Boletín UNAM-DGCS-655
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final del boletín
PERIODISMO, PLATAFORMA IDEAL PARA ESTUDIAR MOMENTOS
DECISIVOS EN LA VIDA DE MÉXICO Y ESPAÑA
·
Afirmó
Pablo Mora, miembro del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM
·
Vicente
Quirarte, director del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM,
inauguró el Coloquio Periodistas españoles en México. Siglo XIX y XXI
· Participaron los especialistas Ángel Miquel, Antonia Pi-Suñer, Adriana Gutiérrez Hernández, Cuauhtémoc Padilla y Javier Rodríguez Piña
El periodismo se ha
convertido en una plataforma ideal para estudiar aspectos que han quedado
relegados por diversas circunstancias históricas, pero que son decisivos en la
vida de nuestro país y España, comentó Pablo Mora, miembro del Instituto de
Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM.
En la inauguración del
Coloquio Periodistas españoles en México. Siglo XIX y XX, la cual estuvo a
cargo de Vicente Quirarte, director del IIB, Pablo Mora agregó que los
españoles en México en el siglo XIX, y de manera específica los escritores y
editores, ofrecieron nuevos vínculos culturales que repercutieron en la vida
nacional.
Sin duda, añadió, esas
relaciones encontraron en el periodismo una de las herramientas por excelencia
y dieron a la lengua y a la literatura española un lugar estratégico en las
articulaciones viables para consolidar lazos con una nación en el nuevo marco
constitucional.
Por otro lado, dijo el
coordinador del proyecto Españoles en México en los siglos XIX y XX, ante la nueva
conformación de los espacios públicos y la secularización de las formas de
vida, la educación y la prensa escrita adquirieron papeles protagónicos.
En este sentido, los
periodistas ibéricos en nuestro país participaron en la apertura de esos espacios
culturales, empresas editoriales y asociaciones literarias en un proceso que se
prolonga hasta el siglo XX, con el desarrollo del cine, documentales, radio y
televisión.
Por su parte, Ángel Miquel,
corresponsable de los periodistas incluidos en el siglo XIX, informó que no son
todos los que trabajaron en distintas publicaciones periódicas, tarea
inabarcable, pero sí los más importantes. Entre ellos, Ricardo Mestre, Enrique
Díez-Canedo, Juan Rejano y José Alameda.
En la primera mesa de
trabajo, Forjadores del periodismo español en México, Antonia Pi-Suñer, de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, trató el tema Hay que confesarlo: el
Imperio tiene su estrella. Anselmo de la Portilla y La Razón de México (1864-1865).
Durante los cuatro meses
que duró esta publicación, que apareció el 11 de octubre de 1864, cuatro meses
después de la llegada de Maximiliano y Carlota a tierras mexicanas, sus
responsables encontraron acertado todo lo que hacía y mandaba el emperador;
incluso en el tercer número, afirmó que éste y el imperio eran un prodigio, así
como todas las cosas que se referían a ambos.
Habiendo nacido príncipe,
asegura, el archiduque tenía “el alma altiva de las estirpes monárquicas”, lo
cual era garantía de confianza para esperar un noble comportamiento de alguien
tan bien nacido. Así, nunca llegaría a extremos peligrosos y sabría estar por
encima de todos los partidos.
De Anselmo de la Portilla,
Pi-Suñer destacó que fue impulsor de otras empresas periodísticas dedicadas a
la colonia española y colaborador de algunos de los diarios conservadores más
importantes de la ciudad de México, como El Universal, La Voz de la Religión, Diario
del Imperio y El Eco de Europa.
A su vez, Adriana Gutiérrez
Hernández, directora de Cultura y de la Biblioteca del Casino Español de
México, abordó el tema Anselmo de la Portilla, La Iberia y el Casino Español.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, precisó, este último y el periodista
contribuyeron de manera importante en la construcción de una nueva imagen de
los españoles en México y, consecuentemente, de una nueva relación respetuosa y
fraternal con los mexicanos.
