Boletín UNAM-DGCS-846
Ciudad Universitaria
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LA CORTE
INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS HA CONTRIBUIDO CON LA DEMOCRACIA REGIONAL
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No han desaparecido las violaciones a estos
derechos, pero la comunidad de esta zona parece haber superado regímenes
fuertemente antidemocráticos, aseveró Sergio García Ramírez, presidente de la
CIDH y miembro del IIJ de la UNAM
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Dictó una conferencia magistral en el
Seminario “La Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su
funcionamiento”
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El investigador emérito de la UNAM, Héctor Fix-Zamudio, dijo que para
que la Corte funcione de mejor manera es indispensable modificar su
presupuesto.
A 25 años de su funcionamiento, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha contribuido a la causa de la democracia
y de la protección de estas garantías en la región, afirmó el presidente del
organismo y miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
UNAM, Sergio García Ramírez.
Aclaró que aunque no han desaparecido las
violaciones en este ámbito, la comunidad de esta zona parece haber superado
algunos de los retos más apremiantes y crueles, que planteaba hace 50 años la
existencia de regímenes fuertemente antidemocráticos y adversos al tema.
En presencia del director del IIJ, Diego
Valadés, resaltó que las condiciones y el escenario de hoy son distintos a los
que prevalecían aquellos años por lo que toca a la lucha democrática, y por
ello es necesario repensar el actual sistema de protección a estos derechos
para dar una mejor respuesta.
En la sede del IIJ, donde se realizó el
Seminario “La Corte Interamericana de Derechos Humanos a 25 años de su
funcionamiento”, García Ramírez dictó una conferencia magistral en la que
señaló que en la búsqueda de mejores formas de convivencia, el organismo ha
cumplido su tarea, tras reafirmar que los derechos humanos son binomio,
condición de democracia y producto de ella.
Explicó que la CIDH constituye una buena,
razonable y madura culminación de este sistema de garantías que se inicia en
los Estados, y que culmina en instrumentos internacionales, por lo que ha
atendido con eficiencia las expectativas y esperanzas que le dieron origen.
Asimismo, destacó que ha habido una recepción
de los pronunciamientos de la Corte en la jurisprudencia de los altos tribunales
nacionales.
Expresó que debe ser motivo de regocijo el
hecho de que el viento generado en una Corte Internacional, creada por los
Estados, haya revertido hacia éstos y se forme, a través de jurisprudencia
internacional y nacional, una cultura judicial sobre derechos humanos que puede
influir en el mundo.
Abundó que el sistema interamericano de
derechos humanos no se confina a una entidad de siete comisionados y una Corte
de siete jueces, ya que existen otros protagonistas, como los Estados.
“Los 500 millones de seres humanos que vivimos
en los 21 estados que han reconocido la competencia de la Corte, esperamos no
sólo de ella, sino de los mismos, respeto y protección” de estos derechos,
resaltó.
Mencionó que otros protagonistas del sistema de
protección de derechos humanos son la Organización de los Estados Americanos
(OEA), el mundo académico, el ombudsman como personaje del Estado
contemporáneo, así como la sociedad civil y sus Organizaciones No
Gubernamentales.
Agregó que la CIDH no es un aparato
jurisdiccional fastuoso, sino que depende de un presupuesto regular anual de la
OEA, el cual asciende a un millón 391 mil dólares, suma con la que tiene que
enfrentar su encomienda.
En su oportunidad, el investigador emérito del
IIJ, Héctor Fix-Zamudio, dijo que para que la Corte funcione de mejor manera y
se puedan impulsar cambios, es indispensable modificar su presupuesto.
Al hablar sobre la reforma al sistema
interamericano de protección de los derechos humanos, calificó de grave que
cada año se hagan recortes presupuestales, luego de haber librado una ardua
batalla para que se aprueben ciertos recursos.
Por ello, consideró necesario que los Estados
que integran la Corte asuman su obligación de sostener a los órganos del
sistema, no con declaraciones sino aumentando las cuotas, y no sólo con
donativos voluntarios, que a veces son importantes, pero esporádicos.
Recordó que en 1990 el presupuesto de la
Organización de Estados Americanos sólo solventaba los recursos para tres
personas: los secretarios general y adjunto, y una secretaria. El personal
restante se pagaba con los 100 mil dólares que Costa Rica le ha dado, de manera
generosa, todos los años a la Corte.
Héctor Fix-Zamudio propuso incrementar el
número de jueces de siete a once en la Corte, lo cual daría un mayor
equilibrio, inclusive de representación de los Estados en el organismo. “Esto
permitiría contar con dos salas, cada una con cinco jueces, con lo cual se
duplicaría, o por lo menos se incrementaría de forma significativa el número de
sesiones; así como tener un presidente permanente”.
El investigador universitario concluyó que
aunque hay un reconocimiento de varios estados a la convención de la Corte,
faltan los dos más importantes: Estados Unidos y Canadá. Es decir, tenemos una
Corte Latinoamericana, y no Interamericana, de Derechos Humanos, porque han
sido fundamentalmente las naciones de esta región las que han reconocido la
competencia contenciosa y le han dado fortaleza.
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FOTO 1
Sergio García Ramírez, Héctor
Fix-Zamudio y Diego Valadés, durante el Seminario “La Corte Interamericana de
Derechos Humanos a 25 años de su funcionamiento”.
Foto 2
Sergio García Ramírez, presidente de la CIDH y miembro del IIJ de la UNAM, señaló que la Corte ha contribuido a la causa de la democracia y de la protección de estas garantías en la región.