Boletín UNAM-DGCS-353
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Universitaria
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REPENSAR EL ESTADO Y AVANZAR EN SU REFORMA, REQUIERE MÉXICO: DE LA FUENTE
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El rector de la UNAM dijo que así se logrará
un Estado moderno y fuerte, no obeso; esbelto, pero vigoroso, para reconstituir
el tejido social hoy erosionado
·
También, agregó, se restaurará con
independencia la relación entre los poderes, en la actualidad disfuncional
·
Dictó la conferencia magistral “El Estado,
las contribuciones y la universidad pública”, en una reunión con la Academia
Mexicana de Derecho Fiscal
Es necesario repensar al
Estado y avanzar en su reforma, porque se requiere que sea moderno y fuerte, no
obeso; debe ser esbelto pero vigoroso, para reconstituir el tejido social hoy
erosionado y restaurar, con independencia, la relación entre los poderes, que
en la actualidad es disfuncional, afirmó Juan Ramón de la Fuente, rector de la
UNAM.
Consideró que faltan una
política presupuestal más equilibrada, ocuparse más de los mercados internos,
de los pequeños y medianos empresarios, que son los grandes empleadores, y el
establecimiento de políticas públicas con criterios más explícitos para
problemas fundamentales del Estado, como la educación y la salud.
México requiere avanzar en la
culminación de una reforma hacendaria más integral y un cambio tributario que
tienda a aumentar la recaudación fiscal. En materia educativa, alertó que “el
problema es agudo y grave”, pues el país ha caído en el rezago del cual le
costará mucho tiempo salir si no se toman decisiones más comprometidas y
rápidas, por lo que propuso redefinir las directrices que apoyen a la formación
superior.
En una reunión con la Academia
Mexicana de Derecho Fiscal, el rector de la Universidad Nacional dictó la
conferencia magistral El Estado, las
contribuciones y la universidad pública.
Ahí, De la Fuente reafirmó que
se requiere un Estado moderno, porque parece que se ha olvidado cuáles son sus
funciones básicas, dado que de ser corporativo y fuerte, hasta autoritario, en
poco tiempo se desdibujó y casi desaparece.
En su alocución, reiteró sus
tres funciones: proveer de seguridad en un concepto integral, familiar, pública
y social, además de salud, empleo, educación y seguridad nacional. Nadie más,
recalcó, puede realizar estas tareas.
En el University Club, aseveró
que sus otras obligaciones son la aplicación de leyes con oportunidad y
eficacia, es decir, velar por la
aplicación del Estado de derecho, y el Estado democrático, la relación armónica
con la sociedad.
El rector mencionó otros problemas: aunque se ha avanzado en la
vertiente democrática y los poderes del Estado son más independientes, de poco
sirve si la relación entre ellos es disfuncional: no hay acuerdos, se mandan
señales contradictorias, se echan la culpa unos a otros y el país parece estar
estancado, entre otras cosas, porque los vínculos entre ellos no funcionan.
Parte del problema,
reflexionó, es que en México se vive una realidad con viejas reglas, no
adaptadas a la actualidad, lo que propicia el entorpecimiento de las relaciones
fundamentales entre los poderes del Estado. Por eso es esencial la reforma de
éste último para restaurar con independencia las relaciones entre ellos.
En el ámbito del Legislativo,
propuso considerar en serio la reelección de diputados; en el caso del
Ejecutivo, desde la Universidad se ha planteado la conveniencia de que con
modificaciones sencillas al artículo 92 constitucional, se pase de un gabinete
nombrado por el presidente de la República al llamado gobierno de gabinete,
cuyos integrantes sean aprobados por los legisladores.
Respecto al Poder Judicial,
puntualizó, lo fundamental es que se circunscriba a que su discurso sean las
resoluciones, las cuales deben ser acatadas. No tiene por qué participar en todas las
discusiones de hoy en día.
Ante los miembros de la
Academia, el abogado general de la UNAM, Jorge Islas; el director de la
Facultad de Derecho, Fernando Serrano Migallón, y el subsecretario de Ingresos,
Rubén Aguirre, De la Fuente expresó que la globalización puso en crisis al
Estado–nación no sólo de México sino de todo el mundo y se ha convertido en una
amenaza para el futuro de las democracias representativas, las cuales siguen
siendo un símbolo primordial de la soberanía.
