Boletín
UNAM-DGCS-082
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al final del boletín
AFECTA A MÉXICO LA MANIPULACIÓN GENÉTICA DEL MAÍZ
·
Advirtió
Amanda Gálvez Mariscal, coordinadora del Programa Universitario de Alimentos de
la UNAM
·
Informó
que cada año nuestro país importa cinco millones de toneladas del grano, sobre
todo para abastecer la industria del almidón
·
Los
especialistas Gustavo Adolfo Alanís Ortega y Hugo Ramírez García participaron
también en el Congreso Internacional de Salud y Derecho, en el Instituto de
Investigaciones Jurídicas
La manipulación genética del maíz afecta de modo importante a nuestro
país, al incrementar la producción de Estados Unidos, con quien se tiene un
Tratado de Libre Comercio, advirtió Amanda Gálvez Mariscal, coordinadora del
Programa Universitario de Alimentos (PUAL) de la UNAM.
Al participar en el panel de discusión sobre “Bioseguridad,
alimentación y legislación”, dentro del Congreso Internacional de Salud y
Derecho –organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas–, informó que
cada año México importa cinco millones de toneladas del grano, sobre todo para
abastecer la industria del almidón; sin embargo, se llega a mezclar con lo
utilizado para la industrialización de la masa y la tortilla.
Señaló que en esas compras se incluyen todas las variedades evaluadas
por el sector salud; pero además, se comercia con aquellas que no se han
sometido a certificación para consumo.
La coordinadora del PUAL recordó que México es su centro de origen,
“por eso es preocupante que haya transgenes en el país, porque somos el centro
de diversificación de la planta, los custodios del germoplasma”.
A pesar de que no es una fuente importante de proteínas,
aporta 40 por ciento de los requerimientos de los mexicanos, sobre todo porque
la tortilla es uno de los productos más consumidos. Además, argumentó, hay
amplios sectores de la población, principalmente los más desprotegidos, que
obtiene de ellas 50 por ciento de su energía.
Gálvez Mariscal dijo que es común que haya granos genéticamente
modificados mezclados con los importados, o que un trabajador migrante se los
traiga de Estados Unidos y los siembre. Esto es importante, porque alrededor de
25 por ciento de la sociedad vive de la agricultura, con aproximadamente 3.5
millones de parcelas.
Indicó que los norteamericanos tienen fallas en la revisión de sus
plantíos y al monitorear sus invernaderos para que no salgan las semillas,
porque no saben en dónde acaban las experimentales, con vacunas o proteínas que
aún se trabajan en los laboratorios.
Comentó que en México se cultiva algodón y soya transgénica. Además, se
desarrollan otras plantas de este tipo, para las necesidades nacionales. No
obstante, apenas están en el laboratorio las que resisten contaminantes del
suelo y otros factores.
En los últimos dos años la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación ha dado múltiples autorizaciones para
trabajar con papas, calabazas, trigo resistente a sequía y plátanos que
producen vacunas, los cuales al ser consumidos pueden inmunizar contra varicela
o hepatitis, aunque todavía no se comercializan, detalló.
Para Gustavo Adolfo Alanís Ortega, catedrático de la Universidad
Iberoamericana, hubo premura en la aprobación de la Ley de Bioseguridad de
Organismos Genéticamente Modificados, siendo que los legisladores pudieron
esperar, sobre todo porque había documentos y recomendaciones importantes sobre
el tema.
Aseveró que el acceso a la información pública se ha fortalecido en
nuestro país; empero, con la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la
Información Pública Gubernamental se pudo haber dado una correlación con la de
Bioseguridad.
Hay mucha información científica e investigación que en un momento dado
se puede clasificar como confidencial, pero hasta dónde llega la propiedad
industrial y los derechos de autor. Esto preocupa porque en cualquier momento
se puede argüir que estos datos, por cualquier razón, se deben catalogar como
reservados y no dar acceso a la sociedad.
Indicó que si bien en la mencionada normatividad se habla de impulsar
una cultura de bioseguridad, no será efectiva si no se fomenta. La gente no
sabe de qué se le habla, y lo mismo pasa en otros ámbitos, como el ambiental.
En la Cámara de Diputados hay todavía dos iniciativas, una para
fortalecer lo relativo al protocolo, y otra relacionada con el régimen de
protección al maíz; así como dos más de reforma en el Senado. Ojalá que se
pueda hacer algo al respecto, refirió.
Por último, Hugo Ramírez García, de la Universidad Panamericana,
reconoció que los retos y debate motivados por la biotecnología, incluida la
utilizada para obtener organismos transgénicos, no se reducen a los daños que
puede provocar en el ambiente, o a la salud de las personas, sino que exige una
visión integral.
En ese sentido, concluyó, “nuestra atención por la biotecnología y sus
implicaciones debe considerarse en términos más amplios de lo que hasta ahora
se ha hecho”.
–o0o–
FOTO 1.
Amanda Gálvez
Mariscal, coordinadora del Programa Universitario de Alimentos de la UNAM,
advirtió sobre la afectación a nuestro país por la manipulación genética del
maíz.
FOTO 2
El especialista
Hugo Ramírez García reconoció en la UNAM que los retos y debate motivados por
la biotecnología, incluida la utilizada para obtener organismos transgénicos,
exigen una visión integral.
FOTO 3
El profesor
Gustavo Adolfo Alanís Ortega señaló en la UNAM que hubo premura en la
aprobación de la Ley mexicana de Bioseguridad de Organismos Genéticamente
Modificados.