Boletín UNAM-DGCS-437
Ciudad Universitaria
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Pies de fotos al final del boletín
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Señaló Sergio García Ramírez, del Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la UNAM
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Dicho puente es esencial. Es imposible y
hasta peligroso sustraer a los tribunales del deber de construcción social que
les impone la democracia, aclaró
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No es sólo uno de los tres poderes, sino la
autoridad sobre los dos restantes: Granados Chapa
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Ambos participaron en la mesa, moderada por
Diego Valadés, Poder judicial y político. ¿Cuál relación?, organizada en el
marco del 75 aniversario del IIS
El puente entre justicia y
democracia es tan manifiesto como necesario. Es imposible, impracticable y
hasta peligroso, sustraer a los tribunales del deber de construcción social que
les impone este régimen, al igual que otros órganos del Estado, señaló Sergio
García Ramírez, miembro del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la
UNAM.
Al participar en la mesa
redonda Poder Judicial y político. ¿Cuál relación?, organizada en el marco del
75 aniversario de la creación del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) y
moderada por Diego Valadés, titular del IIJ, destacó la “vecindad general”,
desde “las inquietantes condiciones” que hoy impone a esa jurisdicción y a otras,
la turbulencia que trajeron consigo los vientos que gobiernan la república.
Obviamente, explicó García
Ramírez, ese nexo no significa, ni en esta ni en otras versiones de la
participación, que haya un organismo del Estado rotulado como Poder Judicial.
Donde quiera existe, pero no necesariamente en democracia. La relación entre
ambos no es de coexistencia formal, sino de articulación funcional.
Bajo esa versión tiene la
responsabilidad de cuidar la identidad entre gobernantes y gobernados. Así, la
misión de la justicia es la misma que ha tenido la democracia formal, sin
calificativos: detener y moderar, conforme a la Constitución, el poder de uno,
o unos cuantos, y retener el valor del pueblo, expuso.
Ambas cosas demandan que los
órganos del Estado se atengan a sus atribuciones, tanto en el trato que
desarrollan con los ciudadanos como en la relación que guardan entre sí, indicó
el también miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos.
Opinó que la implantación de
este régimen supone la creación de un derecho consecuente, pues su aplicación
requiere de una justicia comprometida, un sistema jurídico cuyos postulados
estén expuestos en la letra y espíritu de sus normas.
En México proliferan los
asuntos vinculados con el encuentro entre autoridades que estrenan o reestrenan
atribuciones y no hallan otra manera de ejercerlas que invocando la orientación
de la Suprema Corte, lo mismo si se trata de operar el horario de verano, que
de establecer fronteras para el ejercicio de atribuciones constitucionales y
precisar el marco de la política económica, consideró.
A estas alturas, refirió
García Ramírez, parece inquietante que judicialicemos algunos conflictos y
hasta meros desencuentros que podrían y deberían recibir solución a través del
acuerdo civil y el razonamiento ilustrado.
En su oportunidad, el
analista político Miguel Ángel Granados Chapa, abundó que la relación entre el
Poder Judicial y la política debe ser explícita, responsable y de frente a la
sociedad. No sólo es uno de los tres poderes, sino la autoridad sobre los dos
restantes.
Su Tribunal Electoral
rige, en último término, a los partidos. Los sujeta a sus determinaciones, y
puede aún suprimirlos. Además, ha sustituido al Colegio Electoral en la
“suprema función” de ungir al Ejecutivo, añadió.
Aseguró que del menoscabo
padecido durante largo tiempo, el Poder Judicial concentra en política una
posición tan “amplia y eminente”, que muchos llegan a condenar la
judicialización y aún a temer un gobierno de los jueces.
Cuando se integró el Tribunal
Electoral del Poder Judicial de la Federación se le otorgó a esta soberanía un
papel de arbitraje trascendente en la vida cotidiana de las personas; aún
cuando se combina con el de la Suprema Corte de Justicia, se manifiesta de
manera clara su condición de dominio supremo, recordó.
“Al debatir sobre la
controversia constitucional acerca del presupuesto, los ministros de la Corte
se regodearon hablando del Legislativo y el Ejecutivo, como de los poderes
políticos. Si se refiere a que sus miembros y su titular, respectivamente, son
elegidos popularmente y ostentan por ello una representación, la expresión no
es incorrecta”, expresó.
“Pero si al distanciarse así
de esos poderes o de esa denominación, los integrantes de la Corte pretenden
hacernos creer que su corporación no es política, que ellos no hacen política.
Es claro que están equivocados”, prosiguió.
La hacen porque ejercen poder.
Hoy mismo están desplegando esa capacidad en grado superlativo, porque con
su interpretación a las normas o con la construcción de éstas, a las que están
afanados, al dar o quitar poder a los poderes, concluyó Granados Chapa.
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FOTO 1
Sergio García
Ramírez y Diego Valadés, ambos del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
UNAM, previo a su participación en la mesa redonda Poder Judicial y político.
¿Cuál relación?
FOTO 2.
Sergio García Ramírez,
Diego Valadés y Ricardo Pozas Horcasitas, en el marco de las conferencias
organizadas con motivo del 75 aniversario de la creación del Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM.