Boletín UNAM-DGCS-116
Ciudad Universitaria
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final del boletín
EL SISTEMA
TELEGRÁFICO MEXICANO NO VIVE UNA SITUACIÓN DE RIESGO
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Este instrumento tuvo más de una centuria de
vida productiva, señaló Mario Alfredo Ibarra Pereyra, de la Facultad de
Ingeniería de la UNAM
·
Para Juan Domingo González, jefe de la
oficina Telecomm en CU, la perspectiva de esta empresa debe centrarse en las
transferencias de dinero y no en el envío de telegramas
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Mañana 14 de febrero se conmemora el Día del
Telegrafista
El sistema telegráfico no vive
una situación de riesgo, no tiene comparación con las computadoras,
relativamente nuevas, que apenas tendrán 30 años, y las redes dos décadas,
mientras que este instrumento tuvo más de una centuria de vida productiva,
señaló Mario Alfredo Ibarra Pereyra, académico de la Facultad de Ingeniería de
la UNAM.
“Decir que vive una severa
crisis es como asegurar que un anciano, con logros importantes, está en problemas.
Llega un momento en que no se puede ir más allá, pero cada etapa de la vida es
importante”, subrayó. Lo cierto es que ha disminuido su campo de aplicación y
hoy se utiliza, sobre todo, para casos particulares, emergencias,
entretenimiento, pero en lo comercial ya no es usual.
Sin embargo, argumentó, no hay
patrón comparativo entre una emisión telegráfica y otra que utiliza megabites
por segundo, ni pensar en emplear el telégrafo al lado de Internet y el correo
electrónico, pues son completamente diferentes.
Informó que hasta hace 25 años
la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) poseía una red de empleados
trabajando con clave Morse. Pero si hoy alguien quiere enviar un telegrama
utiliza la computadora. No obstante, es un sistema robusto, al cual no le
afectan condiciones climáticas o ambientales adversas, y tuvo una larga época
de gloria.
Por su parte, Juan Domingo
González, jefe de la oficina de Telecomunicaciones de México (Telecomm)
Telégrafos en Ciudad Universitaria, agregó que este medio vive una
transformación técnica en cuanto a sus principios. Ahora, su perspectiva debe
centrarse en las transferencias de dinero, como se ha hecho en los últimos
años.
Reconoció que este servicio ha
perdido clientela, sobre todo porque hace más de una década se abrió el mercado
de envíos monetarios, y eso provocó que la gente comparará tarifas y
efectividad.
Mario Alfredo Ibarra reiteró
que a casi 155 años de que en México se realizara la primera transmisión
telegráfica, este medio de comunicación experimenta un proceso de cambio y
renovación, como sucede en casi todas las actividades sociales, debido a los
adelantos tecnológicos.
Su desplazamiento se
pronosticó cuando la telefonía alámbrica alcanzó su máximo apogeo y los sistemas
de radio abarcaban todo el mundo. Después empezaron las transmisiones de datos
de alta velocidad, la comunicación celular y comenzó a ser desplazado. Pese a
ello, no hay posibilidad de que este medio y el código Morse desaparezcan. Lo
más importante es resaltar este lenguaje.
González Gámez aseveró que en
la actualidad Telecomm trabaja en una red interna, una Intranet; es decir, todo
se hace a través de un sistema en línea. Empero, el problema es el acceso a las
comunidades más lejanas del país, que a veces se ha resuelto a través de
cableado o antenas.
Ello ha provocado diferencias
en la tecnología utilizada, porque incluso en el Distrito Federal hay oficinas
en donde se enlaza a través de un módem, como si se conectaran a Internet,
expresó.
Telecomm cuenta con más de mil
500 oficinas, de ellas 88 se localizan en la Ciudad de México. Una de sus
situaciones es la paulatina disminución de usuarios en la década reciente. Una
estrategia ha sido vincularse con la televisión por cable para efectuar cobros,
pero en el rubro de transferencia de dinero sí ha habido disminución.
Hasta el año 2000, de acuerdo
con información de Telecomm, disminuyeron los telegramas, al pasar de 7.1 a
3.65 millones, lo que representó un descenso de mensaje de 48.6 por ciento. No
obstante, los giros monetarios aumentaron en 202 por ciento, al pasar de 8.6 a
26.1 millones.
Según la SCT, hasta este año
había mil 555 administraciones telegráficas en todo el país, con 9 mil 844
personas empleadas. Las entidades con mayor número de oficinas son la capital
de la república, con 88; Jalisco, 101; y Oaxaca, 113. Los estados con mayor
personal son Distrito Federal, 2 mil 554; Veracruz, 639; y Jalisco, 477
trabajadores.
Refirió que el futuro del
telégrafo es promisorio, siempre y cuando “entendamos que la tecnología es
fundamental para este negocio. Pero si no se invierte en ella más que en
promociones y en otros rubros, no crecerá como empresa. La competencia no es
tan grave como para anularnos del mercado: somos competitivos en precio, somos
más baratos, y en rapidez”.
El telégrafo fue uno de los
primeros inventos en utilizar la energía eléctrica, lo cual permitió que los
mensajes llegaran a lugares remotos por medio de cables. De hecho, el vocablo
proviene del griego "tele" que significa lejos y "graphos",
que quiere decir escribir.
Tuvo diversos precursores, el
principio fue una botella que utilizó un físico inglés para transmitir una
corriente eléctrica a través de un pequeño cable. Años después fue creado el
primer prototipo.