El problema, planteó, es que
las decisiones que se tomaban en el marco de las atribuciones del Estado–nación
emigraron y hoy se dan en las organizaciones financieras internacionales, lo
que lo han debilitado.
Más adelante, el rector
manifestó que a fin de que haya crecimiento y se generen riquezas se debe
reconocer que es necesario el mercado. Sin embargo, para que los bienes se
distribuyan de manera equitativa y democrática se requiere del Estado y cada
uno cumplir su función.
No obstante, advirtió que otro
problema que falló y desacreditó este proceso es que la venta de bienes
públicos se deslegitimó por no hacerse con la debida transparencia, aunque
México ha dado algunos pasos adelante con la Ley de Acceso a la Transparencia e
Información Pública.
Algunas “confusiones” que
complican la situación, señaló el rector, son el hecho de que las políticas
económicas recientes pusieron énfasis en las variables macroeconómicas, pero no
deben ser los fines sino los medios para alcanzar el bienestar y en el país no
se ha traducido en un auténtico beneficio social.
Se requiere, estableció,
impulsar la idea de que ciertas políticas públicas son fundamentales para el
desarrollo y romper el círculo complejo en el que estamos inmersos.
De la reforma hacendaria,
recordó la propuesta presentada por la UNAM a los poderes Legislativo y
Ejecutivo y opinó que debe avanzar con calma, con la construcción de consensos,
a mediano y largo plazos. La nueva hacienda pública, dijo, es prioritaria para
México.
Al final De la Fuente se
refirió a la educación, donde “el problema es agudo”, pues el país ha caído en
un rezago del cual le costará mucho tiempo salir, si no se toman decisiones más
comprometidas y con rapidez.
Dio cifras: la matrícula en educación superior apenas llega a 2.4
millones de estudiantes, mientras que en China ya suman 18 millones en la
universidad.
De los 2.4 millones de muchachos, 70 por ciento está en instituciones
públicas, mientras el 30 restante en privadas; éstas últimas ya están saturadas
y es poco probable que continúen su crecimiento, aunque aumentará la demanda
para acceder a la enseñanza superior.
En la actualidad, abundó, sólo el 24 por ciento de los jóvenes entre 19 y
24 años pueden asistir a la universidad, es decir, dos de cada diez. Los ocho
restantes quedan fuera, sin empleo ni posibilidades de estudiar. Ello, aumenta
el desempleo, inseguridad, delincuencia, consumo de drogas y enfermedades de
transmisión sexual, entre otras calamidades sociales.
Informó que de acuerdo con la UNESCO, para que un país pueda ser
competitivo debe tener una tasa de cobertura en educación superior de entre el
40 y el 50 por ciento, en tanto que México tiene el 24 por ciento.
Al tiempo, dijo, tan sólo en 2004 solicitaron ingreso a las universidades
públicas y privadas 850 mil jóvenes y se quedaron fuera 300 mil, hecho que se
ha repetido en forma similar en los últimos cinco años, lo que arroja 1.5
millones de muchachos.
Más grave, remarcó, es el hecho de que al moverse la pirámide demográfica
la demanda crecerá por lo menos hasta el 2020, rebasándose la oferta.
También el gasto general en educación “es absolutamente insuficiente”,
precisó el rector. Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
el año pasado ascendió a 3.97 del Producto Interno Bruto y aumenta cerca de dos
puntos más cuando se suma el privado.
El gasto federal en enseñanza superior, añadió, es apenas del 0.6 por
ciento para todas las universidades, lo que significa que México es el último
país en las estadísticas de la OCDE y está por debajo del promedio mundial. En
situación similar se encuentra el financiamiento a ciencia y tecnología.
Si el país quiere ser competitivo, urgió a crear políticas de Estado en
educación superior así como en
investigación y desarrollo más vigorosas, porque la tecnología es la
palanca de la competitividad. Se trata, aseguró, de estrategias mundiales de
largo plazo que reconozcan los problemas que se tienen.
Luego, presentó la situación en que se encuentra la UNAM, donde hay una
demanda creciente de espacios y enumeró todos los servicios que presta en las
diversas áreas de su quehacer cotidiano.
De la atención, informó que en bachillerato y licenciatura hay 276 mil
alumnos; cada año ingresan al nivel licenciatura 33 mil jóvenes y egresan 26
mil. A ellos se suman otros 250 mil inscritos en los sistemas de Educación
Continua y a Distancia y, 100 mil más en el Incorporado. En total, la
Universidad da servicio a poco más de 600 mil estudiantes.
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