Boletín
UNAM-DGCS-515
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Universitaria
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final del boletín
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Reveló José Rubén Quiroz, profesor de la Facultad
de Medicina de la UNAM
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Es llevado a cabo por un familiar directo, de tal
modo que el agresor puede ser el padre, padrastro, hermano, primo, abuelo o
algún otro consanguíneo, alertó
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No es un hecho aislado, sino repetitivo y con
frecuencia se realiza incluso por años, subrayó
La mayor parte de los casos de
incesto en México y en el mundo son cometidos por los padrastros; además, se
sabe que cuando es denunciado, los victimarios son generalmente hombres, afirmó
José Rubén Quiroz, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Este delito es una modalidad
de abuso sexual en niñas y niños, explicó, resultado de las actitudes y
comportamientos que realiza un adulto, exclusivamente para su satisfacción.
Dichas acciones son llevadas a
cabo por un familiar directo, de tal modo que el agresor puede ser el padre,
padrastro, hermano, primo, abuelo o algún otro consanguíneo, es decir,
cualquier pariente cercano con fácil acceso a la víctima, precisó.
Quien lo comete, indicó,
emplea la manipulación emocional mediante chantajes, engaños, amenazas,
seducción y, sólo en algunos casos,
violencia física.
Mencionó que sus
manifestaciones más comunes son que el adulto se exhiba desnudo delante del
niño; observarlo cuando se viste, desviste o está en el baño, a fin de
excitarse; tocar o besar al menor; forzarlo a ver imágenes o películas,
escuchar conversaciones, posar para fotografías, presenciar actividades
sexuales; hacer que lo masturbe; practicar con ellos coito vaginal, anal u
oral, o frotar los genitales.
Las implicaciones que este
hecho tiene para las víctimas dependen de la edad en la cual se presenta: es
mucho más traumático en preescolares o lactantes que en adolescentes. Cuando
los pequeños se ven en esta situación no entienden el porqué. Como no tienen
información, piensa que son malos, dijo.
En situaciones de este tipo,
recalcó, los infantes se expresan a través de modificaciones en su
comportamiento y cuando llegan a verbalizar su problema, con mucha frecuencia
no se les cree. La persona a quien se lo confían lo regaña o reprime por haber
inventado algo así, sobre todo cuando el parentesco es cercano, porque cuesta
trabajo asimilar que algo así ocurra bajo su mismo techo.
De ahí que sean aislados e
inseguros, crezcan con baja autoestima y culpa al creer que provocaron esa
situación, puntualizó. A esta edad apenas tienen idea clara de cuál es su
espacio vital, se comienza a formar su autoestima, límites y todo esto se
destruye.
Por ello, presentan trastornos
de personalidad, como terrores nocturnos, angustia, miedo a estar solos, ser
abandonados, a que no los quieran, pocos deseos de ir a la escuela y
dificultades para relacionarse con sus pares. En etapas posteriores produce
pérdida de conciencia de su sexualidad, y lesiona la madurez afectiva, porque
detiene su desarrollo emocional e integral, subrayó.
Reveló que el incesto no es un
hecho aislado, sino repetitivo, y con frecuencia se realiza incluso por años.
Si bien existe la creencia de que solamente se presenta en ámbitos donde hay
pobreza, eso es falso, pues se da en todos los niveles sociales.
Hay sistemas en las familias
para evitar estas conductas; por ejemplo, saber por qué sale un adulto con los
niños y a dónde va. Se debe hacer conscientes a los padres de que los niños son
perceptivos y cuando no quieren acercarse a alguien es por algo; por ello, es
recomendable no obligarlos ni a besar ni a saludar, ni a mandarlos contra su
voluntad. Es necesario respetarlos cuando presenten resistencia a entablar una
relación, enfatizó.
Aunque estén chicos, subrayó,
debe informárseles que sólo ellos pueden hacer lo que quieran con su cuerpo,
nadie tiene derecho a tocarlos, verlos o exhibirlos; además, deben reconocer
cuando la gente los ve de una manera que les resulta desagradable.
Expuso que la Psicología habla
de una terapia cognitivo-conductual, cuyo propósito es cambiar el significado
de las cosas; es decir, a una vivencia traumática debe modificársele el valor
y, de este modo, ayudar a las víctimas a recobrar la confianza en sí mismos y
en su imagen, a tener una mayor autoestima.
Si se quiere tratar el
problema en niños, lo más recomendable es acudir con un especialista en
Psicología infantil, pues a través de técnicas –como la terapia de juego–
pueden sacar esa experiencia desagradable y modificar el concepto individual,
abundó.
Recomendó que si un niño
refiere abuso sexual, sea incestuoso o no, debe creérsele, decirle que no tiene
culpa, manifestarle respeto al tener la valentía de decirlo y transmitirle que
hay dolor por lo que pasó. También, se le debe solicitar permiso para darle
ayuda profesional.
Lo más conveniente es la
prevención, lo cual suele ser difícil debido a patrones culturales y reglas
sociales, detalló. Pocas veces se les dice qué es un abuso sexual y que puede
cometerlo cualquier familiar; tampoco se les habla del derecho a la privacidad
de su cuerpo ni que pueden negarse a hacer algo que no les guste o los haga
sentir incómodos. Pero sobre todo, no se les hace sentir que son importantes ni
que son personas dignas de confianza, concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01.
Los niños con
abuso sexual presentan trastornos de personalidad, como terrores nocturnos,
angustia o miedo a estar solos, afirmó José Rubén Quiroz, profesor de la
Facultad de Medicina de la UNAM.
FOTO 02
El incesto no es un hecho aislado, sino repetitivo, y
con frecuencia se realiza por años, subrayó el especialista de la UNAM José
Rubén Quiroz.