Boletín
UNAM-DGCS-093
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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La académica de la Facultad de Medicina de
la UNAM, María del Carmen Iñárritu Pérez, señaló que el 13.7 por ciento de
menores obesos presenta anemia
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Este problema se debe a los malos hábitos
alimenticios y factores como el sedentarismo, así como la herencia cultural y
biológica, afirmó
Se incrementan los problemas
de sobrepeso y obesidad en los niños mexicanos de menores recursos económicos,
pero también de desnutrición de alto riesgo y déficit de talla, incluso desde
sus primeros años de vida, señaló María del Carmen Iñárritu Pérez, nutrióloga
de la Facultad de Medicina de la UNAM.
La profesora añadió que tan
sólo en el Distrito Federal, la prevalencia de los dos primeros fenómenos en
menores de cinco años pobres es de 15 por ciento, mientras que en los escolares
de 6 a 12 años alcanza 34.2.
Resaltó que en los niveles
sociales más bajos se presentan con mayor importancia este tipo de situaciones.
De acuerdo con los resultados de la Encuesta Urbana de Alimentación 2002
–aplicada entre familias capitalinas en condiciones desfavorables–, 13.7 por
ciento de los niños obesos de 1 a 12 años presenta algún grado de anemia, ante
factores como los malos hábitos alimentarios.
Estos datos, refirió, arrojan
que los preescolares capitalinos (0 a 5 años) con problemas de pobreza tienen
una desnutrición de alto riesgo que llega a 3.6 por ciento, y un déficit de
talla de 13 puntos porcentuales, mientras que en los escolares (de 6 a 12 años)
el primer factor es de uno por ciento y el segundo de 7.4.
En el caso de los adolescentes
hombres, el sobrepeso alcanza 17.3 por ciento y en mujeres de ese rango de
edad, 36.2. Mientras que en varones adultos llega a 52.1 por ciento y en mujeres 66.2, agregó.
Así, los infantes tienen desde
temprana edad factores de riesgo para desarrollar enfermedades
crónico-degenerativas como diabetes, hipertensión y cardiovasculares, ya como
adultos jóvenes, dijo.
Explicó que la obesidad
infantil se debe a los malos hábitos alimenticios y a situaciones como el
sedentarismo, así como la herencia cultural y biológica. En ellos prevalece el
consumo de productos ‘chatarra’. “Es alta la ingesta de refrescos, papitas,
pastelitos, dulces, que los engordan, pero no los nutren. Entonces, muchos
niños presentarían anemia”.
Aclaró que un infante con
estas características puede padecer hipertensión y comenzar a depositarse en
las arterias las grasas y el colesterol que desencadenarían alguna enfermedad
cardiovascular. De acuerdo con datos de la última Encuesta Nacional de
Nutrición, 5.4 por ciento de los niños menores de cinco años de todo el país
tienen sobrepeso u obesidad.
Paralelamente, puntualizó, la
anemia es un problema de salud pública en México, pues de acuerdo con el mismo
documento, 30 por ciento de los niños menores de cinco años la padece y de uno
a dos años, el 50 por ciento. De esta forma, no sólo se registra en niños
desnutridos de bajo peso, sino en menores con sobrepeso y obesidad.
Incluso, apuntó, en el primer
año de vida se puede decir que hay obesidad, “porque la introducción de
alimentos se realiza en forma temprana, se diluye mal la leche, se le pone
cereal, y desde entonces los niños empiezan
a subir mucho de peso”.
En la Encuesta Urbana de
Alimentación, expresó, también se observa que ha disminuido la actividad física
en todos los rangos de edad. El 80 por ciento de la población adulta no hace ni
20 minutos de ejercicio ningún día de la semana.
En los niños, mientras tanto,
han aumentado las horas frente a la televisión y videojuegos, mientras
disminuye su consumo de frutas y verduras, y sube el de comidas rápidas como
pizzas, hamburguesas y tortas, expuso.
Por otro lado, cuando ambos
progenitores son obsesos, la probabilidad de que el niño lo sea es de 80 por
ciento. Esto es hereditario, pero también está involucrada la dieta y la
actividad física. “Si los padres tienen
una mala alimentación, no hacen ejercicio, tanto genética como culturalmente lo
van a transmitir a sus hijos”, recalcó.
Indicó que la obesidad es una
enfermedad que afecta a los niños en los huesos, corazón y psicológicamente.
Recomendó que para tener una alimentación correcta, se debe incluir al menos un comestible de cada grupo (verduras y frutas; cereales; leguminosas y de
origen animal) en cada una de las tres comidas del día.
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FOTO 01.
María del Carmen
Iñárritu Pérez, nutrióloga de la Facultad de Medicina de la UNAM, señaló que se
han incrementado los problemas de sobrepeso y obesidad en los niños mexicanos
de menores recursos.
FOTO 02
Los niños han aumentado las horas frente a la
televisión y videojuegos, mientras disminuye su consumo de frutas y verduras,
dijo la investigadora de la UNAM, María del Carmen Iñárritu Pérez.