06:00 hrs.  23 julio de 2006

 

 

Boletín UNAM-DGCS-547

Ciudad Universitaria

 


Luis Medrano González

 

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SE DETERIORA EN MÉXICO EL HÁBITAT DE LAS BALLENAS JOROBADAS

 

·        Señaló Luis Medrano González, profesor del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM

·        En Bahía de Banderas se desplazan a zonas de mayor peligro para las crías, ante la perturbación por el turismo y tránsito marítimo, aseguró

·        Se ubican en Los Cabos, Bahía de Banderas y los alrededores de las Islas Revillagigedo, pero también se pueden encontrar en el Istmo de Tehuantepec

 

El hábitat mexicano de las ballenas jorobadas se deteriora debido a factores como el turismo, desarrollo urbano y tránsito de embarcaciones en las costas, lo que ha provocado su desplazamiento hacia zonas de mayor riesgo de depredación para las crías, alertó Luis Medrano González, profesor del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

 

Precisó que esta situación ya ocurre en Bahía de Banderas, particularmente en la última década; área donde existe una temperatura adecuada para su reproducción y crianza. Allí, las hembras con sus ballenatos comienzan a dispersarse a los alrededores, en aguas más profundas, donde éstos últimos son presa fácil para las orcas.

 

Aunque aún no existen tasas de depredación definidas, el experto abundó que puede observarse cada año la muerte de por lo menos uno o dos ejemplares por ataque de esos animales y de uno más como consecuencia de la pesca con redes.

 

Explicó que los turistas acosan a estos especímenes que llegan a medir 16 metros de largo, con un peso de 40 toneladas, con el deterioro de la zona de crianza y fertilización, además de contribuir al  tránsito marítimo intenso, el cual genera ruido que altera la percepción acústica de las ballenas y los “cantos” de los machos, los cuales forman parte del cortejo.

 

En el Pacífico Norte, aclaró, existe una población de aproximadamente 8 mil jorobadas. Se calcula que cinco mil ejemplares visitan aguas mexicanas cada año y se ubican en Los Cabos, Bahía de Banderas y los alrededores de las Islas Revillagigedo, pero también se pueden encontrar en el Istmo de Tehuantepec.

 

Una hembra que se aparea en invierno en aguas del Pacífico mexicano y queda preñada, durante el verano va a zonas de alimentación al Pacífico Norte, pero al invierno siguiente tiene a su vástago en aguas mexicanas, donde la crianza dura entre tres a cinco meses, ejemplificó.

 

Detalló que la población en esa área se encuentra subdividida en tres grandes grupos: el asiático, central y de la costa americana. Se ha detectado que la población costera es heterogénea; es decir, no es una sola, sino distintas unidades que arriban en diversos momentos.

 

Informó que la UNAM ha hecho aportaciones para el conocimiento de esta especie. Entre ellas, se estima que su número ha crecido en forma exponencial a una tasa aproximada de 7 por ciento anual, en el Pacífico nororiental.

 

Los científicos universitarios, agregó, han descrito la biología elemental de la reproducción de la ballena en nuestras aguas, lo que incluye los patrones de distribución espacial y estacional. Asimismo, la relación de los destinos migratorios de estos animales, que se reproducen en aguas del Pacífico mexicano, con otras regiones del Pacífico Norte.

El académico apuntó que el proyecto Biología de la Ballena Jorobada en el Pacífico Mexicano fue iniciado por el profesor Emilio Aguayo en la Facultad de Ciencias en los años ochenta y continúa hasta la fecha. “Tiene entre 20 y 25 años, y en ese marco se han hecho estudios sobre genética, conducta, biología poblacional, reproducción, bioquímica y de alimentación”.

 

Relató que ha variado también la distribución y algunos de sus hábitos en relación con el cambio climático, asociados a los fenómenos de El Niño o La Niña. En años más fríos se dispersan por todas las costas desde Baja California Sur hasta Costa Rica, pero cuando son cálidos la abundancia es mayor en la zona californiana.

 

Con la genética, los universitarios han descrito los efectos de la transformación calorífera global asociada a las glaciaciones: cuando se congelaron zonas de alimentación las poblaciones fueron más pequeñas. Conforme aumentó la magnitud se han abierto espacios de aprovisionamiento, con crecimiento y dispersión hacia nuevos puntos.

 

Las ballenas jorobadas, afirmó, viven en todo el mundo. Se alimentan durante el verano en zonas de altas latitudes y se reproducen en áreas bajas con temperaturas entre 20 y 25 grados centígrados. No viven en los hielos y eso define tres grandes poblaciones en el orbe: una en el Pacífico Norte, otra en el Atlántico Norte y una más en el Océano Austral, concluyó.

 

 

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PIES DE FOTO

 

FOTO 01

Se calcula que cinco mil ejemplares de ballenas jorobadas visitan aguas mexicanas cada año, aseveró Luis Medrano González, profesor del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.

 

FOTO 02.

La UNAM ha hecho aportaciones para el conocimiento de las ballenas jorobadas. Se estima que su población ha crecido al 7 por ciento anual, indicó el profesor de la UNAM Luis Medrano González.