Boletín UNAM-DGCS-308
Ciudad Universitaria
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Junto con la obesidad pueden ocasionar daño a los riñones, huesos y
males cardiacos o ser el detonante de más enfermedades
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Aseveró Raquel Valenzuela Argüelles, de la Dirección de Medicina del
Deporte de la UNAM
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Para mejorar su desempeño físico y emocional, precisó, una persona debe
cuidar su salud, desarrollar una actividad física y cuidar su dieta
Los niños de 7 u 8 años ya registran problemas
de colesterol alto y obesidad que pueden ocasionarles alteraciones emocionales,
daño a los riñones, huesos y males cardiacos o ser el detonante de muchas otras
enfermedades, aseguró Raquel Valenzuela Argüelles, de la Dirección de Medicina
del Deporte de la UNAM.
En la conferencia “Malos hábitos alimentarios”,
efectuada en el Palacio de Minería, señaló que es en la infancia cuando se
forman las costumbres de consumo. El resultado es que padecimientos de adultos
son hoy de adolescentes e infantes.
Los menores consumen grandes cantidades de
azúcar. En un solo jugo envasado se toma el equivalente a 6 cucharadas de
endulzante. A eso se suman los postres y refrescos. Por ello se presentan
hipercolesterolemia o afecciones del corazón, que son silenciosas. “Nos damos
cuenta cuando las arterias están tapadas, problema que además, no es operable”,
reveló.
En la dieta se incluyen más comestibles saturados de dulces simples o
grasas de los necesarios. Cada uno, expuso, tiene necesidades específicas de
ingesta de acuerdo con la edad, actividad física desempeñada y sexo, las cuales
se deben cubrir.
A los malos hábitos se suma el tabaquismo,
nerviosismo, estrés, sobrealimentación y falta de actividad. La gente es
sedentaria, no hace ejercicio, no se mueve, refirió la nutrióloga. A tal
panorama se vinculan trastornos como la obesidad. Para remediarla, la gente no
quiere comer adecuadamente ni hacer ejercicio, sino usar cremas o tomar
pastillas, que pueden poner en riesgo la salud.
Además, se presenta el grave problema de la
anorexia, propiciado por la moda y las revistas. No lo sufren solamente los
artistas o quienes se dedican a actividades donde se requiere una silueta
esbelta, sino estudiantes. Para su tratamiento es necesario el apoyo médico,
nutricional y psicológico, expresó.
Para mejorar su desempeño físico y emocional,
precisó, una persona debe cuidar su salud, desarrollar una actividad física y
cuidar su dieta. Por ello, la nutrióloga aconsejó asegurar una buena ingesta. Uno
de los secretos para lograrlo es combinar tres grupos: frutas y verduras;
elementos de origen animal, y cereales.
Abundó que todos los manjares contienen
hidratos de carbono, proteínas, grasas o lípidos, vitaminas y minerales, y
agua. Cada uno de ellos tiene una función. Los primeros proporcionan energía y
están presentes en cereales y tubérculos, así como en frutas. Además, en el
pan, pastas, papa o camote.
Las proteínas se encuentran en alimentos de
origen animal, leguminosas y oleaginosas (cacahuates, nueces o pistaches), cuya
función es construir y reparar los músculos del cuerpo, piel, uñas y cabello.
Están en el huevo, leche o leguminosas como habas o frijoles. Un grupo más es
el de las grasas, que aportan energía, por eso es importante no ingerirlas en
exceso. Están presentes en la crema, aceite, manteca y oleaginosas, informó.
En relación con las vitaminas, recordó que
facilitan la utilización de otros nutrimentos y están incluidas en frutas y
verduras, vísceras, cereales integrales, leche y derivados. A estos se agregan
los minerales o elementos inorgánicos, que
forman parte de estructuras como huesos, dientes y sangre, y se
encuentran en frutas, verduras, carnes, vísceras, cereales integrales y
verduras de hoja verde oscuro.
Por último expresó que otra práctica errónea es
consumir en una o dos ocasiones todos los alimentos del día. Si la dieta se
fracciona en pequeñas raciones se aprovecha mejor. Además, se pasa menos tiempo
de ayuno, pues cuando éste es prolongado es causante de alteraciones gástricas
y problemas de triglicéridos, los cuales se elevan en la sangre, concluyó.
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