Boletín UNAM-DGCS-629
Ciudad Universitaria
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final del boletín
HENRIQUE GONZÁLEZ CASANOVA, PROMOTOR CULTURAL INCANSABLE: IGNACIO SOLARES
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En todas las publicaciones donde colaboró
como crítico literario destacó por su capacidad para despertar entusiasmo,
señaló el director de la Revista de la Universidad de México
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En los anales universitarios, Henrique
González Casanova pasará a la historia como un gran amoroso de la Universidad y
un extraordinario promotor de la vida cultural, consideró Elena Poniatowska
· Sus hechos y proezas lo convirtieron en una crónica humana, llena de saberes y evidencias en torno a los acontecimientos de México, afirmó Alberto Dallal
Henrique González Casanova fue un promotor cultural incansable, un
impulsor decidido de ideas, iniciativas y proyectos que se concretaron con
éxito en todos los ámbitos donde se desempeñó como docente, periodista
cultural, funcionario universitario, diplomático, consejero y amigo, afirmó
Ignacio Solares, director de la Revista de la Universidad de México.
Entre
1953 y 1961, señaló, Henrique González fue coordinador de la Revista de la
Universidad de México, época durante la cual la edición albergó a gran cantidad
de entonces jóvenes y prometedores escritores, a quienes invitaba a colaborar y
convivir en sus páginas con plumas consagradas.
Estudió en la Facultad de Derecho de la UNAM y poco después encontraría
trabajo en la institución, el cual solo abandonaría, en los lapsos en los que
se desempeñó como embajador en Portugal y Checoslovaquia, acotó en la sala
“Carlos Chávez” del Centro Cultural Universitario de esta casa de estudios.
En 1955, junto con su amigo Rubén Bonifaz Nuño, le tocó crear la
Dirección de Publicaciones de la UNAM. Poco antes, en 1954, como director
general de Información, había fundado la Gaceta UNAM, órgano de difusión de la
comunidad universitaria, donde, desde entonces, se dan a conocer los hechos,
acciones y logros de la rica y compleja vida universitaria, puntualizó.
Estudió también en el Colegio de México y en la Escuela Nacional de
Antropología, pues su curiosidad intelectual era insaciable. Gozaba con la
enseñanza y el análisis riguroso, lo cual le llevó a convertirse en el
principal impulsor de la creación de la carrera de Ciencias de la Comunicación
en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de la que fue profesor durante
más de 50 años, abundó.
Como periodista, mencionó, además de participar en las publicaciones de
la UNAM destacó por su labor en los principales suplementos culturales de
nuestro país, tales como México en la Cultura del periódico Novedades.
Un aspecto notable de su personalidad fue su amor por los libros y la
literatura, no sólo como promotor de la lectura sino de la creación literaria
misma, pues sin su concurso es probable que no gozáramos hoy de obras
consideradas como clásicas, aseveró.
Por su parte, Elena Poniatowska dijo: “González Casanova consideraba
que la Universidad era su pueblo, si le hubieran preguntado “¿De dónde eres?”
habría respondido: De la Universidad”.
Henrique González siempre creyó en la educación de la gente, en
cualquier momento, en todos los terrenos, incluso en las condiciones en que
otros ya daban por perdido a un individuo. Él tenía esperanza de que la
educación nos salvara a todos, sostuvo.
Hablaba bien. Hablar para él era un arte. Extraordinario conversador,
practicaba esa virtud a la manera de Alfonso Reyes, el dios del olimpo cultural
de México. Sus pensamientos, historias y anécdotas las decía con elocuencia y
buen tino; escucharlo era un deleite, comentó.
Además, añadió, sabía oír y podía guardar silencio durante horas. Su
capacidad reflexiva lo llevó a ser un gran maestro al que buscaban los
estudiantes no sólo como profesor sino como guía y consejero.
Todos los escritores de los cincuenta le debemos algo a Henrique
González. No sólo formó parte de Los divinos: Alí Chumacero, José Luis
Martínez, Jaime García Terrés, Abel Quezada, Francisco Giner de los Ríos y
Joaquín Díez Canedo, sino que en la Universidad impulsó a Tito Monterroso para
que publicara su primer libro de trece cuentos, precisó.
Por ello, subrayó, en los anales universitarios, Henrique González
Casanova pasará a la historia como un gran amoroso de la Universidad y un
extraordinario promotor de la vida cultural en los cincuenta.
Al leer el texto de Carlos Monsiváis, Gerardo Estrada, coordinador de
Difusión Cultural de la UNAM, dijo: “Henrique González, formado en atmósferas
jurídicas, como aún sucede con su generación, confió en la relación entre
desarrollo civilizatorio y leyes, y vio en la UNAM uno de los grandes
instrumentos de la civilidad en México”.
Esta, desde luego, no fue su pasión única. La otra fundamental fue la
literatura a la que llegó por razones de familia (su padre, el lingüista Pablo
González Casanova, traductor de relatos indígenas, fue también un hombre de
letras) y, también, por la convivencia con sus compañeros universitarios los
escritores Rubén Bonifaz Nuño, Ricardo Garibay, Jaime García Terrés y, más
tarde, Tito Monterroso, puntualizó.
Lo distinguió la inteligencia, la ironía, esa informalidad que
contradecía sus chalecos y que resolvía en sonrisas o, si estaba Rubén y Tito,
en carcajadas; la memoria puntual, el sentido de la tradición liberal y, en
primera y última instancia, el sentido del deber que usó gozosamente, sin
prepotencia y con un don de la ubicuidad, apuntó.
En su oportunidad, el escritor Alberto Dallal agregó que al crear la Gaceta
UNAM, González Casanova supo perfectamente qué hacía. “No obstante, la
persistente vocación periodística interna de la Universidad, hacía falta el
registro, en este caso incluso legal, de los aspectos primordiales del quehacer
universitario”.
De hecho, enfatizó, sus hechos y proezas lo convirtieron en una crónica
humana, llena de saberes y evidencias en torno a los acontecimientos de México.
También, su vocación periodística se manifestó en su colaboración
amistosa y profesional con ese periodismo independiente, el de los suplementos
y revistas culturales, expresó.
Su fructífera labor como profesor está todavía despierta, viva y
operativa, marcada por la enorme cantidad de periodistas, politólogos,
analistas del transcurrir social, comunicólogos que en su cátedra descubrieron
no sólo los métodos de análisis adecuados, sino también la sabia y discreta
forma de observar una realidad compleja y, a veces, trastocada como la actual,
concluyó.
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FOTO 01
Gerardo Estrada,
Elena Poniatowska e Ignacio Solares participaron en las Jornadas
Universitarias. Henrique González Casanova, que se realizan en la UNAM.
FOTO 02
En el Centro Cultural Universitario
de la UNAM se habló de la labor de promoción cultural de Henrique González
Casanova, fundador de Gaceta UNAM.
FOTO 03.
Alberto Dallal, Elena Poniatowska Gerardo Estrada e Ignacio Solares luego de su participación en la mesa Promoción cultural, efectuada dentro de las Jornadas Universitarias. Henrique González Casanova, realizadas en la UNAM.