Boletín
UNAM-DGCS-523
Ciudad Universitaria
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final del boletín
NECESARIO, IMPLEMENTAR UN SISTEMA NACIONAL DE BIBLIOTECAS ESCOLARES
·
Propone
Filiberto Felipe Martínez Arellano, director del CUIB de la UNAM
·
Para
fortalecer,
complementar y optimizar el esquema existente que cuenta con recintos públicos
y universitarios, dijo
·
La
biblioteca pública es la institución más democrática por excelencia, subrayó
En México se debe crear un
sistema nacional de bibliotecas escolares para fortalecer, complementar y
optimizar el esquema existente que cuenta con recintos públicos y
universitarios. De lo contrario, no se abordará este problema de fondo, aseguró
el director del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
(CUIB) de la UNAM, Filiberto Felipe Martínez Arellano.
La biblioteca pública,
puntualizó, es la institución más democrática por excelencia, donde cualquier
ciudadano, sin importar su actividad y condición económica, social, cultural y
religiosa, tiene acceso a la información.
Pero, también, resaltó, debe
ser algo vivo, donde el sujeto busque datos de manera natural. Es decir, es un
lugar de lectura y de acceso al conocimiento –el cual se debe proporcionar
desde la infancia, cuando los niños acuden a la escuela–, para fines
académicos, educativos y prácticos.
El método más desarrollado en
el país, explicó, es el de bibliotecas universitarias y, dentro de éstas,
destaca el de la UNAM, conformado por 160 recintos que atienden a toda la
población interna estudiantil y académica, así como externa. Se encuentra a la
vanguardia de cualquier otra institución de educación superior.
También, dijo, hay bibliotecas
exitosas en otras instancias como en las universidades de Guadalajara, la
Autónoma de Ciudad Juárez, la Veracruzana y la de Colima, las cuales han dado
un impulso importante a estos sistemas.
Pero, el experto consideró un
problema que las poblaciones estudiantiles no utilicen de manera potencial
todos los recursos de información que tienen a su alcance, pues por lo regular
los alumnos sólo usan los textos que los profesores les recomiendan.
Respecto al sistema nacional
de bibliotecas públicas en el país, recordó que fue creado hace 20 años, con el
objetivo de establecer una en cada municipio. En ese entonces había 600 y ahora
son siete mil, casi una por ayuntamiento.
Aún cuando no son las
deseables, subrayó, el haber logrado este incremento es un avance. Lo que
falta, recomendó, es aumentar acervos, mejorar los locales y una mayor
preparación del personal para que presten un servicio óptimo con actualización
y capacitación.
Sin embargo, advirtió por otra
parte, se debe crear un sistema nacional de bibliotecas escolares para que los
ciudadanos accedan a la información. Aunado a esto también tienen que crecer
las colecciones y modernizar las instalaciones.
Martínez Arellano señaló que
no hay un sistema de este tipo, porque se le ha desligado del aspecto educativo
y sólo se le concibe como lugar de lectura. Aunque, dijo, esta situación
también se presenta en América Latina, en mayor o menor grado.
En la actualidad, manifestó,
muchas de las bibliotecas públicas se utilizan como escolares, al satisfacer
las necesidades de los colegios, no del ciudadano común y corriente, lo cual
debería ser su principal objetivo: proporcionar a cualquier sujeto acceso a la
información.
Las causas por las cuales no
hay este tipo de espacios, recalcó, es porque “nos hemos educado sin
ellos”. Se consideran como lugar de
castigo y la lectura como obligación, y no se les concibe como parte integral
de la enseñanza y menos el sitio donde se encontrará el saber que resuelva
problemas.
Externó que se debe trabajar
para que haya una en cada escuela, no una colección de libros sino un verdadero
recinto escolar que se use de acuerdo a recomendaciones y tareas requeridas por
los profesores.
Filiberto Felipe Martínez
resaltó que se requieren políticas educativas que reconozcan y tomen las
medidas conducentes sobre la importancia de las bibliotecas públicas, así como
convencer y competir con otras instituciones sociales.
Expresó la necesidad de crear
un modelo educativo que incluya la utilización de esos acervos como una parte
integral de su desarrollo y al niño se le enseñe a buscar y ser un consumidor
de la información, además de fomentarle el hábito de la lectura.
No sólo se trata de instalar
bibliotecas, afirmó el titular del CUIB, sino de incidir en la formación de los
maestros. En los planes de estudio, sugirió, se tendrán que incluir asignaturas
obligatorias sobre la búsqueda de datos.
Una vez aprendida esta
habilidad, abundó, los docentes la transmitirán a los infantes, quienes, a su
vez, podrían generar las destrezas y conocimientos que se requieran para
obtener información y lecturas placenteras.
Comentó que es un proyecto a
largo plazo –por lo menos 20 años–, cuando surjan los nuevos profesores que
hayan cursado esa nueva asignatura y tengan una formación que incluya la
indagación del conocimiento en sus fuentes como la biblioteca.
No se trata, concluyó, de una
cuestión de recursos, sino de decisión y convencimiento de que se deben
modificar los planes de estudio e incluir materias de este tipo.
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PIES DE FOTO
FOTO 01.
Filiberto Felipe Martínez Arellano,
director del CUIB de la UNAM consideró necesario crear un sistema nacional de
bibliotecas escolares, para fortalecer las públicas y universitarias.
FOTO 02
La biblioteca pública es la institución más
democrática por excelencia, subrayó el director del Centro Universitario de
Investigaciones Bibliotecológicas de la UNAM, Filiberto Felipe Martínez
Arellano.