Boletín UNAM-DGCS-237
Ciudad Universitaria
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final del boletín
DEBE
CONSIDERAR LA LEGISLACIÓN MEXICANA A LAS BALLENAS JOROBADAS COMO ESPECIE
AMENAZADA
·
Por sus hábitos costeros es vulnerable a las actividades humanas,
aseguró Luis Medrano González, de la FC de la UNAM
·
Necesario revisar la autorización del uso de
aperos de pesca, problema creciente de mortalidad de esas especies y otros
mamíferos marinos, dijo
·
La Universidad participa en Splash, proyecto
internacional que busca impulsar la conservación de esos animales en el
Pacífico norte
La legislación mexicana debe considerar a
las ballenas jorobadas como especie amenazada, ya que, aunque se encuentra en
proceso de recuperación, es de hábitos costeros y, por tanto, vulnerable a las
actividades humanas, aseguró Luis Medrano González.
El jefe del Laboratorio de Animales
Marinos de la Facultad de Ciencias de la UNAM, aclaró que la norma oficial
mexicana que define el estado de las especies establece que la categoría de
esos cetáceos es de “protección especial”.
En muchos lugares del mundo, dijo, ese
grupo animal tiene la categoría de amenazada y “nuestro país debería tomar esa
acción precautoria”.
Recordó que desde hace dos años se
propuso a las autoridades correspondientes un Plan de Investigación y
Conservación de la Ballena Jorobada para México, que existe desde 1991 en
Estados Unidos.
Financiado por el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología, el proyecto se presentó a la Comisión Nacional para el
Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), que a su vez lo entregó a la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, donde ahora está en
revisión, reveló.
Ese estudio también propone revisar la
autorización del uso de aperos de pesca, que representa un problema creciente
de mortalidad de las ballenas y otros mamíferos marinos, agregó.
Al respecto comentó que “no hay un
registro de las muertes de estos animales por esta causa, porque no se ha hecho
un análisis sistemático de la abundancia y uso de las redes en México. De lo
que sí nos damos cuenta es que este tipo de accidentes o enmallamientos es cada
vez más frecuente, como se vio recientemente”.
El científico también alertó acerca del
desarrollo de actividades recreativas, que tiene diversos efectos en las
poblaciones de cetáceos, debido al ruido del tránsito marítimo, el acoso
directo de las embarcaciones a las ballenas y la degradación del hábitat
asociada al desarrollo urbano.
Todos estos hechos tienen efectos
negativos en las concentraciones de jorobadas. “Hemos detectado cambios
importantes a largo plazo en su distribución”, añadió. Es decir, esos animales
están mudando sus sitios de estancia por otros menos adecuados debido al
turismo.
Medrano González advirtió que es
necesario restringir más la actividad turística. “Pensamos que las poblaciones
actuales de ballenas no permiten sustentar a los intereses económicos alrededor
de ellas”. Así ocurre en sitios como Bahía Banderas, en el Pacífico, donde está
en riesgo el hábitat y reproducción de las jorobadas.
Asimismo, el
universitario señaló que su laboratorio participa en Splash, un proyecto
internacional que busca impulsar un esfuerzo de conservación de gran alcance de
esas ballenas en el Pacífico norte, mediante el conocimiento de la abundancia,
diversidad genética y toxicología de los ejemplares de esa región.
Es dirigido por la National Oceanic and
Atmospheric Administration (NOAA) de EU. Intervienen también investigadores de
países como Japón, Canadá y México, a través de la UNAM y la Universidad
Autónoma de Baja California Sur.
Splash, indicó Luis Medrano, se inició el
año pasado. Los trabajos de campo se extenderán hasta el año entrante. Luego,
el análisis de los datos obtenidos tardará alrededor de dos años más. La
Universidad Nacional, invitada a colaborar, se adhiere al esfuerzo de estudio y
conservación de esos cetáceos, aportando el resultado de sus investigaciones.
