Boletín
UNAM-DGCS-976
Ciudad Universitaria
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SERÍAN CATASTRÓFICAS LAS CONSECUENCIAS DE UNA PANDEMIA DE INFLUENZA
AVIAR
Las consecuencias de una pandemia de influenza
aviar serían catastróficas para nuestro país y el mundo, en términos de vidas
humanas, en casos de enfermedad y servicios de salud, destacó José Narro
Robles, director de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Al participar en el Simposio “La epidemia
inminente: influenza A H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, agregó que
también en cuanto a lo económico, pues el libre tránsito de bienes y personas
se restringiría, habría cierre de las fronteras a las importaciones y
exportaciones, y el turismo disminuiría, entre otras.
Incluso, los Centros de Control y Prevención de
Enfermedades de Estados Unidos, sostuvo, calculan que sólo en ese país un
evento de este tipo podría generar hasta 80 millones de casos, “y si nos vamos
con las cifras bajas de mortalidad, de aquellos fallecerían el 20 por ciento”.
Por eso, es indispensable prepararnos como nación.
La influenza, expuso, es una enfermedad viral
que afecta de manera primordial las vías respiratorias del ser humano, se puede
registrar en todos los grupos de edad y se presenta con mayor severidad en los
extremos de la vida. El virus desencadenante pertenece a la familia Orthomyxoviridae y registra tres tipos: A,
B y C. El primero se relaciona con las grandes pandemias, pues circula y se
replica en distintas especies, en particular las aves.
Sus efectos, refirió, aparecen en ciclos de
entre 10 y 25 años. Por esta situación es que en los últimos lustros se ha esperado
la aparición de una variedad que pueda afectar al ser humano y contribuir a la
producción de una epidemia: alta transmisibilidad, virulencia y letalidad; gran
capacidad de recombinación y mutación, así como de infección de un animal a un
ser humano y de un individuo a otro.
Parecería que ese subtipo, recalcó, fuese el
H5N1. “No podemos estar seguros de que esto suceda, pero sí tenemos la
obligación de prepararnos por si lo fuera”. Este es de una letalidad alta en
aves, cercana al cien por ciento; en los seres humanos varía: se dice que
podría estar entre el 20 y el 60 por ciento.
Preocupa que a partir de que empezaron a
presentarse casos en los seres humanos en el 2003 en Hong Kong, las cifras han
venido incrementándose, “y a lo largo del año se han presentado 86 de los 130,
en Indonesia, Camboya, Tailandia, Vietnam y China”, aseguró Narro Robles.
No obstante, en el mundo y en nuestro país
existe una mayor preparación para detectar, diagnosticar y establecer
mecanismos para el mejor manejo de una epidemia de influenza aviar, pues la
posibilidad de una pandemia existe, y no es una exageración, señaló.
En buena parte, indicó, la participación social
y el manejo responsable de la información, junto con la capacidad organizativa,
pueden dar una efectiva posibilidad de mejorar el desempeño ante una situación
sanitaria de emergencia, como la que se prevé pudiera ocurrir en un dado caso.
Opinó que existen posibilidades preventivas y
terapéuticas. Pero, aseguró, nuestro país tendría que competir con el resto del
mundo para la adquisición, tanto de antivirales como de vacunas, que se están
desarrollando.
A su vez, Pablo Kuri Morales, director general
de Epidemiología de la Secretaría de Salud, informó que en nuestro país se
espera tener, en su momento, la capacidad de producir una vacuna contra la
influenza estacional, que sirva para cubrir la demanda interna, pero
eventualmente pasar a la aviar.
El funcionario gubernamental adelantó que este
proceso llevará por lo menos de cinco a seis años. De ahí que indudablemente se
debe hacer más investigación básica, clínica y epidemiológica para desarrollar
mejores antivirales, por ejemplo.