En esta labor tuvo un papel
fundamental el periódico La Iberia, cuyo primer número apareció el 1º de marzo
de 1867 y fue fundado por iniciativa de De la Portilla, con el apoyo económico
y moral de los socios del Casino.
El Casino Español, aclaró,
es el centro cultural y social más antiguo y de mayor tradición en México. Fue
fundado en 1863 por un numeroso grupo de destacados peninsulares radicados en suelo
mexicano, muchos de ellos integrantes de la Sociedad de Beneficencia Española,
antecedente primigenio de los centros españoles en México.
El propósito de La Iberia.
Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, comercio,
industria y mejoras materiales, como lo señala el prospecto de publicación,
sería “evocar para sus compatriotas los dulces recuerdos de la patria ausente,
sin pronunciarse por ningún partido, sin censurar ningún sistema, y sin echar
en el olvido que en tierra extranjera los españoles no son ni deben ser más que
españoles”.
Por su parte, Cuauhtémoc
Padilla, del IIB, habló sobre El proceso periodístico en México desde un
español: el caso de Enrique de Olavarría, personaje que se ocupó de contar la
historia de instituciones científicas como la Sociedad Mexicana de Geografía y
Estadística, o educativas como el Colegio de la Paz, que él mismo llegó a
dirigir.
Es autor, además, de Reseña
histórica del teatro en México, que en 1895 apareció editada en cuatro gruesos
volúmenes, dio forma a una vasta colección de anécdotas y eventos relacionados
con el desarrollo de la vida pública mexicana, indicó el investigador.
Resaltó que, exceptuando su
inesperada colaboración en la redacción del cuarto tomo de México a través de
los siglos, motivada por la repentina muerte de Juan de Dios Arias, su redactor
original, Enrique de Olavarría prefirió ubicarse al margen de los grandes
monumentos historiográficos de la época, para contar la historia de lo que
hasta ese momento carecía de ella inmerecidamente.
En su oportunidad, Javier
Rodríguez Piña, de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco, se
refirió a El proyecto político de Rafael de Rafael en México, 1843-1855. Este
catalán, sostuvo, fue uno de los editores más reconocidos e importantes del
período.
“Poseedor, sin duda, de una
clara visión empresarial a través de la competencia comercial y el desarrollo
de nuevas técnicas para el mejoramiento de los métodos de la impresión, pero
también de un proyecto político públicamente expresado a través de los impresos
periódicos que dirigió”, añadió.
En el ambiente de los
editores, su figura destaca por su fugaz, pero determinante presencia en el
México del siglo XIX. Aunque sólo estuvo vinculado a la vida nacional por
espacio de 12 años, entre 1843 y 1855, jugó un papel de singular importancia
como impresor y grabador, empresario e ideólogo conservador e, incluso, como
funcionario del Servicio Exterior Mexicano en medio de la negociación del
Tratado de la Mesilla.
Llegó a México, recordó,
por invitación de Ignacio Cumplido, para trabajar en su casa tipográfica.
Tiempo después, una vez que fundó su propio establecimiento, tuvo como primera
tarea importante la publicación del semanario El Católico. Periódico religioso,
político-cristiano, científico y literario, después El Ilustrador Católico
Mexicano y, asimismo, el proyecto más ambicioso del grupo conservador: el
periódico El Universal.
-oOo-
FOTO 1.
Vicente Quirarte, director del Instituto de
Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, inauguró el Coloquio Periodistas
españoles en México. Siglo XIX y XXI.
FOTO 2
En la primera mesa de trabajo del Coloquio Periodistas
españoles en México. Siglo XIX y XXI, participó Antonia Pi-Suñer, de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
FOTO 3
Adriana Gutiérrez Hernández, directora de Cultura y de
la Biblioteca del Casino Español de México, habló sobre esta institución y el
periodista Anselmo de la Portilla en el Coloquio Periodistas españoles en
México. Siglo XIX y XXI.
FOTO 4
Cuauhtémoc Padilla, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, se refirió al periodista Enrique de Olavarría en el Coloquio Periodistas españoles en México. Siglo XIX y XXI.