Boletín
UNAM-DGCS-244
Ciudad Universitaria
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De aprobarse la reforma migratoria que considera otorgar
la permanencia en Estados Unidos a 11 millones de indocumentados, impulsar un
programa piloto para regularizar a 1.5 millones de trabajadores en el sector
agrícola, y dar 400 mil visas anuales de empleo temporal, en cuatro o cinco
años las remesas que recibe nuestro país podrían disminuir hasta 40 por ciento,
señaló Miguel Cervantes Jiménez, catedrático de la Facultad de Economía (FE) de
la UNAM.
El jefe del Departamento de
Teoría Económica y Economía Pública de dicha entidad explicó que los ingresos
que envían los emigrantes mexicanos que trabajan en el vecino país del norte,
podrían registrar una merma en un lustro y caer hasta 12 mil millones de
dólares, lo cual los situaría por debajo de la inversión extranjera directa,
aunque aún por encima de las divisas por turismo.
Indicó que esta disminución se
dará porque una vez que los connacionales tengan su residencia les será
relativamente sencillo llevar a sus familias, y entonces, ya no tendrán motivo
para mandar recursos a México.
Esta ley favorece a quienes
están en la Unión Americana, pero limitará la nueva inmigración ilegal, pues se
propone incrementar los miembros de la patrulla fronteriza, la construcción de
una barda en los límites con Arizona, y podrían retomarse algunos elementos de
propuestas anteriores, como restringir el otorgamiento de servicios públicos a
los indocumentados, apuntó.
Además, los empleadores
tendrán un control electrónico para contratar a los trabajadores; es decir,
agregó, de aprobarse quienes carecen de residencia tendrían graves dificultades
para contratarse, lo que no sucede en la actualidad, ya que de las más de 400 mil
personas que cada año cruzan la frontera, 85 por ciento encuentra trabajo, 12
por ciento es deportado por la patrulla fronteriza, y sólo tres por ciento
retorna por no encontrar empleo.
Destacó que el año pasado
México recibió 20 mil millones de dólares; en 2004 unos 16. 6 mil millones, y
se estima que este año ingresen al país, por ese concepto, alrededor de 24 mil
millones, lo que representará tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)
nacional.
Recordó el caso de los
migrantes turcos, quienes en el pasado reciente enviaban a su país alrededor de
cinco mil millones de dólares anuales por remesas, especialmente de Alemania.
Sin embargo, gracias a las reformas impulsadas en la nación teutona, que les
permitió su residencia, en poco tiempo bajaron a dos mil 800 millones de
dólares, casi a la mitad, porque llevaron con ellos a sus familiares.
El economista universitario
subrayó que en algún momento se aprobará el acuerdo migratorio, pero no será
pronto, llevará un tiempo de maduración y lo que se decrete será con visos
diferentes a lo que hoy se ha presentado. Será la conjunción de todas las
propuestas, las de Arizona, California, y otros estados; porque todos los
actores participarán y harán sus planteamientos.
Miguel Cervantes consideró que
a pesar del fuerte movimiento para que se suscriban las nuevas disposiciones,
eso no ocurrirá en el mediano plazo. De hecho, ya se dijo que se aplazará, y
uno de los motivos es que en Estados Unidos a los inmigrantes ilegales les
pagan menos que a los radicados. Ello provoca que las empresas generen cierto
margen de utilidad al contratar indocumentados; además de que tendrían que
erogar cantidades importantes para los servicios sociales.
Su aceptación vislumbra tres
escenarios. El primero es que de aprobarse una ley del tipo Sesenbrenner (que
limita a los inmigrantes), se vería un incremento en el envío de remesas. Estas
nuevas disposiciones restringirían el paso humano y dificultarían su
permanencia en EU. No obstante, argumentó, se ha visto que las bardas no detienen
el flujo y sólo modifican las rutas de ingreso.
Otro es que si se da la
legalización de los 11 millones y se generan las 400 mil visas de trabajo
temporal, se verá una disminución en el envío de recursos. Un tercero es que se
apruebe un acuerdo migratorio, pero no será pronto, y será una mezcla de las
diferentes propuestas, adelantó.
Cervantes Jiménez detalló que
en la actualidad, las remesas representan 2.7 por ciento del PIB de México,
recursos superiores a la inversión extranjera directa y los ingresos por
turismo.
“México es el segundo receptor
en el orbe, después de la India. No podemos estar orgullosos, porque no es un
indicador de competitividad internacional”, porque significa que el marco
institucional no genera los empleos que el país requiere y con la remuneración
adecuada, reveló.
Enfatizó que está situación
nos hace perder aquello a lo que no se le ha dado el peso que merece, lo mejor
que tenemos: a los mexicanos. Aquello que se denominaba el bono demográfico,
que es un factor que podría ser detonador del crecimiento, “se lo estamos dando
a Estados Unidos”.
Comentó que en lo que va de
este siglo, las remesas han acumulado prácticamente la misma cantidad que la
deuda externa de México, alrededor de 76 mil millones de dólares. Es decir, en
esos cinco años con los recursos enviados por los migrantes se hubiera saldado
ese compromiso.
No obstante, “tampoco hay que
ver el dato como un indicador de gran cantidad de recursos, porque los 27
millones de mexicanos que están en Estados Unidos generan allá un PIB similar
al que producimos aquí los más de 100 millones de mexicanos”, concluyó.
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Foto 1
El economista
universitario Miguel Cervantes dijo que las reformas migratorias que están por
aprobarse en Estados Unidos favorecen a quienes viven en ese país, pero
limitará la nueva migración ilegal.
Foto 2.
De las más de 400
mil personas que al año cruzan la frontera, 85 por ciento encuentra trabajo, 12
por ciento es deportado por la patrulla fronteriza, y tres por ciento se
regresa al no encontrar empleo, destacó Miguel Cervantes, catedrático de la
Facultad de Economía.