Boletín UNAM-DGCS-697
Museo El Eco
·
Lo inauguró el rector Juan Ramón de la
Fuente, quien estuvo acompañado por el secretario de Educación Pública, Reyes
Tamez
·
De la Fuente afirmó que ese espacio es un
verdadero icono de la cultura, las artes y de la audacia de artistas mexicanos
·
Reyes Tamez Guerra se congratuló por el
esfuerzo realizado por la UNAM, para reiniciar un proyecto en donde se llevarán
a cabo actividades del más alto nivel
El rector de la UNAM, Juan
Ramón de la Fuente, reinauguró el Museo Experimental El Eco, luego de más de
medio siglo de permanecer cerrado. Así, la Universidad Nacional recuperó uno de
los edificios más significativos de la arquitectura mexicana del siglo XX para
devolverle su sentido original: ser un espacio para el diálogo de las artes
visuales de nuestro tiempo.
Ante el secretario de
Educación Publica, Reyes Tamez Guerra, y el jefe de gobierno del Distrito
Federal, Alejandro Encinas, el rector afirmó que El Eco es un verdadero icono
de la cultura, las artes y de la audacia de artistas mexicanos que se atreven a
experimentar, transmiten emociones intensas y recrean espíritus.
Esta obra, puntualizó, muestra
que en la Universidad, la cultura y las artes son fundamentales, al igual que
las humanidades y otras disciplinas que no siempre son comprendidas, sobre todo
cuando se ven estrictamente con la óptica lucrativa y mercantil.
De la Fuente insistió en que
la cultura es esencial para nuestra convivencia cotidiana, entendernos mejor y
darnos cuenta de su dimensión más profunda, pero también nos une y permite
realizar proyectos conjuntos.
Se preguntó qué sería de
México sin su rica historia cultural, sin expresiones artísticas y sin
humanidades, así como qué sería de la Ciudad de México sin El Eco.
A su vez, el secretario de
Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, se congratuló por el esfuerzo realizado
por la UNAM para reiniciar un proyecto que mantiene el espíritu, donde se
llevarán a cabo actividades que producirán polémica del más alto nivel.
Dijo que este desarrollo
realzará a esta casa de estudios y a los artistas mexicanos, al afirmar que la
institución es la mejor en la investigación, la docencia y la difusión de la
cultura.
En su intervención, el jefe de
gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, señaló que para la capital
del país es de suma importancia la recuperación de este espacio.
También, agregó, representa la
consolidación de la universidad porque permitirá expandir las actividades
culturales en la Ciudad de México.
Por su parte, la directora
general de Artes Visuales de la UNAM, Graciela de la Torre, expresó que durante
los 52 años que tiene de existencia el Museo Experimental El Eco se convirtió en
una leyenda que hoy termina, al abrir sus puertas prácticamente en su estado
original.
Luego de hacer un recuento de
las diversas actividades que en este recinto se llevaron a cabo desde 1953, y
de recordar a su fundador el artista Mathias Goeritz, sostuvo que el museo será
un espacio poético y un lugar de encuentro, reencuentro, discusiones, prácticas
experimentales y “todo lo que en el futuro se nos ocurra imaginar para estas
tareas”.
Informó que al iniciar su
programación, se invitó a Gabriel Orozco, uno de los artistas más dinámicos y
creativos del arte contemporáneo, para establecer un primer diálogo
intergeneracional e interdisciplinario entre la arquitectura de Eco y los
destacados artistas Carlos Amorales y Daniel Ortega.
Después de una ardua labor de
restauración, con esta reapertura, se da el triunfo del arte frente al abandono
Y el inexorable paso del tiempo.
Así, ayer por la noche la UNAM
volvió a inaugurar el legendario museo, como lo hiciera en 1953, el escultor y
arquitecto de origen alemán Mathias Goeritz, autor del mítico edificio.
También asistieron la
presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y la Artes, Sari Bermúdez; el
jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, y el coordinador de
Difusión Cultural de esta casa de estudios, Gerardo Estrada.
Sin la nostalgia del pasado,
lejos de consagrarse como un monumento histórico, El Eco inicia una nueva etapa
de vida como lo hubiera deseado su creador, a quien siempre le dolió la
inminente pérdida del edificio.
Se volvió a presenciar otra
vez en este espacio una experiencia artística, que en esta ocasión involucra la
obra de tres destacados creadores contemporáneos de prestigio internacional:
Gabriel Orozco, artista egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas y sus
invitados: Damián Ortega y Carlos Amorales, todos en franco diálogo con la
arquitectura singular del inmueble.
Animaciones geométricas,
balones de fútbol usados y trabajados plásticos, así como piezas escultóricas
de distintos materiales y formatos, además de una gran estructura de papel,
madera y alambre que semeja un cráneo humano, interactúan entre sí y plantean
un diálogo con la arquitectura de un espacio que, en principio, fue concebido
por el joven Mathias Goeritz como quien esculpe un edificio: muros paralelos
que se vuelven más angostos, líneas oblicuas que se alejan del ángulo recto; la
experiencia de lo monumental que sobrepasa la escala humana y provoca un
sentimiento de elevación espiritual.
Ayer, los asistentes todavía
podían percibir los olores de la pintura fresca, del concreto que no ha
terminado de secar, característico de los edificios nuevos, y pudieron
transitar por los corredores y pasillos sobre la duela impecable de esta
simbólica construcción, donde observaron su gran muro amarillo, el cual
nuevamente parece saludar, desde el interior, a quienes se encuentran en su
interior y a los transeúntes de la calle de Sullivan; ese famoso "muro de
las lamentaciones", donde Mathias Goeritz incrustó su "poema plástico",
escrito con letras de su propia invención y compuesto de tres estrofas: la
escultórica, la pictórica y la emocional.
Los espacios de singular trazo
arquitectónico que concibió fueron recuperados con la mayor fidelidad por los
arquitectos Felipe Leal y Víctor Jiménez, responsables del proyecto de
restauración.
En tanto no menos digna de ser
admirada la obra de los artistas invitados ocupa el patio interior del edificio
y parte de la sala de mayor dimensión.
Concebido por su creador como
un templo para la experimentación artística, El Museo Experimental El Eco,
dotado ya con los recursos tecnológicos más avanzados, en congruencia con el
espíritu del autor, habrá de convertirse, de acuerdo con Gerardo Estrada, en
uno de los espacios más importantes de las artes plásticas y visuales de
nuestro país.
A cargo de la Dirección
General de Artes Visuales de la Coordinación de Difusión Cultural, el espacio
se perfila, según su director, el curador y comunicólogo Guillermo Santamarina,
como un lugar de vanguardia para el diálogo de las artes visuales que
conservará un lugar especial: la Sala Daniel Mont, en homenaje al personaje que
financió y solicitó el proyecto a Mathias Goeritz.
Ahí, se presentarán
exposiciones formales y revisionistas de la obra de artistas relacionados directamente
con Mathias Goeritz o de las escuelas de vanguardia que influyeron en el
trabajo del escultor y arquitecto alemán.
Finalmente se concreta un
proyecto que durante varias décadas fue demanda constante de un destacado
grupos de investigadores del arte universitarios, encabezados por la doctora
Ida Rodríguez Prampolini, viuda de Goeritz.
También se recupera para el
patrimonio de la Universidad Nacional y del país una de las pocas obras del
expresionismo mundial que, junto con la Casa de Frida Kahlo y Diego Rivera,
construida por Juan 0´Gorman en el tradicional barrio de San Angel y la Casa de
Luis Barragán, en Tacubaya, forman la trilogía de edificios emblemáticos del
arte arquitectónico del Siglo XX, como bien lo señaló Felipe Leal.
El Museo Experimental El Eco
–ubicado en Sullivan 43, Col. San Rafael– abrirá sus puertas al público a
partir del 9 de septiembre, de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas, y la
entrada es libre.
-oOo-