Boletín UNAM-DGCS-414
Guanajuato, Gto.
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final del boletín
EL LIBRO, INSTRUMENTO PARA EL APRENDIZAJE Y VÍA PARA EL DESARROLLO HUMANO: DE LA FUENTE
El libro es el mejor instrumento
para el aprendizaje, para explorar zonas insospechadas de la mente, entender lo
que ocurre, interrogarnos sobre las causas por las cuales se dan los sucesos, y
muchas veces, para encontrar nuevos caminos que ayuden a salir adelante cuando
nos sentimos frenados con circunstancias o factores negativos en nuestras
vidas, aseguró el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente.
Al dictar la conferencia magistral
El Quijote y el conocimiento de lo humano, dentro del XVI Coloquio Cervantino
Internacional que se celebra en esta ciudad, como parte de las celebraciones
por el IV centerario de Don Quijote de la Mancha (1605-2005), De la Fuente
subrayó que este libro enseña, pero también alivia y consuela.
Lo paradójico, resaltó en el
Teatro Cervantes de esta capital, es que el símbolo del libro mismo sea una
obra que narra la historia de un hombre que de tanto leer textos de caballería
perdió la razón, pues parecería desprenderse que la lectura o, por lo menos la
de ciertos textos, entraña riesgos.
El rector de la UNAM recibió
de manos del presidente de la Fundación Cervantina de México, Eulalio Ferrer
Rodríguez, y del rector de la Universidad de Guanajuato (UG), Arturo Lara
López, dos reconocimientos por su participación en el Coloquio. Fue presentado
por Benjamín Valdivia, de la UG.
Orador único del acto, De la
Fuente recordó cómo a lo largo de los siglos se han puesto obstáculos a la
lectura de libros y a nuevas teorías y puso los ejemplos del sistema
copernicano y de Galileo. Recalcó “cuánto han tenido que luchar los seres
humanos contra los molinos de viento de la censura y la intolerancia, desde
para leer novelas con tranquilidad hasta para reconocer que la Tierra gira en
torno al Sol”.
En su exposición, que
ejemplificó con párrafos de esa obra, afirmó que la psicología de Don Quijote
rechaza las etiquetas, como lo hace cualquier personaje literario complejo y
multidimensional. “Ese sería mi diagnóstico”.
Leer o releer un título como
este, manifestó, casi siempre es entrar en un terreno de expectativas o
interrogantes, explícitas o tácitas, porque la literatura no nació para dar
respuestas -tarea que corresponde a la ciencia-, sino para hacer preguntas,
para inquietar, abrir la inteligencia, imaginación y sensibilidad a nuevas
perspectivas de la condición humana.
Una de las primeras preguntas,
expresó, se refiere a la locura o a la falsa locura de Don Quijote, producto de
su afición a los libros. Así, especificó, Alonso Quijano pudo o no haber
perdido la razón, pero eso no importa, lo que es claro es que sin la
imaginación desbordada del ingenioso Hidalgo es poco probable que hubiera
existido el Caballero Andante.
Lo fundamental, aseveró, es
cómo Miguel de Cervantes es capaz de incursionar con esa novela, escrita en ese
tiempo y contexto, en lo más profundo de la mente y la forma en que expresa
muchas de las contradicciones que continúan en la actualidad.
El contexto histórico, social
y biográfico son determinantes. Lo rescatable en la aproximación al
conocimiento de lo humano, por parte del personaje y del autor es la capacidad
de penetrar al fondo de las raíces de la mente, donde lo común es la
contradicción y, en la dinámica de la reflexión, es toparse con su angustia
vital. Lo que logra Cervantes, añadió, es reflejar la capacidad que todo ser
humano tiene de encontrar la compenetración íntima con un personaje de todos
los tiempos.
Además, agregó, la vocación
vehemente del Quijote por la lectura lo vuelve un símbolo del libro mismo,
objeto imprescindible para la cultura y la comunicación. Abre paso a la noción
fundamental en el campo literario, tanto del lado de los escritores como de los
lectores, que al final se forman una sola imagen, la cual se contempla en el
espejo de la palabra escrita y logra establecer un singular puente entre ambos.
El producto de este contacto
único, placentero y enriquecedor, es cada día más necesario en el desarrollo
educativo y espiritual de nuestros pueblos, anotó.
