Boletín UNAM-DGCS-570
Ciudad Universitaria
Pies de foto al
final del boletín
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Aseguró Daniel Silva Troop, profesor de la Facultad de Arquitectura de la UNAM
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Propuso crear cajones de crédito accesibles a este sector de la población,
que representa 60 por ciento de los mexicanos, refirió
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El sector constructor se enfoca a la vivienda de interés social, porque
es donde están todos los apoyos, reconoció
El mercado inmobiliario no atiende
adecuadamente al 60 por ciento de la población mexicana, integrado por la clase
media, y se enfoca de manera marcada a construir vivienda de interés social,
afirmó Daniel Silva Troop, profesor de la Facultad de Arquitectura (FA) de la
UNAM.
Este
sector no puede acceder a los créditos hipotecarios por las onerosas
condiciones exigidas. Cuando quiere comprar una casa echa mano de sus ahorros o
contrata un préstamo con la banca privada, añadió.
Lo
hacen con temor por el compromiso de cubrir tasas de interés, pues no saben si
podrán cumplir o no, ya que los lapsos de pago son por lo general a una década.
Estas condiciones, por permanentes que sean, generan incertidumbre: “Ojalá la
gente tuviera la seguridad de un sueldo fijo en 10 años o con un incremento
proporcional a la inflación”, señaló.
Además,
las empresas del ramo consideran que la gente con recursos suficientes para
hacerse de una residencia, no necesita de un préstamo, explicó; incluso las
instituciones financieras, tanto oficiales como particulares, no se preocupan
por ese cinco por ciento más rico de la sociedad. Es a la clase popular, que
constituye el 35 por ciento restante, a quien “le sueltan todos los recursos
que se pueda, con justa razón”, consideró.
Por
tanto, las constructoras, particularmente en el Distrito Federal, se enfocan a
la vivienda de interés social, porque es donde están todos los apoyos y
oportunidades para hacer buenos negocios; “allí los compradores encuentran toda
clase de ayuda económica para la adquisición del inmueble, y aunque el margen
de utilidad es bajo, el volumen permite que el negocio sea próspero”, indicó.
De
acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Fomento a la Vivienda (Conafovi),
se estima que hasta el 2030 en México se habrá erigido un total de 46 millones
de hogares, lo que supone un ritmo de crecimiento anual de 800 mil casas. Con
base en estas cifras, las autoridades se han propuesto como meta alcanzar un
ritmo de financiamiento y construcción de 750 mil unidades en 2006.
Sus
estimaciones prevén que los recursos disponibles, entre organismos públicos y
privados, para apoyar la adquisición de inmuebles en 2005 superarán los 12 mil
500 millones de dólares, con los que se pretende costear la adquisición de 600
mil moradas.
Tan sólo en 2003 se otorgaron poco más de 735 mil créditos y subsidios. De
estos, casi 600 mil correspondieron a compra de vivienda y los restantes a
mejoramientos y apoyo de otro tipo, con una inversión cercana a los 115 mil
millones de pesos, precisó esa Comisión.
Ante
ello, Silva Troop propuso abrir cajones de crédito accesibles a la clase media,
que está en constante crecimiento y sus ingresos varían de acuerdo con la
realidad económica. Siempre se reproduce y crece, aseveró el especialista. Se
ha apoyado a los más pobres en consonancia con las políticas sociales y por los
programas para superar la pobreza.
Mientras
la relación gasto-ingreso en este último segmento va de la mano –“el trabajador
está mal pagado, vive mal, ojalá pudiéramos lograr que viviera mejor; pero
también sus necesidades están de acuerdo a ese nivel de vida”, argumentó–, en
los sectores intermedios se dispara, ya no corresponde ni es compatible con sus
exigencias.
La
cuestión es que “si se activa la construcción lo hace todo; cuando el mercado
inmobiliario se frena, se paraliza prácticamente toda la actividad”, y camina
cuando hay bienes que vender, los cuales se deben erigir. Para ello, agregó, se
requiere de mano de obra, es decir, generar empleos; de esta forma, si no hay
edificaciones “hay ambulantaje, lanzadores de fuego en las esquinas”.
Hoy
día se observa que hay quizá demasiadas viviendas en venta, y todos necesitamos
adquirir una; nos obstante, no se puede. Pasa que cuando aumenta la oferta la
tendencia sería que bajaran los precios, pero no hay tal, porque simple y
sencillamente la gente no tiene una economía saludable que le permita comprar
bienes de uso duradero, como lo son los inmuebles, concluyó.
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Foto 01
Daniel Silva
Troop, docente de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, aseguró que el
mercado inmobiliario no atiende en forma debida a la clase media mexicana.
Foto 02.
Deberían existir
cajones de crédito accesibles a la clase media, que representa el 60 por ciento
de los mexicanos, afirmó Daniel Silva Troop, docente de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.