Boletín
UNAM-DGCS-508
Ciudad
Universitaria
![]() |
![]() |
Pie de fotos al
final del boletín
SE HAN INCREMENTADO EN MÉXICO LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
·
Indicó Diana Margarita Favela, del CEIICH de la
UNAM
·
Necesario crear instancias de gobierno y de
atención a la ciudadanía que le den un carácter más estable al proceso de
democratización y de transición, propuso
·
No sólo hacen demandas los trabajadores y
campesinos, sino las mujeres y jubilados, las personas con diferentes
preferencias sexuales o capacidades físicas, dijo
En los últimos años tanto el
número de movimientos sociales como los actores que han participado en ellos se
han incrementado de manera considerable en nuestro país, por lo que es
necesario encontrar formas de integrarlos institucionalmente, aseguró Diana
Margarita Favela Gavia, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en
Ciencias y Humanidades de la UNAM.
Reconoció que desde hace 20 años la organización
colectiva ha sido creciente en México. No sólo son más largos o más conocidos
los movimientos, sino que son más los actores que se manifiestan, se ha
multiplicado la cantidad de sujetos sociales con derechos o aspirantes a ellos.
Es decir, apuntó, ya no sólo hacen demandas los
trabajadores y campesinos, sino también las mujeres y los jubilados, las
personas con diferentes preferencias sexuales o distintas capacidades físicas;
también quienes están fuera de la economía formal (ambulantes, franeleros) y
una amplia gama de grupos: colonos, taxistas, comerciantes, entre otros.
Se expresan en público una diversidad de comunidades que
si bien ya existían, no se presentaban como sujetos construidos. Este proceso
se ha dado no sólo en México, sino en todo el mundo. Sin embargo, dijo, en el
caso particular de nuestra nación, lo significativo es que sólo de manera
reciente han venido adquiriendo legitimidad social, independientemente del
grado de organización y permanencia de su activismo.
Es inmensa la variedad,
añadió, lo cual provoca que cada día sea más necesario buscar formas de
integrarlos por el cauce institucional, encontrar canales para que esa
participación, absolutamente legítima, no tenga que ser atendida sólo por
presión callejera.
Por ello, una de las opciones que se tiene es la creación
de instancias de gobierno y de atención a la ciudadanía, que le puedan dar un
carácter más estable a este proceso de democratización y de transición,
subrayó.
Margarita Favela aclaró que
éste es un problema difícil, ya que mucha de la presión social es resultado de
la depauperización de la población. De esa forma, en un proceso de deterioro
económico que no parece tener fin y en un contexto de crisis.
No obstante, refirió que el proceso de
institucionalización y apertura no sólo depende de la habilidad, capacidad o
disposición para dar cabida a estos actores, sino que también se dé un
mejoramiento sustancial de las condiciones de vida y de trabajo, a fin de que
la presión baje o se reduzcan los motivos para que las movilizaciones sean
continuas y acendradas.
La especialista explicó que
cuando los regímenes son cerrados no hay espacio para la movilización. Pero
cuando las naciones están en proceso de apertura, el levantamiento aumenta
porque las expectativas de transformación superan a las posibilidades de cambio
institucional, y se genera un conflicto social mayor.
Sin embargo, disminuye en la
medida que se amplían los canales de participación real, porque la insurgencia
social se puede encauzar por vías institucionales, lo cual ayudaría a decrecer
la necesidad de expresarse en la calle.
Aseguró que la llegada de la
democracia a México no va a significar que desaparezcan las movilizaciones
sociales. “Pueden emplearse los canales para que la gente exprese su deseo de
participar en las decisiones que la afectan. Pero la necesidad de recurrir a la
lucha callejera, a la presión, a la política contenciosa persistirá”.
Favela Gavia explicó que las
movilizaciones sociales son una constante en la historia de la humanidad. De
hecho, la mayoría de los derechos civiles y ciudadanos en las sociedades
modernas son consecuencia de ellas, mismas que emergen como resultado de
necesidades, a veces expresadas políticamente por miembros de las elites
educadas, pero que son ideas-fuerza que convocan a una gran cantidad de
individuos que empujan a la transformación social.
Empero, tarde o temprano esas
protestas redundan en la modificación del uso del poder, de los marcos legales
e institucionales a través de los cuales se regula dicho ejercicio.
Por ello, insistió, es inútil
esperar que en algún momento las movilizaciones desaparezcan, siempre habrá márgenes
en los cuales la conflictividad se exprese fuera de las instituciones.
Incluso en los regímenes más
sólidamente establecidos, como las democracias estadounidense y francesa,
siempre está presente este tipo de acciones. Empero, muchas veces los grupos
sociales combinan la movilización social con el uso de canales legales; es
decir, la gente presiona por donde puede, enfatizó.
Mencionó que la actual
administración tiene una doble característica: por un lado es el primer
gobierno reconocidamente electo por el pueblo, y en esa medida se debe a la
ciudadanía. Pero por el otro, es un régimen más hacia la derecha que los
anteriores, por lo que no se identifica con las movilizaciones como parte de su
tradición e identidad.
La integrante del CEIICH
concluyó que esa doble característica, hasta cierto punto contradictoria, ha
dado como resultado una reacción peculiar hacia las protestas.
– o0o –
PIES DE FOTO
FOTO 01
Diana Favela, del
Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la
UNAM, dijo que desde hace 20 años la movilización social en México ha sido
creciente.
FOTO 02.
La llegada de la
democracia a México no significará que las movilizaciones sociales
desaparezcan, aseguró la investigadora de la UNAM Diana Margarita Favela Gavia.