Al respecto, abundó que desde 1986 en las
costas del Pacífico mexicano, y desde 1987 en las Islas Revillagigedo, la
presencia de los científicos universitarios es constante.
En particular, en esas islas (de
condición prístina, sin alteración humana) Medrano González y sus estudiantes
han encontrado que entre la población de jorobadas, la cual es de más de mil
ejemplares, la tasa de natalidad es mayor que en la costa, de 12 y 10 por
ciento respectivamente.
En la región, por
ejemplo, en Isla Socorro, los científicos han descubierto que se registra una
competencia de los machos por las hembras con cría, hecho contrario a lo que
ocurre en las costas. "Eso haría que muchas hembras puedan tener crías
cada año y no cada dos como ocurre en el continente, por eso la tasa de
crecimiento es mayor en las Revillagigedo", explicó.
Se piensa que el
canto de las ballenas es un despliegue de atracción hacia las hembras y, por lo
tanto, un componente de competencia sexual entre machos por el apareamiento,
abundó.
Pero
también entre los machos se establecen grupos donde se registran agresiones.
"Queremos conocer cómo esta forma de competencia, de ataque directo, se
relaciona con la otra", refirió. Ello podría deberse, precisamente, a
factores como la abundancia relativa de hembras, las cuales en principio no
estarían disponibles si están lactando, aunque no ocurre así en las islas.
"Creemos que
eso tiene que ver con la ecología de las zonas de alimentación, menos
perturbadas por la actividad humana, que en las islas, donde disponen de más
comida que en las costas de México", adelantó.
En realidad,
reconoció el experto, la reproducción depende de cómo consuman esos animales en
el verano, lo cual se determina mediante el estudio de los tejidos grasos de
las ballenas.
Al respecto expuso
que la ingesta es variable entre las ballenas que habitan las islas y las
costas de México; las primeras, por ejemplo, tienen sus zonas de vida en
Alaska. Además, influyen otros factores como El Niño, que produce cambios en la
dieta y su abundancia. Después de que se registra ese fenómeno la concentración
de ácidos grasos es menor y diferente, es decir, "comen menos y otras
cosas".
Normalmente se
nutren de varias especies, de pequeños crustáceos y peces, como arenques,
sardinas o capelanes. "Sabemos si cambia la dieta y si comen o no",
precisó. Además, en estudios realizados en otras partes del mundo se han
identificado en estos animales contaminantes diversos, metales pesados e
hidrocarburos clorados derivados del DDT.
Por último, Luis Medrano aclaró que en el Golfo de México no es usual
la presencia de ballenas jorobadas, "pero tampoco tiene nada de
extraordinario ni es nuevo", ya que en el Atlántico noroccidental existe
una población de 10 mil ejemplares que se alimenta desde la costa oriental de
EU hasta Groenlandia y que durante el invierno migra a las Antillas para
reproducirse.
Algunos de los cetáceos en su
camino de regreso al norte, pueden distribuirse sobre la costa del Golfo de
México, hasta Florida, por lo que no es raro que algunas se adentren en esa
zona, llegando hasta las cercanías del puerto de Veracruz. Se trata, concluyó,
de un evento que no es extraordinario, tampoco es nuevo, pero sí es poco usual.
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FOTO 01.
Las ballenas jorobadas son
vulnerables a las actividades humanas por sus hábitos costeros, por lo que debe
protegérseles, aseguró el investigador de la UNAM Luis Medrano González
FOTO 02
La legislación mexicana debe
considerar a las ballenas jorobadas como especie amenazada, recomendó Luis
Medrano González, jefe del Laboratorio de Animales Marinos de la Facultad de
Ciencias de la UNAM.
FOTO 03
El jefe del Laboratorio de Animales Marinos de la FC de la UNAM, Luis Medrano González, aclaró que se labora con el proyecto internacional Splash, para conservar las ballenas del Pacífico norte.