Poco a poco se perfeccionó, y
mientras en el Reino Unido, Cooke y Wheatstone trabajaban para lograrlo, en
Estados Unidos, Samuel Morse hacía lo mismo, pero con un sistema diferente y
efectivo, por ello se le reconoce como el inventor del telégrafo eléctrico en
América, conformado por una batería y un magneto. El 24 de mayo de 1844 mandó
el primer telegrama desde Washington hasta Baltimore.
Además, para utilizar este
aparato, inventó el alfabeto Morse, en el que las letras se representan con una
combinación de rayas y puntos traducidas en cuanto llegan a su destino.
Ibarra Pereyra consideró a
este sistema óptimo, adelantado más de 100 años a la teoría moderna de la información;
es decir, los modelos matemáticos reconocieron su utilidad, porque es rápido,
un buen operador puede telegrafiar tan veloz como una persona habla.
No es obsoleto, recalcó,
porque hasta en las cápsulas espaciales, junto a los equipos de comunicación
más sofisticados está una llave telegráfica para enviar tres puntos, tres
rayas, tres puntos, que significa SOS, ayuda. Los astronautas lo conocen, se
usa para emergencias, y prácticamente nunca desaparecerá.
Su historia en México empieza
con el español Juan de la Granja, quien jugó un papel protagónico a mediados
del siglo XIX. Fue, según su epitafio: "El primero que estableció en la
república el telégrafo electromagnético". El 10 de mayo de 1849 obtuvo la
concesión para introducir este sistema en el país.
La demostración pública se
realizó el 13 de noviembre de 1850, mediante un mensaje de Palacio Nacional al
Colegio de Minería, y la primera línea se tendió entre la capital y el pueblo
de Nopalucan, Puebla, inaugurada el 5 de noviembre de 1851 por el entonces
presidente Mariano Arista. Esto ocurrió a seis años de haberse inaugurado el
primer cable en Estados Unidos, entre Washington y Baltimore.
Por la importancia y avance de
otras innovaciones como el ferrocarril, en 1852 se abrió la primera compañía de
telégrafos en México. De inmediato hubo interesados en invertir en líneas,
aparatos y en preparar especialistas en estos equipos, porque las empresas
petroleras y mineras necesitaban ferrocarriles y comunicaciones.
Desde su nacimiento participó
en innumerables ocasiones para forjar el destino nacional, ya sea con Benito
Juárez, durante la Reforma y la Intervención Francesa, o con el movimiento
armado de 1910.
En sus batallas, liberales y
conservadores se hacían acompañar de un telegrafista para mantenerse en
constante comunicación con sus tropas. Para numerosos historiadores, el papel
que desempeñaron en la Revolución fue, en algunos casos, decisivo.
Así, en 1921 se fusionaron
Correos y Telégrafos, lo que provocó que los operarios de estos últimos se
sintieran subestimados. El 14 de febrero de 1933 iniciaron un paro de labores
organizado, fecha que con el tiempo serviría para celebrar el “Día del
Telegrafista”.
A partir del 20 de agosto de
1986, Telégrafos Nacionales, dependencia de la SCT, se convirtió en un
organismo público descentralizado: Telecomm.
El telégrafo en CU
Juan Domingo González Gámez
explicó que esta sucursal surgió al erigirse Ciudad Universitaria y se ha
mantenido el número de clientes en los últimos cinco años. Si bien en algún
momento bajó su presencia, a últimas fechas se ha recuperado. “Está relacionado
con el cambio de las generaciones de estudiantes, a algunas les conviene más el
envío del dinero de sus padres a través del banco, y a otros por Telecomm”.
Como es de esperarse, 90 por
ciento de sus clientes son estudiantes y trabajadores de la Universidad, y el
resto habitantes de los alrededores. La UNAM requiere mandar telegramas para
diversos asuntos, y las principales facultades que lo hacen son las de Psicología,
Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.
Al mes acuden a la sucursal
entre 450 y 500 usuarios. Los servicios que ofrece son: transferencias de
dinero, telegramas, fax y cobro por cuenta de terceros (pago de televisión por
cable y tiempo aire).
Refirió que el número de
mensajes enviados cada mes es variable, depende de los periodos vacacionales,
intersemestrales y demás, cuando la demanda de servicios baja de forma considerable.
En ocasiones se envían 500 al mes, pero en otros sólo 10 o 15.
Hoy, subrayó Ibarra Pereyra,
es difícil cuantificar su impacto en México, porque el país ha sufrido muchos
problemas sociales. Sin embargo, en el Día del Telegrafista es bueno honrar a
esta gente, destacarle su trabajo y su aportación al progreso nacional. “A los
mexicanos nos gusta que se nos reconozca lo que hacemos. Nos sentimos bien
cuando nos dicen que hacemos una buena labor”.
Por último, para Juan Domingo González es importante
celebrar este día, siempre y cuando se genere un ambiente de equipo e identidad
para los trabajadores del ramo, concluyó.
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Noventa por
ciento de los clientes de Telecomm en Ciudad Universitaria son estudiantes y
trabajadores. Las principales facultades que mandan telegramas son las de
Psicología, Ingeniería, Arquitectura, Derecho, y Filosofía y Letras.
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Juan Domingo
González, jefe de la oficina de Telecomm en Ciudad Universitaria, afirmó que la
perspectiva del telégrafo debe centrarse en las transferencias de dinero, así
como en novedosos servicios para los usuarios.
FOTO 03
Mario Alfredo
Ibarra Pereyra, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, reiteró que aunque el
telégrafo no vive una situación de riesgo ha disminuido su campo de aplicación
y hoy se utiliza para emergencias y entretenimiento, pero en lo comercial ya no
es usual.