Anunció que existe un Plan Nacional de
Preparación y Respuesta, cuyo objetivo es proteger a la población mexicana ante
el riesgo de que ocurriera esta expansión. Sus líneas de acción abarcan seis
puntos: difusión y movilización social, coordinación (fundamental para la
respuesta oportuna), vigilancia epidemiológica, atención médica, servicios a la
población, así como reserva estratégica (que incluiría antivirales y
antibióticos, por mencionar algunos).
Así, expresó, los retos son planear acciones
ante un escenario de total incertidumbre y operar el plan a todos los niveles.
Para probar su eficacia es necesario hacer ejercicios y simulacros para evaluar
la respuesta. Si hubiera una pandemia, se estima que en un periodo de seis
meses pudiera afectarse entre 10 y 25 por ciento de la población.
Por su parte, Néstor Ledesma Martínez, jefe del
Departamento de Producción Animal: Aves de la Facultad de Medicina Veterinaria
y Zootecnia de la UNAM, advirtió que la influenza aviar representa una amenaza
para la agricultura nacional; sin embargo, la información equivocada entraña un
riesgo mayor.
El especialista comentó también que ese mal
tiene dos presentaciones clínicas: de baja y alta patogenicidad. En México, se
tiene en aves desde 1994 el virus H5N2, que pertenece al primer grupo; del
segundo, no existen en nuestro territorio.
Recordó, además, que en 1995 hubo un brote de
influenza aviar de alta patogenicidad en aves comerciales que fue controlado
mediante sacrificio y vacunación. De hecho, en medicina veterinaria se puede
decir que nuestro país es el primero que de manera exitosa aplica una vacuna
comercial para proteger a las aves domésticas.
Asimismo,
precisó, se cuenta con la Norma Oficial Mexicana 044-ZOO-1995 dedicada a la
Campaña Nacional contra la Influenza Aviar, respuesta para controlar a la que
se presentó a mediados de los noventa, que se encarga de la prevención, control
y erradicación de ese padecimiento. Hay, de hecho, más de 10 estados libres del
virus.
Para María Yolanda Cervantes Apolinar,
directora médica de Vacunas de Glaxo Smith Kline México, las dosis son
consideradas la primera línea de defensa contra la influenza aviar en humanos
para reducir la morbimortalidad. No obstante, aclaró, ningún país tendrá el
suministro adecuado al inicio de la pandemia. Aparecerán a los tres o seis
meses después, y no necesariamente en todo el mundo al mismo tiempo.
En la actualidad, comentó, cerca de 10 naciones
y ocho empresas trabajan en estas vacunas. Inclusive, una de esas compañías va
a presentar sus resultados al inicio de diciembre próximo con el uso de H5N1 a
la OMS.
Intervinieron además en el Simposio: Javier
Barroso, jefe de Epidemiología Hospitalaria del Instituto Nacional de
Perinatología; Juan Carlos Tinoco Favila, jefe del Servicio de Microbiología
del Hospital General de Durango, y Eduardo Rodríguez Noriega, del Departamento
de Infectología del Hospital Civil de Guadalajara.
Asimismo, Gustavo Reyes Terán, del Instituto
Nacional de Enfermedades Respiratorias; Irma López Martínez, del Instituto
Nacional de Diagnóstico y de Referencia Epidemiológica, así como Samuel Ponce
de León Rosales y Sigfrido Rangel Frausto, director médico y director médico
asociado de Virología e Inmunología de Bristol-Myers Squibb de México,
respectivamente.
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PIES DE FOTO
FOTO 01
Samuel Ponce de
León y José Narro Robles al participar en el Simposio “La epidemia inminente:
influenza A H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, en la Facultad de
Medicina de la UNAM.
FOTO 02
En la Facultad de
Medicina de la UNAM se efectuó el Simposio “La epidemia inminente: influenza A
H5-N1. Escenarios e intervenciones posibles”, donde se dieron cita renombrados
especialistas.
FOTO 03
Nuestro país
espera tener capacidad de producir una vacuna contra la influenza aviar, señaló
en la UNAM Pablo Kuri Morales, director general de Epidemiología de la
Secretaría de Salud.