Boletín UNAM-DGCS-251
Ciudad Universitaria
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final del boletín
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En los ocho años que tiene la medida, se han
economizado aproximadamente ocho mil millones de kilowatts hora
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Se han dejado de emitir 12 millones de
toneladas de contaminantes a la atmósfera, principalmente bióxido de carbono
· Señalaron especialistas del Programa Universitario de Energía de la UNAM
A ocho años de haber sido
implementado el horario de verano en nuestro país, el ahorro alcanzado ha sido
de alrededor de dos mil millones de pesos anuales y aproximadamente ocho mil
millones de kilowatts hora por año, afirmaron especialistas del Programa
Universitario de Energía (PUE) de la UNAM.
Al respecto, David Morillón
Gálvez, coordinador del PUE señaló que en ese lapso se han economizado ocho mil
millones de kilowatts hora, lo cual equivale al consumo que hubieran realizado
22 millones de casas en el país durante dos y medio meses.
Dicho aprovechamiento,
precisó Carlos Vélez Ocón, asesor del Área Eléctrica del PUE, puede verse de
manera global e individual. En relación con esta última, dijo, “hablamos de un
ahorro del orden de mil millones de kilowatts hora por año” en un universo de
30 millones de usuarios, 25 millones de los cuales son domésticos.
De esta forma, por persona,
se dejan de utilizar de 30 a 40 kilowatts hora por año, “por lo que estamos
hablando de un beneficio de unas decenas de pesos, lo cual es prácticamente
imperceptible en el recibo de luz”.
Sin embargo, insistió, “si se
multiplica por el número de usuarios en el ámbito nacional implica una ganancia
de mil millones de kilowatts hora por año”, es decir, aproximadamente dos mil
millones de pesos anuales que la gente ha dejado de pagar.
Asimismo, recalcó Morillón Gálvez,
gracias al cambio de horario el Estado ha economizado aproximadamente seis mil
millones de pesos en inversión por año, los cuales hubiera tenido que destinar
a instalaciones de generación de energía. Este dato es importante, porque ese
dinero se destina a otros rubros.
Adicionalmente, se han dejado
de emitir 12 millones de toneladas de contaminantes a la atmósfera,
principalmente bióxido de carbono. Sucede que cuando se genera la energía
eléctrica se quema combustóleo, carbón o gas y, al hacerlo, se emite polución.
“A veces –comentó– no se conoce esta información y por ello la gente dice que
no sirve el horario de verano”.
Lo expuesto se desprende del
estudio realizado en la UNAM por encargo de la Secretaría de Energía (2000),
sobre el impacto de esta disposición en 18 sectores: agricultura, comercio,
educación, energía, familia, finanzas, ganadería, individuo, industria, medio
ambiente, medios de comunicación, salud, seguridad pública, telecomunicaciones,
tiempo libre, transporte, turismo y zonas fronterizas.
Al ser una investigación de
carácter nacional, se requirió de la participación de otras instituciones –70
en total– y de 121 profesores/investigadores, de los cuales 36 provinieron de
15 entidades de la UNAM; 46 por ciento de dependencias del Distrito Federal y
el resto de los estados.
De los rubros analizados,
afirmó Morillón Gálvez, tres se han visto beneficiados: además del de energía,
el de turismo, “por razones de conveniencia personal o grupal, el mayor número
de horas de luz natural es de gran aceptación tanto para el turista como para
el prestador de servicios”. Las zonas fronterizas, donde la sincronización del
horario de los estados mexicanos del norte con sus vecinos de Estados Unidos es
de gran importancia para la población, por lo que la medida es de gran
aceptación. En el centro y sur ocurre lo contrario: generalmente es rechazada.
Se constató también que no
afecta a las áreas de salud, educación y seguridad pública. Permitió desechar
el mito de que daña a las personas: al mover el horario una hora, un día es
suficiente para adaptarse, llega a causar más problema el hecho de rotar turnos
laborales.
Otro
sector que se dice puede verse alterado es la educación, pero el estudio mostró
que sólo el cinco por ciento de los niños llega tarde cuando se implementa, y
ellos generalmente ya tienen un historial de que no cumplen con su horario.
Además, el rendimiento de los infantes no se vio modificado; es el mismo.
En
cuanto a seguridad pública, Vélez Ocón dijo que no aumentó el índice de
delitos. Sí hubo un cambio: la situación se invirtió. Hay más asaltos en la
mañana, en las horas oscuras, que en la tarde.
Para el resto de las áreas,
indicó Morillón Gálvez, la situación es marginal, es decir, ni le beneficia ni
le perjudica. Por lo anterior, señaló, el horario de verano es una de las
mejores medidas adoptadas en el país, la más exitosa. Incluso, sostuvo, “me
atrevo a decir que no requiere inversión, sólo de mover nuestros relojes, y eso
ya implica un ahorro para el país y las personas en general.
De acuerdo con Vélez Ocón,
esta medida ha funcionado, pues es sencilla y permite un mejor uso de la energía, fácil de
implementar; además, sirve para concientizar a la población sobre su
importancia en la vida diaria, en el desarrollo del país y su efecto en la
contaminación.
Aún así, concluyeron, entre
50 y 70 por ciento de los individuos y familias no quieren el horario de
verano. Arguyen que no hay un beneficio directo en su economía y además es una
imposición.
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FOTO 01
Especialistas de la UNAM
coincidieron en que el horario de verano ha sido una medida exitosa, pues ha
representado un ahorro equivalente a dos mil millones de pesos al año.
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A ocho años de haberse implementado el horario de verano en México, su beneficio es de ocho mil millones de kilowatts hora, afirmó David Morillón Galvéz, coordinador del Programa Universitario de Energía de la UNAM.