boletín UNAM-DGCS-861
Ciudad Universitaria
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final del boletín
NO SE PUEDE CONSIDERAR EL AGUA COMO UN SIMPLE BIEN ECONÓMICO
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Afirmó en la UNAM Pedro Arrojo, profesor de la Universidad de Zaragoza,
España
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Muchas de sus funciones y
utilidades más trascendentales para los seres humanos y como sociedad no son
sustituibles por bienes de capital, señaló
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Dictó la conferencia “Hacia una nueva racionalidad económica en la
gestión de aguas”
El agua no puede ser considerada ni manejada
globalmente como un simple bien económico. Porque muchas de sus funciones y
utilidades más trascendentales para los seres humanos y como sociedad no son
sustituibles por bienes de capital, afirmó en la UNAM Pedro Arrojo, profesor de
la Universidad de Zaragoza, España.
Por ello, se requiere de una nueva racionalidad
en la gestión de aguas en un marco que va más allá de lo financiero. Si bien la
parte correspondiente al control del vital líquido relacionado con valores
pecuniarios es importante, no es lo esencial, abundó.
Durante su conferencia “Hacia una
nueva racionalidad económica en la gestión de aguas”, que se llevó a cabo en el
auditorio Ángel Bassols Batalla, organizada por el Instituto de Investigaciones
Económicas, agregó que el agua es un bien que tiene usos mercantiles, pero
tiene otros difícilmente monetizables.
Según sus estudios, el académico categoriza las
funciones del líquido en: de vida; de servicios públicos de interés general; y
las que se ubican con crecimiento o desarrollo económico.
Estos tres niveles, dijo, desembocan en valores
cualitativamente diferentes desde un punto de vista ético. Por tanto se
correlacionan con derechos que van a tener que ser gestionados bajo criterios
diferentes, y que deberán priorizarse en la medida en que no pueden
intercambiarse como equivalentes.
Esto al mercado no le gusta, pues para los
economistas todo es intercambiable y reversible, pero hay muchos aspectos que
no son reversibles como la propia vida. Esto no significa que la economía de
mercado no sirva. Es una buena herramienta para manipular o gestionar
determinados rubros, pero no otros, como algunas funciones del agua, indicó.
Por ejemplo, en la función de vida, la economía
no tiene nada que decir. Este tipo de necesidades o de referencias de uso, de
utilidad, ya a nivel internacional se ha empezado a asumir como un derecho
humano, destacó Pedro Arrojo, quien también preside la Nueva Fundación del Agua
en España.
Por otro lado, destacó que el agua dulce, en su
inmensa mayoría, la obtenemos de los ecosistemas acuáticos continentales, al
igual que la madera de los bosques. De ahí que sea una insensatez seguir
trabajando bajo el enfoque de gestión de recurso. Hay que empezar con la del
ecosistema, es decir, más global.
Lo anterior no por un afán radical de corte
ecologista, sino por racionalidad y sentido común, enfatizó. En las leyes que
van emergiendo en el mundo se asume este principio ecosistémico y se insiste en
la necesidad de pasar del enfoque de gestión de recurso al de ecosistémica de
cuencas; así se pretende hablar de ríos o acuíferos.
Así, no es recomendable hablar en general de
gestión de aguas, porque se suele desembocar en una discusión oscura y
fácilmente demagógica. Pues el líquido es un elemento específico, y una de sus
particularidades es que sus funciones, sus utilidades están relacionadas con
valores de calidad diferentes, y un muchas ocasiones no sustituibles o
intercambiables, concluyó.
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FOTO 1
Se requiere una
nueva racionalidad económica en la gestión de aguas, en un marco que va más
allá de la economía, señaló en la UNAM Pedro Arrojo, profesor de la Universidad
de Zaragoza, España.
FOTO 2.
El profesor español Pedro Arrojo dictó en la UNAM la conferencia “Hacia una nueva racionalidad económica en la gestión de aguas”, en el Instituto de Investigaciones Económicas.