Boletín
UNAM-DGCS-008
Ciudad Universitaria
Pie de fotos al final del boletín
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Informó Antonio
Sánchez Solís, del Instituto de Investigaciones en Materiales, quien coordina
al equipo encargado de este proceso
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Se producen 600
mil toneladas al año y para finales del 2005 se espera que esa cifra aumente en
200 mil toneladas más; sólo se recicla 10 por ciento y el resto se tira, reveló
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Los universitarios
trabajan material que ha estado en contacto con la basura; para darle estabilidad, lo mezclan con
arcillas, para hacer láminas planas, tuberías y perfiles
Un
equipo de científicos del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM
desarrolló un proceso para reciclar polietilentereftalato o PET, material con
que se elabora la mayoría de las botellas de refresco, películas planas y
empaques primarios en forma de pequeñas burbujas para medicinas denominados blisters,
informó Antonio Sánchez Solís, encargado de este grupo.
Éste,
comentó, “puede ser utilizado para hacer láminas planas o acanaladas, cierto
tipo de tuberías, y perfiles para hacer cajas y cercas”. Asimismo, tiene
utilidad en la siembra del jitomate, a fin de producir las varas de dos metros
–las cuales hoy en día son de madera– que se ponen cada medio metro en la siembra,
para que las plantas se cuelguen de ellas y los frutos no estén en contacto con
la tierra.
Si
bien es cierto que ya existen otros métodos para llevar a cabo ese trabajo, la
propuesta de los universitarios se enfoca al PET sucio, es decir, a aquel que
ha estado en contacto con la basura, en los tiraderos, calles o mezclado con
desperdicios, añadió.
Nuestro
país, recordó, es uno de los grandes productores de este material. Se producen
600 mil toneladas al año y para finales del 2005 se espera que esa cifra
aumente en 200 mil toneladas más. Del total, se exporta 40 por ciento y lo
demás se consume en México, donde se recicla 10 por ciento y el resto se tira.
El problema es que las botellas tienen una corta vida de uso.
La
solución es reutilizarlo, lo cual se hace de forma regular en países como
Alemania, Inglaterra y Japón. Sin embargo, aclaró, los procedimientos actuales
–a través de los cuales se hacen películas, láminas y difusores para lámparas,
por ejemplo– requieren exclusivamente de material sumamente limpio y, por lo
tanto, costoso.
La
gran bondad del procedimiento desarrollado por el equipo de Sánchez Solís es
que la materia prima puede estar sucia, “ser de quinta calidad, venir directo
del basurero”; además, este PET es mucho más barato. Obviamente, no se pueden
hacer cosas que estén en contacto con humanos, como popotes o cubiertos
desechables, advirtió. Además, el producto final tiende a ser opaco “y la gente
lo quiere ver transparente”.
En
general, señaló, los plásticos se pueden reciclar otra vez (como el polietileno
o el PVC). Pero, el PET tiene la característica de que “se degrada con
facilidad en el procesamiento, se rompen las cadenas moleculares, se vuelven
pequeñas, con lo que se pierde viscosidad”; por tanto, se vuelve como agua y ya
no se le puede moldear otra vez de igual manera.
Esa
desventaja la ha resuelto Sánchez Solís a través de otro proceso denominado
“producción de nanocompuestos poliméricos”, el cual es sencillo: “Se toman las
botellas sucias y se muelen, para luego pasarlas por un extrusor, donde el
material se funde; de inmediato se pasa a través de un dado, el cual tendrá la
forma que le quiera uno dar al PET reciclado, ya sea de tubo o lámina”,
detalló.
La
novedad es que, una vez aplastado, se le adiciona arcillas modificadas de forma
química, ya sean bentonitas o montmorillonitas, que hacen al material producido
más estructurado. Así, ya se puede emplear en equipos convencionales.
Como
virtud, indicó, se tiene que esos barros se consiguen con facilidad en México,
pues existen muchas rocas volcánicas que con el tiempo se hidrolizan y se
convierten en ese tipo de mineral. “Prácticamente todo nuestro suelo son
arcillas”; de hecho, se tienen “minas exclusivamente de bentonitas o
montmorillonitas, en el norte y centro del país”, las cuales son aditivos para
reciclamiento.
Además,
comentó, es un producto barato. Si ese kilo de arcilla natural costara un peso,
sólo se utilizaría el dos por ciento de la inversión en el compuesto, es decir,
“por cada kilo se gastan dos centavos más en modificar el PET y se vuelve
procesable”.
Se tiene ya toda la tecnología para este
reuso, concluyó Sánchez Solís. Incluso, están en trámite dos patentes por parte
de la UNAM: una referente al proceso de elaboración y otra para el método de mezclado
idóneo de las arcillas con el PET.
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FOTO 01
En el Instituto
de Investigaciones en Materiales de la UNAM, Antonio Sánchez Solís y su equipo
de trabajo desarrollaron un proceso a través del cual es posible reciclar el
PET sucio.
FOTO 02.
El PET sucio puede ser utilizado para hacer láminas planas o acanaladas, cierto tipo de tuberías, y perfiles para hacer cajas y cercas, señaló Antonio Sánchez, del Instituto de Investigaciones en Materiales de la UNAM.