trabaja con la Organización
Panamericana de la Salud, con el fin de asesorar en las formas internacionales
más usuales”, concluyó.
–o0o–
PIES DE FOTO
FOTO 01
Enrique
Contreras, del CEIICH de la UNAM, dijo que México arrastra un severo déficit de
talla en niños de 6 a 8 años.
FOTO 02.
En nuestro país,
una persona indígena, que vive en el campo y cultiva café está destinada a
tener hijos con una importante falta de talla, señaló el investigador de la
UNAM Enrique Contreras.