Boletín
UNAM-DGCS-538
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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Aseguró Rosario Iturbe Argüelles,
investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM
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Necesario, encontrar los métodos más
económicos para la limpieza de los sitios afectados, añadió
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Cuatro por ciento del territorio nacional
podría considerarse como posiblemente dañado, dijo
Los principales retos de la contaminación de suelos por
hidrocarburos en México serían minimizar las fugas y derrames; y en relación
con la limpieza de los sitios, encontrar los métodos más económicos, señaló
Rosario Iturbe Argüelles, investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM.
De hecho, indicó, los planes contemplan que todo el
terreno contaminado se atienda. Desde los últimos 10 ó 12 años se ha realizado
un esfuerzo por sanearlos, pero el alto costo es lo que ha detenido cualquier
avance.
La especialista añadió que cuatro por ciento del
territorio nacional podría considerarse como posiblemente dañado, y hay estados
donde la situación es más grave. “Pueden ser zonas de no gran extensión, pero
sí afectan a poblaciones importantes por sus características económicas y
sociales”, pues llegan a alcanzar estuarios, ríos y lagos.
Las causas son diversas. La más relevante es provocada
por tomas clandestinas, con cientos de millones de pesos en pérdidas anuales.
Gente especializada hace dichas instalaciones, pero en muchas ocasiones dejan
mal sellados los ductos y ocurren fugas. Esto sucede en todo el país,
puntualizó.
Una más acontece en las áreas petroleras de producción o
extracción en pozos, como es la zona de Tabasco y Veracruz, debido a
infraestructura vieja que, por falta de mantenimiento adecuado, tiene
problemas, agregó.
También está su operación inadecuada, pues esta industria
se instaló desde principios del siglo pasado. Había malas prácticas, cuando
enterraban tanques de almacenamiento, ductos que ya no servían, tambos llenos o
se vertía directamente a los terrenos aledaños grandes cantidades de crudo,
gasolina, diesel, turbosina y combustóleo, entre otros, refirió.
Si la contaminación es antigua el hidrocarburo queda fijo
y se hace resistente, y es difícil caracterizar el tipo que lo provocó. En
fecha reciente –antes de un año– sí es fácil decir qué es y la cantidad, lo que
facilita atacar el problema, dijo.
Otro tipo de afectación se debe a accidentes en las
operaciones, al abrir válvulas o al hacer la limpieza de tanques de
almacenamiento. Actualmente esta situación ya está mucho más controlada.
También ocurren con los carros-tanque, pero sus volúmenes son pequeños, en
comparación con lo demás, afirmó.
Lo ideal, consideró, “sería tener control de todo para
que ya no se intoxicara más, en lugar de remediar”, y hacia ello se enfoca la
normatividad en el país. Se han tomado medidas, sobre todo en equipos
adecuados, como alarmas; sin embargo, como hay tanto volumen de suelo vulnerado
todavía se trabaja en su limpieza.
Los suelos son de diferentes tipos, expuso: “No es lo
mismo que se contamine uno arcilloso, de baja permeabilidad, por lo que es
difícil que llegue a un acuífero, pero por lo mismo es arduo limpiarlo, que uno
arenoso, de alta permeabilidad”.
Existen diferentes técnicas para calcular el área y
volumen alcanzado –“entre más aproximados se tengan esos datos lo será también
la inversión requerida”– y opciones de mejora, cuyos métodos se pueden
clasificar en físico-químicos, térmicos y biológicos. Los últimos son los menos
agresivos al ambiente, por eso se prefieren. Consisten en dejar que organismos
degraden los hidrocarburos y conviertan sus compuestos en bióxido de carbono y
agua, y materia orgánica, detalló.
No obstante, aseguró la especialista, en ocasiones no se
puede llevar a cabo, porque las concentraciones son demasiado elevadas y le son
tóxicas a dichos seres, quienes por ello no hacen su tarea.
En todo caso, prosiguió, no se habla de restauración,
pues no se dejan idénticos. “Pueden quedar sin concentración tóxica, pero
cambian sus características después de un tratamiento, o alguna de sus
propiedades físicas, químicas o biológicas”. Puede mejorar, pero es costoso, de
ahí que se clasifique el suelo en agrícola, residencial o industrial y para
cada uno existan indicadores permisibles diferentes.
Sobre la normatividad, Iturbe
Argüelles destacó que es completa en limpieza, muestreo y evaluación. Hace
falta en cuanto a control, si bien considera límites para los principales
hidrocarburos, cómo se debe muestrear el suelo y el número de puntos según el
área afectada, así como las técnicas analíticas a aplicarse.
Las actuales especificaciones
–que quedaron como Norma 138 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales– son recientes, tienen un año de publicadas, pero cinco de
aplicarse porque ya existían como disposición
emergente, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Para sanear los suelos contaminados
hay que hacer una evaluación: conocer su composición, características físicas,
químicas y biológicas; dijo Rosario Iturbe, del Instituto de Ingeniería de la
UNAM.
FOTO 02.
La especialista de la UNAM Rosario
Iturbe Argüelles destacó que cuatro por ciento del territorio nacional podría
considerarse como posiblemente contaminado por hidrocarburos.