Boletín UNAM-DGCS-459
Ciudad Universitaria
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Pies de foto al final del boletín
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Fernando Pérez Correa, director de la FCPyS,
reconoció que fue un personaje clave en la modernización de nuestro país
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Se constituirá como símbolo e icono de la democratización
de México: Alan Arias, académico de la misma entidad
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Asistieron su viuda, Martha Ketchum, y sus
hijos Nicolás y Adolfo, amigos y alumnos del homenajeado
La Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM rindió homenaje a Adolfo Aguilar
Zínser, académico de esta Facultad e integrante del Centro de Investigaciones
sobre América del Norte, quien también fue legislador, abogado, funcionario y
embajador, a unos días de su muerte.
Fernando Pérez Correa,
director de la FCPyS, reconoció que Aguilar Zínser fue un personaje clave en la
modernización de nuestro país. Su paso por el movimiento social, la reflexión
académica, la acción concertada y la decisión pública estuvo llena de
disidencias resonantes aunque secundarias, solidaridades fulgurantes,
iniciativas atrabancadas, alianzas de circunstancia, resistencias gallardas,
voluntad compartida de construir y, con todo, la línea de fuerza de su vida se
perfila, sin titubeos, en la libertad.
“Es difícil trazar en una
pincelada lo que Sartre llamaba el proyecto existencial. Desde siempre, Adolfo
Aguilar se empeñó en construir una vida propia, en un medio suyo, en una
república a su medida, en un mundo que apenas podría contenerlo”, consideró.
Así, abundó, en este proyecto
expansivo no era ni neutro ni tradicional, sus raíces buscaban un suelo
venidero y sus aspiraciones pertenecían al futuro.
Ante la viuda de Aguilar
Zínser, Martha Ketchum, y sus hijos Nicolás y Adolfo, familiares, amigos,
alumnos y ex colaboradores, Pérez Correa subrayó que fue un hombre moderno y un
mexicano excepcional.
Dijo que no hay fractura entre
la lucha por el despliegue personal,
pleno, realizado más allá de los constreñimientos prácticos, por una
parte, y el proceso de construcción de una ciudadanía que encuentre en una
república verdadera la latitud a la que pertenece, una universal y libre; es
decir, infinita y consentida.
En la sala “Isabel y Ricardo
Pozas”, Alan Arias, profesor de la misma entidad universitaria, resaltó que
indudablemente, Adolfo Aguilar se constituirá en símbolo e icono de la
democratización de México, precisamente por su carácter insumiso y personalidad
brillante.
“Fue un político heterodoxo.
Desde la labor que desarrolló de 1988 hasta el 2000, al participar en múltiples
iniciativas de carácter societario; nunca entendió a la política como el
militante burocrático, siempre lo hizo desde la sociedad”. Además, fue un
pragmático en el sentido de obtener beneficios y objetivos en los planes que se
proponía, pero no estaba marcado por la ética de la responsabilidad, sino por
la de la convicción, refirió.
Consideró que si algunos
referentes ideológicos y valorativos se pueden plantear a su trayectoria, son
su indignación moral por la injusticia y su compromiso por tratar de aminorar
las inequidades, por un lado, y por el otro la necesidad de instaurar una
sociedad democrática, en donde la voluntad de los individuos, el respeto a la
participación colectiva y a las reglas del derecho, fueran reales.
A su vez, Lorenzo Vignal,
colaborador cercano del homenajeado en sus actividades diplomáticas, admitió
que uno de los mayores aciertos de la administración actual fue designar a
Adolfo Aguilar como representante de México ante el Consejo de Seguridad de la
ONU, desde donde pudo defender lo que quedaba de la política exterior mexicana.
Fue profundamente conservador,
a pesar de ser una persona que analizó la heterodoxia. Nunca dejó de ser un
nacionalista y de buscar, ante todo, que prevalecieran los intereses de México
en la arena internacional. Como tal, “hizo una labor espléndida, lo cual ha
sido insuficientemente reconocido”, apuntó.
La ex embajadora de nuestro
país en Cuba, Roberta Lajous, resaltó su participación en el Consejo de
Seguridad de la ONU. A pesar de los cuestionamientos que recibió por dicho
nombramiento, fue un gran representante del país ante ese organismo, sobre todo
porque tenía las características para serlo: la preparación académica
necesaria, la experiencia parlamentaria y su formación como abogado.
También fue un excelente maestro
universitario en esta casa de estudios, y en muchas otras de México y el
extranjero. “Ese es uno de los legados más importantes que quedará, su
capacidad y esa personalidad tan brillante que le permitió entusiasmar a los
jóvenes”, afirmó.
Para Leonardo Curzio,
académico de la FCPyS, no fue un hombre que tuviera que pedir prestadas las
ideas, porque tenía las propias. “Hay cuestiones que la circunstancia personal,
analizadas como actos autónomos, pueden parecer deleznables o criticables, como
cambiar de partido, pero vistos en perspectiva y sin perder de vista el
objetivo final, adquieren una circunstancia diferente”.
En ese sentido, abundó,
Aguilar Zínser no tuvo duda de cuáles eran los ideales que perseguía. Se le ha
dicho libertario y demócrata. Pero fue un hombre comprometido con su país y por
eso sabía qué se debía apoyar en un momento determinado. En estas épocas de las
pequeñas infamias y de los intereses electoreros más mezquinos, alguien que
piensa en el objetivo edificante, es alguien que se va a extrañar y él
pertenecía a esa selecta legión.
Al final del homenaje, se
proyectó “Retos de la Política Exterior de México I”, un video de 15 minutos
acerca de la última participación de Adolfo Aguilar Zínser en la FCPyS.
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