Boletín
UNAM-DGCS-388
Ciudad
Universitaria
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Afirmó en la UNAM Mabel Gracia, de la
Universidad Rovira I Virgili, España
·
Dijo que es síntoma evidente de que la
población y los estilos de vida se modifican
·
Se consumen demasiadas grasas y azúcares, y la
ingesta está desestructurada, porque se come cualquier producto, sin orden,
apuntó
·
Impartió el Seminario “Comemos como vivimos:
estilos de vida, alimentación y salud”
Los hábitos
alimentarios de los países desarrollados han empeorado en las últimas décadas,
lo cual es síntoma evidente de que la población y sus estilos de vida se
modifican, aseveró en la UNAM Mabel Gracia Arnáiz, profesora de la Universidad
Rovira I Virgili, España.
Señaló que una de
las cuestiones planteadas en las llamadas sociedades de la abundancia o
industrializadas, es que son opulentas en términos de comestibles, bienes y
consumo en general; pero también se han disparado las enfermedades,
consideradas propias de esa condición, como neoplasias, diabetes, obesidad,
caries y problemas cardiovasculares.
Al impartir el
Seminario Comemos como vivimos: estilos de vida, alimentación y salud,
organizado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA), aclaró que
las actuales maneras de comer, por lo general incluidas bajo la llamada
“modernidad alimentaria”, constituyen el objeto de inquietudes y
preocupaciones, sobre todo de carácter facultativo, social y económico.
Hoy se plantea que
se ingieren demasiadas grasas y azúcares, y que el consumo está desestructurado
en el sentido de que se come cualquier producto, en cualquier hora y sitio, sin
orden. “Es decir, las personas de las sociedades modernas no saben alimentarse,
son enfermos de la abundancia y de la civilización”, afirmó.
Gracia Arnáiz
consideró que si bien el modelo actual se caracteriza por la toma de decisiones
individuales, los sujetos no las saben adoptar “porque lo hacen de forma
compulsiva”.
En el caso
particular de la población española, refirió que sigue la tendencia de otros
colectivos industrializados; es decir, apunta en dos direcciones: la
flexibilización de las pautas y prácticas alimentarias, o hacia la
desestructuración de los comportamientos en términos de normas y acciones. Las
costumbres han empeorado, al estar vinculadas de manera estrecha con los
estándares actuales.
Los expertos en
nutrición, medicina y los políticos consideran
que esta merma de los hábitos alimentarios tradicionales (equiparados a
la dieta mediterránea), son síntomas evidentes “de que la sociedad cambia y los
estilos de vida se modifican”. Muchos de sus aspectos son criticables, porque
suponen un retroceso, detalló.
La especialista
subrayó que todos los datos publicados en el país ibérico apuntan en la misma
dirección: nunca en la historia “la población había tenido tanto que comer, ni
había estado libre de tantas hambrunas, de tanta escasez como hasta ahora, y
alcanzado un estándar de vida tan alto”.
En España la
esperanza de vida se ha incrementado dos años en la última década, y ha llegado
casi a los 80. Es decir, reveló, mientras
este indicador ha repuntado, “los hábitos alimentarios han empeorado”.
Mabel Gracia
destacó que en su país la salud pública, los temas de seguridad alimentaria y
el consumo de alimentos son prioritarios. Ello ha provocado que haya interés y
se apoye la investigación. La mayoría de los estudios tiene como finalidad
hacer una radiografía sobre las maneras de comer en la actualidad, así como
preguntarse hacia dónde se va en los próximos cuatro o cinco años.
Aunque hay factores
sociales que explican estos fenómenos, dijo, el bienestar es una motivación
importante de las selecciones alimentarias. De acuerdo con diversas
estadísticas, en España este elemento aparece como una de las preocupaciones y
un valor cultural de primer orden.
Por ejemplo,
algunos estudios revelan que 91 por ciento de la población considera que llevar
una buena alimentación es el factor más relevante para tener una salud
adecuada, y 95 por ciento declaró ser “muy feliz” con lo que come.
Cabría esperar,
tanto en México como en la península, el aumento en el consumo de aquellos
ingredientes considerados saludables (legumbres, pescados y frutas). Por el
contrario, recalcó, han disminuido en los últimos 15 años en términos de
volumen y ha habido un estancamiento en el abasto.
Indicó que esa
mayor preocupación contrasta con la circunstancia de que los alimentos que han
ido en aumento en las últimas décadas no son los más saludables, desde un punto
de vista nutricional. Es decir, ha crecido la ingesta de comestibles
precocinados, industrializados y refrescos, los considerados menos saludables,
concluyó.
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PIES DE FOTO
FOTO 01.
La profesora
Mabel Gracia Arnáiz dijo en la UNAM que se han disparado en las sociedades
industrializadas enfermedades como neoplasias, diabetes, obesidad y problemas
cardiovasculares.
FOTO 02
Asistentes al Seminario Comemos como vivimos: estilos de vida, alimentación y salud, organizado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.