Boletín
UNAM-DGCS-404
Oaxaca,
Oaxaca
![]() |
Se debe aceptar que la fotografía en blanco y
negro empieza a ser un proceso histórico, afirmó el especialista Jean Paul
Gandolfo, al participar en las mesas de trabajo del XIV Coloquio del
Seminario de Estudio y Conservación del Patrimonio Cultural, organizado por
el Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
El profesor de la Ecole Nationale Superieure de Cinéma Louis Lumiére,
de Francia, dijo –acompañado por la directora del IIE, María Teresa Uriarte–
que desde el año 2000 el consumo de los materiales para este proceso ha
disminuido de manera importante en el mundo.
Además, advirtió que los teléfonos celulares
van a desplazar no sólo a las cámaras análogas, sino también a las digitales.
Por ello, “es fundamental cuestionar acerca de la trascendencia que tienen las
fotografías digitales sobre las tradicionales”.
En el Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán,
el especialista francés explicó que la fotografía en blanco y negro fue
destinada para procesarse en cuartos oscuros húmedos. En tanto, si bien la
imagen a color todavía puede trabajarse, poco a poco desaparecerá, y será
desplazada por completo por la digital.
Señaló que las opciones que se tienen son, por
un lado, utilizar las gráficas en blanco y negro basadas en las técnicas
computacionales y, por el otro, emplearlas sólo como un material histórico y
exhibirlas como objeto del pasado, no como procedimiento contemporáneo.
Al dictar la conferencia Hacia una estética
de la fotografía: el aura como materia, Laura González Flores,
investigadora del IIE, comentó que toda tecnología conlleva cualidades
específicas que son explotadas por los creadores, sean artistas o no.
El aura, concepto comodín acuñado por Walter
Benjamin, no sólo tiene carácter físico, real, aprensible y descriptible,
asociado a la técnica, sino que es una característica sintáctica vinculada con
la apropiación del proceso por parte de una persona, autor o impresor. La
calidad estética es una huella de la sensibilidad del creador, impresa en la
materia física de la representación, aseguró.
Respecto al cambio que se observa, aseveró que
se esperaría que los fotógrafos actuales puedan estar a la altura de la nueva
tecnología y no sean superados por ésta, aseveró.
Mencionó que en sus escritos sobre fotografía,
Walter Benjamin propone el concepto clave de aura para distinguir los atributos
estéticos de los originales de aquellos de su época. Su escritura es enigmática
cuando no poco clara. Al describirla, lo hace en términos vagos como
manifestación irrepetible de la lejanía o una trama particular de espacio y
tiempo.
El objetivo en sus textos era
demostrar que un cambio tecnológico, al nivel de la estructura, transformaría
los modos de expresión y consumo del arte; es decir, la superestructura. Por el
contrario, apuntó, cualquier profesional que domina la práctica fotográfica
sabe cómo usarla para lograr un efecto artístico.
A su vez, María Fernanda Valverde Valdés, de la
Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía del INAH, aseguró
que la evolución de los procesos fotográficos negativos estuvo motivada por el
deseo de capturar la realidad de manera rápida, fiel y ágil, y liberar al
fotógrafo de las dificultades y limitaciones técnicas implícitas en la
preparación y manipulación de sus materiales fotosensibles, para permitirle
concentrarse en el encuadre del sujeto.
En la ponencia La relación negativo-positivo
en producción y estética de la fotografía, destacó que la velocidad de la
toma fue uno de los factores que determinaron el éxito y vigencia de estos
procedimientos. Por otro lado, la transparencia, ligereza, flexibilidad y
pequeño formato también fueron características determinantes en su progreso, pues
de ellas dependían la nitidez del positivo y la versatilidad de la cámara.
La búsqueda de estas cualidades marcó cambios
tecnológicos importantes y la introducción de distintos materiales y procesos
que cumplieron con ellas, aclaró.
Otra aspiración de los fotógrafos, admitió, fue
contar con elementos listos para usarse y de fotosensibilidad conocida,
previamente emulsionados a máquina; es decir, de manera industrial, que
facilitaran y agilizaran su trabajo, sobre todo fuera del estudio, detalló.
Reveló que los negativos que aún sobreviven dan
testimonio de las distintas etapas y técnicas de la historia, y remiten a la
serie de prácticas relacionadas con su forma de obtención y de las impresiones
positivas que de ellos se generaron.
Así, resaltó, el binomio negativo-positivo,
específico de cada época y obra fotográfica, difícilmente puede divorciarse sin
perder su sinergia, capacidad expresiva y cualidad testimonial.
Por último, el especialista independiente Eric
Jervaise Charles, concluyó que los procesos o técnicas fotográficas en su
diversidad, más de mil 500 según la Enciclopedia de Luis Nadeau, generan
visiones propias de la realidad e ideas de lo bello y lo artístico.
-o0o-
PIES DE FOTO
FOTO 01
Asistentes al Seminario
de Estudio y Conservación del Patrimonio Cultural, organizado por el Instituto
de Investigaciones Estéticas de la UNAM en Oaxaca.
FOTO 02.
María Teresa
Uriarte y Jean Paul Gandolfo, durante el XIV Coloquio del Seminario de Estudio
y Conservación del Patrimonio Cultural, organizado por el Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM.
FOTO 03
La especialista
María Fernanda Valverde Valdés dijo que la evolución de los procesos
fotográficos negativos estuvo motivada por el deseo de liberar al fotógrafo de
las dificultades y limitaciones técnicas.
FOTO 04
Laura González
Flores, investigadora del IIE de la UNAM, comentó que toda tecnología conlleva
cualidades específicas que son explotadas por los creadores. Le acompaña María
Teresa Uriarte.