Cuando Don Quijote sale al
mundo armado con las potencias de la fe en la justicia, argumentó el rector, de
alguna manera ya ha sublimado su locura y ha decidido desafiar al mundo con la
imaginación, hacer de los sueños una realidad, es decir, instalarse en la
pasión por lo imposible.
Ahí, hizo hincapié, encuentra
el territorio de su aventura. Todos los libros de caballería leídos antes del
inicio de la novela, estallan en el momento en que decide convertirse en el
último de los caballeros y, por lo tanto, es el caballero por excelencia.
Cierra el universo medieval poblado de pecados, demonios e inquisidores, para
abrirlo hacia la modernidad, a la comprensión de lo humano y su verdadera
trascendencia: el amor, la belleza, el altruismo, la imaginación, es decir, lo
estrictamente humano en su sentido más amplio y profundo.
La locura de Don Quijote es el
genio de un hombre capaz de crear a un personaje que cala en lo más profundo de
nuestro ser y pone al descubierto lo maravilloso y contradictorio de la mente,
y la proyecta con talento literario. Es el humanismo en su más bella expresión,
indicó.
La vida real, destacó, nunca
ha sido ni será bastante para colmar todos nuestros deseos. Sin la
insatisfacción vital de la pasión por lo imposible, para muchos sería difícil
encontrar un auténtico equilibrio. La necesidad de imaginar, fabular,
adentrarse en los terrenos físicos y mentales más insospechados y desconocidos,
sostuvo, es consustancial a la condición humana.
Por ello, aseveró, El Quijote
ha tenido una amplia influencia en muchas de las disciplinas que incursionan en
el conocimiento humano. La medicina, detalló, no es la excepción. Narró como en
el pasado destacados galenos recomendaron a sus discípulos este libro para
perfeccionar su aprendizaje. También citó a Santiago Ramón y Cajal.
Al darnos a conocer al hombre
por fuera y por dentro, sano y enfermo, puntualizó, El Quijote sienta las bases
de una unión particular entre la medicina y la literatura, con una especial
repercusión en la psicología. Entonces, citó el análisis que sobre la obra hizo
Freud.
No sólo son el cálculo y la
inteligencia racional los que señalan la ruta de la creación, sino también los
impulsos menos claros, aparentemente más sueltos, los que pueden llevar a la
poesía a sus más altas cimas.
De la Fuente mencionó cómo a
Miguel de Cervantes se le impidió probar fortuna en América, lo que habría
propiciado que no escribiera El Quijote de la Mancha. Opinó que sin saberlo, el
rey de España, Felipe II, le hizo un valioso favor al escritor, a la literatura
y al mundo entero.
Entonces, se preguntó por qué
en el mismo año de 1605 nacen Don Quijote, el Rey Lear y Macbeth, por qué
mueren en el mismo año Cervantes y Shakespeare, por qué coinciden en la misma
época, ciudad y, en algunos casos en la misma calle como Cervantes, Góngora, Lope de Vega, Quevedo y Juan Ruiz
de Alarcón.
Antes, el rector se refirió a
la estrecha relación entre la palabra quijotesco y el estado de Guanajuato.
Comentó que la arquitectura,
calles y rica vida cultural de la capital de la entidad remiten en forma
ineludible al tema del caballero de la triste figura. Por algo, se ha dicho,
Guanajuato es la ciudad americana del Quijote.
La palabra quijotesco, dijo,
empieza a estar presente, a configurar una temática y a condicionar una
actitud. En el estado, apuntó, ese señalamiento tiene un valor más específico,
pues la percepción es que tanto el académico, el estudiante o el ciudadano
común han expandido, como parte propia de su ciudad, la cercanía sensitiva,
amistosa, laboral y hasta culinaria con el famoso personaje que salió de La
Mancha a pelear contra molinos de viento y a transformar la historia de la
literatura.
La incorporación de la palabra
al vocabulario cotidiano expresa lo que en verdad importa, expuso, que no es la
palabra en sí, sino lo que implica: su rica carga añeja, actual y siempre
potencial para cada uno de nosotros, concluyó.
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FOTO 01.
El rector de la
UNAM, Juan Ramón de la Fuente, conversa con Arturo Lara López, rector de la
Universidad de Guanajuato, al participar en el XVI Coloquio Cervantino
Internacional. Observa Benjamín Valvidia.
FOTO 02
El rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, conversa con Eulalio Ferrer, presidente de la Fundación Cervantina de México, tras dictar la conferencia magistral El Quijote y el conocimiento de lo humano, dentro del XVI Coloquio Cervantino Internacional.